Magdalena Aponte
En más de 20 años de experiencia como consultor de
selección de personal he practicado varias técnicas de entrevistas, todas
orientadas a explorar experiencias pasadas para intentar predecir
comportamiento futuro.
Estas preguntas han sido diseñadas para medir la
adecuación puesto-persona. El modelo de preguntas más usadas son las preguntas
cerradas, donde el candidato se ve obligado a responder de una forma
determinada y preguntas abiertas cuyas respuestas se ven altamente
influenciadas por comentarios del entrevistador o simplemente sesgadas por un
sinfín de pre-juicios o juicios que se
nos vienen a la mente ante el relato de la persona entrevistada limitando por
completo la escucha profunda.
Es muy común, sobre todo en los entrevistadores
noveles que se vean tentados a preguntar e inmediatamente inducir respuestas
que van orientadas a satisfacer el perfil para el cual están haciendo el
proceso de selección. En la mayoría de los
casos el entrevistado capta el mensaje y se adecua de inmediato conduciéndose
en la entrevista de una manera tal que responda exactamente o que el
entrevistador desea escuchar. En este
tipo de conversaciones es muy poca la información productiva que se puede
extraer.
Los juicios llegan a nuestra mente como señales de
alerta en las que damos forma a las respuestas del interlocutor de acuerdo a
nuestras propias vivencias, perdiendo toda conexión con la realidad del
individuo que tenemos al frente.
Uno de los grandes aportes que el coaching ofrece a
otras disciplinas como por ejemplo la selección de personal es la formulación de preguntas
poderosas. Es importante dejar muy claro
que estas preguntas poderosas en un proceso de entrevista de selección no puede
en ningún momento servir de instrumento para manipular el resultado del proceso
de entrevista, pero si apoyar en uno de los aspectos que se ha convertido en
una de las grandes trabas o que genera mayor pérdida de tiempo, como lo es,
conocer con exactitud cuál es el objetivo del entrevistado, que busca en un
nuevo empleo, que expectativa debe quedar cubierta para que al final del
proceso acepte sin dudar el nuevo empleo. Para lograrlo es necesario que el
entrevistador mantenga sus expectativas y sus emociones bajo absoluto control,
para evitar realizar proyecciones subjetivas y formular preguntas que permitan
al entrevistado definir lo que desea para su evolución personal y
profesional.
Es común para un entrevistador encontrase frente a
candidatos que asisten a una entrevista sin tener los objetivos definidos. Cuando el entrevistador no logra que el
candidato defina claramente sus expectativas y comente el error de no
profundizar a través de un buen rapport que le genere la conexión adecuada que
le permita al candidato vislumbrar su camino sin que intervengan las creencias
limitantes del entrevistador, entra en un proceso cargado de sorpresas que van
surgiendo a medida que avanza el proceso de selección y que sin duda alguna
ocasiona pérdida de tiempo y hasta de dinero.
Actualmente un proceso de selección tiene un costo
directo altamente representativo, es por ello que dejar un espacio para
acompañar tanto a la empresa como al candidato idóneo en la definición de sus
objetivos para luego superponerlos y establecer las brechas que faciliten el éxito
de la vinculación laboral es un gran avance.
Son muchos los candidatos que acuden a una
entrevista de empleo porque evidentemente consideran que poseen tanto las
competencias técnicas como las personales para ser exitosos en esa posición,
otros porque les parece interesante la organización o la oferta salarial, otros
tanto buscan estatus, reconocimiento, oportunidades de desarrollo, pero también
es cierto que detrás de ese interés mostrado existen datos que son importantes
conocer y que son vitales para tomar una decisión adecuada.
Un proceso de selección inicia en la oportunidad que
se genera lo que denominamos cargo vacante.
A partir de allí resumimos los pasos a seguir hasta obtener el candidato
idóneo:
1.
Se
genera la Vacante u oferta laboral.
2.
Se
define el perfil del cargo previa revisión de la descripción del cargo y
entrevista con el supervisor directo o representante de recursos humanos para
conocer el entorno, retos y otras cualidades que no siempre están claras en los
documentos existentes.
3.
Se
procede a publicar en diferentes redes sociales, páginas webs, redes de
contacto y en algunos casos hasta en medios de comunicación.
4.
Se
preselecciona a través de entrevista telefónica.
5.
Se
realiza entrevista de selección por competencias.
6.
Se
aplica evaluaciones psicológicas y/o de conocimiento.
7.
Se
chequea referencias laborales.
8.
En
muchos casos se realiza sondeo social.
9.
Se
aplica evaluación médica pre-empleo.
10. Se presenta oferta salarial.
Para dar cumplimiento a cada uno de estos pasos se
invierte tiempo y recursos económicos importantes, y aunque parece que todo
está cubierto, en la actualidad un alto porcentaje de los candidatos abandonan
justo o posterior al paso 10 o peor aún abandonan luego de pocas semanas en el
nuevo empleo.
Es necesario evolucionar en materia de selección ya
que es vital definir no solo que el candidato se adecue al puesto ofertado sino
que la empresa reúna las cualidades necesarias para que el candidato cumpla su
misión de vida. En otras palabras hacer
match entre el objetivo de la empresa y el objetivo del candidato.
En tal sentido se plantea propiciar una sesión de
coaching con la empresa cliente para definir el objetivo que persigue con la
contratación, procurando que afloren las creencias limitadoras y permitiendo
que surjan las positivas para que se mantengan abiertos a la contratación de
nuevos talentos que no necesariamente son los mejores del mercado, sino los que
más se adecuen a su modelo de competencias.
Por otro lado a través de coaching es posible
acompañar al candidato a conciliar su vida personal con lo laboral y tomar la
decisión adecuado en cuanto a la aceptación del nuevo empleo para que sea una
relación altamente productiva para ambos.
Es importante destacar que para un consultor de
selección es preferible una retirada a tiempo que una decisión que perjudique
notablemente tanto a la empresa como al candidato. Sobre todo cuando la
decisión involucra riesgos para el candidato como por ejemplo, renunciar a la estabilidad de un empleo
actual, ubicación geográfica, abandonar lo conocido, etc. y riesgos para la
empresa tales como; incremento en los costos de selección pérdida de tiempo en
la inducción y entrenamiento del nuevo empleado, incremento de la rotación o
peor aún la contratación de un individuo supresivo o que no contribuya con el
mejoramiento continuo de la organización.
Es mucho el camino por recorrer en cuanto a la
práctica del coaching en el proceso de selección de personal, sobre todo porque
es vital establecer exactamente en qué fase del proceso aplicarlo sin que se
desvirtúe la esencia de la entrevista de selección.
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