Mariany Ledezma
Romer Molina
Danela Pelucarte
Juan Lara
Romer Molina
Danela Pelucarte
Juan Lara
LA ESCUCHA ACTIVA, una
fascinante herramienta que nos invita a poner en acción todos nuestros sentidos
con la finalidad de poder captar completamente y comprender adecuadamente el
mensaje que se nos transmite, dando como resultado una verdadera comunicación efectiva.
Desde nuestros
primeros años de vida nos están invitando a escuchar para poder comunicarnos
adecuadamente, a través de las normas del buen hablante y buen oyente, pero jamás nos explicaron que
la intención constaba de darle valor
justo, de respetar y escuchar las
ideas de las otras personas, con la finalidad de poder analizar, entender y reconocer las ideas del comunicador, es muy
común conseguirnos personas arrolladoras que no escuchan y al parecer su
opinión es la que tiene peso sin importar la del prójimo, a parte que de lo
egoísta y falta de respeto que resulta, pierde la verdadera esencia de la comunicación, limitándola a su pequeño
círculo de vida, restringiendo el abanico de opciones que pueden obtenerse de
este maravilloso planeta. El escuchar nos
permite establecer una relación, un canal de
confianza, nos permite ver sin límites las opciones que se nos
presentan.
Actualmente la
escucha activa se ha convertido en la mano derecha de muchos profesionales,
como coach, psicólogos, vendedores, médicos, terapeutas, gerentes, etc., en
donde cada uno de ellos a través de esta valiosa herramienta tiene la capacidad de descubrir eficazmente
las oportunidades o posibles soluciones que se presentan día a día y
encaminarse hacia el verdadero camino del éxito.
Para lograr ESCUCHAR
ACTIVAMENTE, es indispensable
aprender a vivir en el aquí y en el ahora, de instante en instante, para poder
afinar los sentidos, durante la existencia surgen cuantiosas oportunidades que
solo pueden ser tomadas por aquel que vive en el presente, la vida se compone
de detalles.
De este modo se debe tener
en cuenta que hay que vivir en plena atención, en una constante y continua
auto-observación de nosotros mismos, hacernos conscientes de lo que pensamos,
sentimos y el cómo actuamos; hay que dejar de soñar con los eventos del pasado
y con un futuro incierto, es necesario dejar de
vivir fascinados con todas las tareas que la vida coloca para aprender
(comúnmente llamados problemas).
Muchos accidentes
ocasionados por factores humanos ocurren por una ceguera psicológica del
individuo, debido a la falta de atención en lo que hace. “Órgano que no se usa
se atrofia”, los sentidos deben ser ejercitados a través de una vida plenamente
vivida: a la hora de comer, que sea únicamente a comer, saborear los alimentos;
al bañarse, sentir el agua; al hacer cualquier actividad, disfrutar de la
misma; pero sin meter de por medio la mente.
Todo es cuestión de tener
una percepción perenne del presente que se vive de segundo a segundo, la forma
más elevada de pensar es no pensar. Ejemplo: una persona que va caminando por la
calle y no oye el saludo de un amigo que le pasa a su lado, porque en ese
momento preciso se decía en la mente: por
la tarde pagaré el seguro, mañana viene el contador…
Uno de los aspectos más
importantes en la escucha activa, podemos considerar el tener un silencio
completo (verbal y mental) y estar realmente en el momento presente cuando
nuestro interlocutor nos habla. Vivir en el presente mientras la persona nos
habla no solo es muestra de una buena educación y respeto. Sino que nos
garantiza un mecanismo eficiente para poder conectarnos en lo que nos dice
nuestro interlocutor, ya que así nos permitirá conectarnos no solo con sus
palabras, sino sus sentimientos, preocupaciones, deseos por ser escuchado.
Existe una definición de
estar en el momento presente, sin embargo llevarlo a la práctica resulta un
tema complejo; ya que en muchas ocasiones nuestra mente está generando ideas,
prejuicios, conclusiones, en fin una serie de razonamientos de lo que nuestro
interlocutor dice.
En muchos casos
nuestra mente puede estar divagando con acontecimientos del pasado o eventos
del futuro, no permitiéndonos contemplar el arte maravilloso de escuchar y así
aprovechar cada palabra, expresión no verbal, gestos que este nos manifieste y
así movernos en “su mapa”, el porque está allí y de qué manera seguir avanzando
positivamente en el acompañamiento.
Para poder ESCUCHAR
ACTIVAMENTE, es preciso poner
alerta todos nuestros sentidos, con nuestro interlocutor, con la finalidad de
no solo escuchar el mensaje verbal, sino el no verbal, el cual también tiene
mucho contenido de importancia.
Es muy importante
estar conscientes de muchos de los errores que cometemos cuando estamos
escuchando por ejemplo:
·
No prestar atención al tono de voz, El tono de voz en un elemento que aporta un gran
contenido al mensaje, ya que nos va proporcionar información muy valiosa sobre
las emociones que está teniendo la persona cuando habla.
· Meterse en la conversación de la otra persona, uniendo
lo que dice el interlocutor con algo que nos ha pasado, o nos pasa a nosotros
en nuestra vida. Con el “yo…” o “a mí…”. O terminando de decir
las frases que el interlocutor está transmitiendo.
· Las posturas incorrectas a la hora de escuchar, una buena
gestión postural implica mirar a los ojos, asentir con frecuencia, sonreír de
vez en cuando al hablar y cuando nos hablan….
· Distracciones con elementos del entorno, una
buena escucha activa implica la continuidad con el tema de nuestro interlocutor
y con la mirada centrada en él.
