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viernes, 24 de marzo de 2017

Mi Burbuja Personal

María Luisa Amengual N.

El siguiente esquema no es más que un mapa mental que he aprendido a elaborar a través de mis hijos y del cual me he servido como herramienta mental y  visual para comprender y ubicar mi situación personal para sobrevivir en esta dura realidad de la cual formo parte como venezolana.

El esquema no es más que un mapa mental que he aprendido a elaborar a través de mis hijos y del cual me he servido como herramienta mental y  visual para comprender y ubicar mi situación personal para sobrevivir en esta dura realidad de la cual formo parte como venezolana.

Lo he denominado “Diagrama de la situación personal de un venezolano que vive inteligentemente en Venezuela”. En el mismo he querido graficar como un venezolano que reside en Venezuela, debería ver la situación-país a través de sí mismo para poder encarar la fuerte crisis por la cual estamos atravesando.

Es como un tablero de juego, en el cual YO soy la ficha principal rodeada de elementos adversos externos que hacen las veces de mis agresores  y elementos internos favorables que son como una especie de comodines. A continuación explico a groso modo sus partes:
La "carita feliz" central soy YO que estoy rodeada de todos los factores que me proporcionan esa felicidad: Mi hogar, conformado por mi esposo e hijos; mi  entorno familiar: padres, hermanos, tíos, primos, etc.; mis amigos; mi casa, mi carro, mi trabajo, mi situación económica, mis momentos de esparcimiento: viajes, paseos, reuniones, mis hábitos, creencias y costumbres. A ese primer círculo que encierra todo eso, lo he denominado ¨MI BURBUJA PERSONAL” o lo que es lo mismo: “MI ZONA O ESPACIO DE CONFORT”.

Todos absolutamente todos los factores que componen mi burbuja los manejo y controlo YO, es decir, que depende de mí que ellos me proporcionen bienestar y felicidad, o lo que es lo mismo, todos aquellos factores que yo permita o desee que estén dentro de lo que denominaré en adelante como “Mi Zona”.

Luego, afuera de Mi Zona, en el segundo círculo, se encuentran todos los factores extrínsecos, o sea, fuera de mi alcance, los que no puedo manejar ni dominar, a los cuales he llamado “Variables que no dependen de mi o ZONA DE ESTRÉS”, en las que se encuentran las situaciones y emociones a las que me expongo cuando salgo de mi querida burbuja: manejar, hacer mercado, ir al colegio de mis hijos, ir al médico, montarme en un autobús, ir a la farmacia, tropezarme con algún pesimista, etc.

Es importante aclarar que como en la Zona de Confort, solo deben existir los factores que me hagan ser feliz, por supuesto que esta zona es muy particular, o dicho de otra manera, de cada quien; por lo que si en otro caso  los factores que conforman mi zona de confort son diferentes en otras personas, es válido intercambiarlos y  llevarlos a la zona de estrés, por su puesto que si; lo que no puede suceder bajo ninguna razón es que alguno de los factores de la zona estrés estén dentro de mi zona de confort, esto evidentemente sería por demás algo ilógico. 

Visualizar mi vida a través de este esquema me ha hecho entender que mientras más esté yo fuera de mi burbuja, más me alejo de mi bienestar, por lo tanto como tengo que salir obligatoriamente de ella para poder comer, ir al trabajo, al médico, adquirir alguna medicina o realizar cualquier actividad  externa, lo debo hacer mediante “toques”,  entrar y salir, es decir que debo regresar rápidamente a mi burbuja, en la cual me desintoxico, me relajo, me nivelo, me “reseteo”  y me recargo.

De tal modo que si paso mucho tiempo en contacto con los factores que conforman la zona de estrés, corro el inminente riesgo de quedar atrapado en ella y en consecuencia no podré regresar a Mi Zona, o sería muy difícil ese regreso.

Por ejemplo, conversar con un pesimista largo rato, es un gran riesgo que no debemos correr jamás, porque son como una peste: muy contagiosos! Están por todos lados  repletos de miedo, de angustia y desesperanza, quejándose y hablando de la crisis y de como irse sin tener como ni con que,  y lo peor : se auto denominan “realistas”, y en el estricto sentido de la palabra, sí lo son en verdad, porque su situación personal depende básicamente de sus creencias y convicciones negativas, las cuales lógicamente conforman su “negra realidad” o su infeliz vida, lo cual se convierte en un ciclo del que no pueden o quieren salir porque corren el riesgo de vivir felices y en paz y eso para ellos no tendría ningún sentido porque precisamente perderían su capacidad de ser realistas.

Si todos comprendiéramos que proveernos de una zona de confort o burbuja personal es el mejor método, plan o estrategia de la que podemos disponer para superar la situación-país que vivimos en Venezuela; si todos valoráramos realmente los activos de nuestra vida, los pequeños detalles que nos hacen sonreír y que parecen insignificantes antes los múltiples problemas, conflictos y demás situaciones desagradables e indeseables, resultaría mucho más fácil sortear los problemas y vivir placenteramente.

