Sandra Ortega
La
comunicación ha jugado a lo largo de la historia un papel fundamental en el
desarrollo de la humanidad, y en la época actual mucho más al punto que podría
denominarse la era de las comunicaciones. Aunado a esto, Niño (2010), señala
que si se quiere que las relaciones humana-laborales, familiares, educativa
sean armoniosas y saludables como requisito debe existir una eficaz
comunicación. El comportamiento asertivo puede organizar la contribución del
individuo a la organización o en general a un contexto social. Sin embargo, este comportamiento puede
lograrse solamente se comprende se respetan los derechos individuales, en otras
palabras, la asertividad.
Por consiguiente, siendo la asertividad un
elemento de reciente data que se encarga de comprender las reacciones del
hombre en el trabajo, se ha querido incorporar al quehacer educativo buscando
reforzar el entendimiento entre partes comunicantes. Es decir, el punto de
partida que rige la asertividad como modelo potencial al ser instaurado en la
gerencia educacional es la Teoría de las Relaciones Humanas, por ser la primera
en servir de apoyo al sistema Administrativo para solucionar situaciones de
productividad mediante la creencia de considerar el trato del hombre en el
trabajo y obtener mayores beneficios económicos que compensarían la inversión
sostenida en las instituciones.
En la actualidad y desde tiempos
remotos la comunicación ha sido fundamental, ya que gracias con el devenir y el
intercambio de experiencias de una generación a otra ha sido posible
asimilarlas y continuarla. A tal efecto, Pacheco Rodríguez y Zoa (2012) señalan
“la comunicación es indispensable para lograr la necesidad de coordinación de
esfuerzo a fin de alcanzar, los objetivos perseguidos por una organización”.
(p.8) De allí la importancia de destacar que cada persona es diferente y que
esas diferencias correspondan con el producto de diversas culturas y ambiente
familiar.
En este orden de
ideas, las personas deben estar preparadas para manejar inteligentemente los
conflictos propios de las relaciones interpersonales. Precisamente, éstos surgen, debido a que los
individuos poseen creencias, sentimientos y deseos convergentes, que pudieran
en algún momento representar barreras en el proceso de comunicación. Tales
situaciones de tensión pueden prevenirse por medio de un comportamiento
asertivo. Alfonso (2010) por su parte
ratifica esta idea al manifestar:
La
asertividad se basa en valores humanos que sólo pueden ser beneficiosos para la
comunicación interpersonal. Una vez que
las personas comprenden realmente las metas, derechos y comportamientos
asertivos, aprecian con prontitud su valor en promover el desarrollo de conceptos
saludables de la autoestima y la habilidad interpersonal efectiva. (p.8) Cabe
señalar que en un clima adecuado, los individuos pueden lograr sus derechos sin
perjudicar a otros ir en contra de los derechos de los demás. La actuación y comunicación asertiva ayuda a
que las personas controlen su comportamiento (siendo menos temerosas y más
expresivas sin llegar a la agresividad y hostilidad). Es por ello, que al aplicarse correctamente,
la asertividad establece un balance de poder entre individuos en conflicto, de
manera que cada uno obtenga provecho de la interrelación. En consecuencia, el propósito no es someterse
a otros, sino más bien asegurar la satisfacción mutua en la resolución de
conflictos.
Por
lo tanto, la meta principal de la asertividad consiste en mejorar el auto
imagen y aumentar la asertividad de situaciones sociales y profesionales. El
comportamiento asertivo puede organizar la contribución del individuo a la
organización o en general a un contexto social.
Sin embargo, este comportamiento puede lograrse solamente se comprende
se respetan los derechos individuales, en otras palabras, la asertividad
implica respeto. Es decir, el hecho de
ser asertivo representa el auto-control y requiere de una expresión franca y
honesta que facilita la investigación y comunicación con el medio donde se
desenvuelve. A este particular, Beverly Hare (2000) asevera que: “Como
estrategia y estilo de comunicación la asertividad se diferencia y se sitúa en
un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la
pasividad (o no-asertividad)”. (p.48)
Consecuentemente
con las ideas precedentes, autores como
Yagosesky, (2010), escritor y
orientador de la conducta, expresa en relación al tema que la asertividad puede
ser vista como una forma de expresión consciente, congruente, clara directa y
equilibrada:
Una categoría de comunicación
compleja vinculada con el alta autoestima y que puede aprenderse como parte de
un proceso amplio de desarrollo emocional.