· Realizar respuestas cortas o cortantes, es contrario
a la escucha activa. significaría meternos en la conversación de forma brusca
incluso a veces, interrumpiendo al interlocutor, adelantándonos a lo que va a
decir. Así como realizar preguntas
cerradas que impiden que nuestro interlocutor desarrolle sus ideas.
·
Los cambios bruscos de temas, Desviar repentinamente de tema para comenzar con
otro que no tiene nada que ver.
· Prejuzgar el mensaje
de nuestro interlocutor, Interpretar
su comunicado desde nuestro punto de vista, en vez de hacerlo desde su
punto de vista. Dirigir la
conversación hacia nuestros intereses, en vez de dejar que nuestro
interlocutor nos revele sus pensamientos.
· Pensar qué vamos a decir cuando nos toque hablar, en vez de concentrarnos en el discurso de nuestro
interlocutor.
· Reaccionar ante lo
que creemos que son ataques emocionales por parte de nuestro interlocutor, tomando a lo personal lo que nos dicen.
·
Realizar una escucha selectiva, prestando atención sólo a las partes del mensaje
que nos resultan interesantes.
·
Sermonear, mandar o reprochar a nuestro
interlocutor.
· Dar lecciones o aconsejar, aludiendo a nuestra experiencia para indicar lo
que es bueno o malo.
·
Desaprobar, cuestionar o quitar la
razón al otro.
·
Ironizar sobre el tema planteado.
·
Subestimar el
mensaje que nos están transmitiendo.
·
Quitar importancia, a los sentimientos de la otra persona con
expresiones como “no te preocupes por esa tontería”, “no te pongas así”, etc.
·
Contar “nuestra anécdota” cuando
el otro está aún hablando.
· Caer en
el “síndrome del experto”, saber lo que debemos contestar cuando la otra
persona no ha comenzado a hablar.
La
práctica de ESCUCHA ACTIVA, se lleva a cabo a través de la OBSERVACIÓN, estando atentos a todo lo
que nos emite nuestro interlocutor, gestos, sentimientos que expresa señales
que nos indicaran cuando podemos tomar la palabra, de esta manera logramos
obtener la mayor información posible que nos den un clara visión sobre lo que
él quiere decir y a través de la EXPRESIÓN,
nuestro interlocutor debe captar por nuestra actitud que le estamos
prestando atención. Es importante mantener el contacto visual y asentir con
movimientos de cabeza. También debemos acompañar nuestros gestos con
expresiones verbales: “claro, entiendo”, “ya veo”, “ah-ah”…
Existen
varios elementos que podemos utilizar para demostrarle a nuestro hablante que
realmente lo estamos escuchando como: Mirarlo a los ojos, acercarnos físicamente, tener una postura
atenta, expresiones faciales demuestren atención (“interés”), movimientos de
cabeza y/o manos en sintonía con el mensaje que nos trasmiten, reflejar en nuestro
rostro la emoción del otro, verbalmente: Emitiendo
palabras que demuestren nuestra atención y que estamos escuchando y entendiendo
el mensaje, haciendo preguntas, repitiendo ocasionalmente los aspectos más
destacados, recapitulando/resumiendo lo dicho.
Guiándonos en el correcto auto-conocimiento el estar
atento con los cincos sentidos LA
ESCUCHA ACTIVA, es una de las herramientas indispensable del coaching, para
estar en la capacidad de ayudar en el proceso de cambio al coachado.
Recordando en primer caso que la función del coach
es la labor de dar acompañamiento a su coachado para que transite el camino de
su situación presente a la situación deseada y esto solo se
alcanzará si realmente identificamos su estado actual.
Según la siguiente cita de Jean de la Bruyere: “Es una enorme desgracia no tener
talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca.”
Nos muestra como escuchar resulta un arte que no todos estemos dispuesto a
seguir. Una vez identificado el estado actual de nuestro coachado, podremos
establecer la conexión y centrarnos en lo que desea y como conseguirlo.
Partiendo de lo que él nos comunique podremos
identificar cuál es su sistema de creencias limitantes, para a partir de allí
realizar preguntas poderosas y este pueda darse cuenta de los cambios que debe
realizar y las acciones a tomar. Ya que la acción es lo único que le permitirá
alcanzar sus objetivos.
Tener en cuenta que en cada sección del coaching
tendremos en frente de nosotros la misma persona con circunstancias diferentes
(por eso siempre tener en cuenta que puede atrasarse, permanecer o evolucionar
en el proceso), y esto lo sabremos solo si escuchamos activamente sin “suponer”
que él ha evolucionado. Sus gestos más allá de las palabras nos servirán de
indicadores de cómo él/ella se expresa y que realmente nos quiere decir, por
ejemplo si sus palabras nos indican “estoy muy bien en el área familiar” y sus
expresiones son de tristeza (parpados superior caído, perdida de enfoque,
extremos de labios caen ligeramente, entre otros) son quizás algunos
indicadores más fuertes que sus palabras.
Al ESCUCHAR
ACTIVAMENTE, logramos un verdadero clima de confianza para que los
demás puedan ser sinceros con nosotros, la persona que habla se siente
respetada y valorada, como también logramos el respeto hacia nosotros mismos,
se logra tener efectos tranquilizantes y se facilita que se eliminen tensiones
favoreciendo así una relación positiva con el interlocutor, llegando al fondo
del problema y encaminándonos hacia el éxito. La ESCUCHA
ACTIVA, debería ser más que una herramienta utilizada por profesionales
para entender a los demás y encontrar soluciones a dificultades, debería formar
parte del día a día de nuestras vidas, así como respirar, caminar, hablar, oír,
si nos escucháramos más, tendríamos un mundo más respetado con menos problemas,
mas valores y personas más FELICES.