miércoles, 16 de marzo de 2011

Coaching y Educacion Experiencial

El Coaching y la Educación Experiencial son herramientas de aplicación en diversas esferas de la vida humana, que hasta ahora parecen estar naturalmente en un mismo contexto, pero que definitivamente su articulación no se ha desarrollado de forma específica. Es decir, se han utilizado como instrumentos educativos que complementan uno la acción del otro, pero que a mi juicio, no se ha concretado una fusión íntima que opere en la dirección que les permita convertirse en una esencialidad que puede ser intensamente más exitosa. No sólo porque sus componentes individuales ya son motivo de triunfo en su
dimensión individual, sino que existen certeros núcleos de su accionar que articulan temática y actitudinalmente, que hacen a las dos disciplinas viables de conectarse más allá de una visión complementaria.
Para transitar esta apreciación de simbiosis emitida como premisa básica de este artículo, habría que comenzar por expresar que su acercamiento más vital se encuentra en sus métodos de intervención; que en el
caso de ambas disciplinas en lo técnico, refiere a un contexto de participación “voluntaria”. Este aspecto describe un contexto de mucha importancia en el campo del aporte ulterior que se quiera dar tanto al Coaching como instrumento de acompañamiento individual, de procesos, organizacional, de equipos, es decir de la innumerable variedad de modalidades de uso que éste posee y ejerce; como a la Educación Experiencial, que en el plano de la participación transita por los caminos del principio que las personas aprenden mejor cuando entran en contacto directo e “intencional” con sus propias experiencias y vivencias, es un aprendizaje “haciendo” que reflexiona sobre el mismo “hacer”. Aquí puede verse esa primera superposición disciplinar que se expresa en esa voluntariedad e intencionalidad con la cual se abordan sus procesos de intervención.