Una forma de expresión consciente, congruente, clara directa y equilibrada,
cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros
legítimos derechos sin la intención de herir, emocionalidad limitante típica de
la ansiedad, la culpa o la rabia.(p.51)
Cabe
señalar que en un clima adecuado, los individuos pueden lograr sus derechos sin
perjudicar a otros ir en contra de los derechos de los demás. La actuación y comunicación asertiva ayuda a
que las personas controlen su comportamiento (siendo menos temerosas y más
expresivas sin llegar a la agresividad y hostilidad). Es por ello, que al aplicarse correctamente,
la asertividad establece un balance de poder entre individuos en conflicto, de
manera que cada uno obtenga provecho de la interrelación. En consecuencia, el propósito no es someterse
a otros, sino más bien asegurar la satisfacción mutua en la resolución de
conflictos.
Por
lo tanto, la meta principal de la asertividad consiste en mejorar el auto
imagen y aumentar la asertividad de situaciones sociales y profesionales. El
comportamiento asertivo puede organizar la contribución del individuo a la
organización o en general a un contexto social.
Sin embargo, este comportamiento puede lograrse solamente se comprende
se respetan los derechos individuales, en otras palabras, la asertividad
implica respeto. Es decir, el hecho de
ser asertivo representa el auto-control y requiere de una expresión franca y
honesta que facilita la investigación y comunicación con el medio donde se
desenvuelve. A este particular, Beverly Hare (2000) asevera que: “Como
estrategia y estilo de comunicación la asertividad se diferencia y se sitúa en
un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la
pasividad (o no-asertividad)”. (p.48)
Consecuentemente
con las ideas precedentes, autores como
Yagosesky, (2010), escritor y
orientador de la conducta, expresa en relación al tema que la asertividad puede
ser vista como una forma de expresión consciente, congruente, clara directa y
equilibrada:
Una categoría de comunicación
compleja vinculada con el alta autoestima y que puede aprenderse como parte de
un proceso amplio de desarrollo emocional.
Una forma de expresión consciente, congruente, clara directa y
equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o
defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir, actuando desde
un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante
típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.(p.51)
Por
otra parte, el autor plantea, que la
asertividad es necesaria y conveniente a causa de los beneficios que genera.
Ahora bien, es normal encontrar constantemente dilemas diversos de
comunicación, en la asertividad y las
relaciones personales en nuestra vida, siendo la asertividad un elemento de
reciente data que se encarga de comprender las reacciones del hombre en el
trabajo, se ha querido incorporar al quehacer educativo buscando reforzar el
entendimiento entre partes comunicantes.
En consecuencia, el contexto de la
educación y la comunicación para que existan relaciones afectivas tiene que
haber transparencia; no obstante se observa la poca practica de valores, sobre
todo el respecto, si se toma en cuenta como una actitud, una manera de ser y
vivir que hace que el individuo solidario que fomenta la acogida, la estima de
forma generosa y sincera; contribuyendo así, a integrarse mejor con los demás
dando como resultado una fusión enriquecedora y comunicativa. Es decir, la
unidad y la cooperación son necesarias para el progreso, si se toma en cuenta
que estos son valores fundamentales que
pueden conducir al país a la prosperidad.
De allí que en este siglo se debe reflexionar sobre la
importancia del lenguaje, de escucharse, de comunicarse para asumir realmente
una actitud de compromiso ante lo que hace diariamente en su ardua labor de
formador de seres humanos que piensan, sienten y actúan en un mundo globalizado
donde lo más importante es formar un ser humano autentico, un sujeto que frente
al conocimiento se haga sabio, porque sabe discernir a través del lenguaje.
En este sentido, lo que respecta al
campo profesional, lugar que debería dar satisfacción a las personas, donde se
podría desarrollar su capacidad creativa, en el que pudiera aprender tanto,
lugar en el que pasa gran parte de su vida; en ese lugar regularmente muchas
personas no consiguen estar a gusto, relajarse ser él/ella misma, compartir con
las personas con quienes puede intercambiar, crecer, dar. Por el contrario, con
frecuencia se piensa en trabajar mucho, convertirse en personas competitivas
envidiado o siendo envidiado y se va acumulando angustias, estrés y como consecuencia vienen las enfermedades.
En la actualidad existen muchos problemas en las organizaciones y algunos de ellos por no decir la mayoría,
se debe a la falta de comunicación.
De igual manera, en el proceso de la
comunicación que es la base de las relaciones interpersonales, en las
organizaciones educativas también se presentan interferencias en la
comunicación que limitan el acceso a la relación interpersonal. De allí que se
consideran como posible causas el manejo deficiente de un lenguaje asertivo,
uso de estrategias de control y poder, el desconocimiento de la importancia de
la comunicación efectiva en la vida que
generan actitudes desfavorables en los niveles de comunicación; así como de la
importancia de la comunicación interna y externa para el desarrollo personal
profesional.
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