Debo decir para concluir que esa burbuja o zona de confort en definitiva, soy YO misma, o sea que es portátil, no se circunscribe a un espacio físico, simplemente la llevo conmigo a donde quiera que voy, son mis convicciones, pensamientos, paradigmas  y sueños, es decir,  la percepción muy personal de lo que llamo Mi Vida y la manera como quiero vivirla. Así de simple. 

sábado, 9 de marzo de 2013


HABLAR Y ESCUCHAR ACTIVAMENTE: BINOMIO INDIVISIBLE EN LA COMUNICACIÓN EFECTIVA

Dr. Francisco Valdivieso Arcay

INTRODUCCIÓN
Luego de examinar varias fuentes bibliográficas logré puntualizar que la definición de comunicación denominada “efectiva” es aquella, que a planteada a partir de certeras destrezas y mecanismos previamente delimitados, permite alcanzar el propósito de lo que se quiere transmitir en una primera instancia, o recibir como producto de una emisión comunicacional. Eso implica reflexionar con precisión, que dentro de la comunicación efectiva, el emisor y el receptor requieren manejar una codificación que resulte exitosa para el mensaje que se intercambia. Es decir, que uno y otro entienden el mensaje transmitido.
En aras de mejorar el proceso comunicativo se inventó el idioma, pero la ciencia de la comunicación comprendió prontamente, que no era suficiente para que la misma fuera eficiente.  De la misma forma, se fue comprendiendo que a la par de las emisiones orales, había un sinnúmero de otros signos (las señas y los gestos) que eran, no sólo útiles como complementos que contribuyen a la mejor comprensión de los mensajes que se quieren transmitir, sino que en ocasiones son la mejor o única vía de activar certeramente el proceso de real comunicación.
Lo que es innegable es que los seres humanos estamos sumergidos permanentemente en situaciones de comunicación, cualquiera sea nuestra dimensión humana o laboral, nos movemos entre palabras y significados a veces sin ser conscientes de la dinámica subyacente.
A través de la palabra pensamos, nos comunicamos, reflexionamos, nos expresamos, opinamos, nos peleamos e incluso, y aunque parezca un contrasentido, nos separamos de lo que verdaderamente nos interesa.
Por esta razón, es indispensable concebir que según sea la calidad y la eficiencia de la comunicación que mantengamos con una persona, dentro de un grupo o en una empresa,  así mismo será la característica de la relación que alcanzaremos. De hecho, si nos detenemos a pensarlo en profundidad, todas las personas que consiguen un éxito sólido y un respeto duradero se caracterizan por ser excelentes comunicadores o más precisamente, saben comunicar de manera efectiva sus ideas, propósitos y emociones.
Así entonces, podemos comprender que las comunicaciones que mantenemos en nuestra vida cotidiana determinan las relaciones en general. Lo que hablamos y también lo que escuchamos, determinan el mundo de las acciones en el que estamos inmersos. Por ello la capacitación para generar un desarrollo de comunicaciones eficientes nos pueden llevar a una vida mayor certidumbre y bienestar.
Hablar y Escuchar Activamente:
Binomio indivisible en la comunicación efectiva
Si quisiéramos definir en su sentido más original, diríamos que la comunicación es el intercambio de ideas, pensamientos y sentimientos entre dos o más personas. Es un proceso bilateral, un circuito en el cual interactúan y se interrelacionan dos o más personas a través de un conjunto de signos o símbolos convencionales, por ambos conocidos. Esta definición implica la necesidad de establecer una distinción entre dos términos que usualmente utilizamos como sinónimos, pero que no lo son, pues su significado es muy distinto, estos términos son: información y comunicación.
Desde esta óptica, es importante puntualizar que Informar, es transmitir ideas en un sólo sentido, es decir, de manera unilateral. El emisor transmite un mensaje al receptor, sin esperar reacción o respuesta. Por su parte, Comunicar es un proceso mediante el cual dos o más personas se ponen en contacto, intercambiando ideas, de una manera bilateral. El emisor transmite el mensaje al receptor y recibe su respuesta, en un intercambio permanente de roles, cada uno adopta el papel de emisor cuando se expresa y el de receptor cuando recibe la respuesta de su interlocutor.
Esta consideración es importante para poder determinar las valoraciones que permitan establecer premisas sobre las cuales estimar criterios para una “comunicación efectiva”. En la medida en que comprendamos que la comunicación es una doble vía, por la que se circula en ambas direcciones, que es una danza entre el “hablar” y el “escuchar”, y que este ir y venir hay que precisarlo en términos de técnicas que los hagan cada vez más eficaces, es lo que implica la existencia de una transferencia resultante entre dos  o más personas que puede determinar si sostenemos un contacto de naturaleza informativa, o si por el contrario mantenemos un contacto de características comunicativas. Esa manera de entrar en contacto con los demás, con una intencionalidad definida y aprovisionándola con herramientas que permitan una efectividad a su más alto grado de fortaleza es lo que se proponen instrumentos conceptuales superiores como los que propone el Modelo de Programación Neurolingüística.
Es justamente a través de las herramientas que nos proporciona la Neurolingüística bien concebida que podemos hacer de la comunicación una vía cierta para que conozcamos a las demás personas a cabalidad, comprender sus ideas, valorar sus sentimientos, sus valores, enfocar los hechos y pensamientos que le rodean. La comunicación es ese vínculo de significados entre los seres humanos, que les permite comprenderse y compartir lo que son, lo que sienten y lo que saben. Al utilizar ese puente existe un acercamiento que permite a la gente superar cualquier cosa que los separe. A mi juicio, eso es darle a la comunicación una cualidad como “efectiva”
Cuando la comunicación es efectiva, existe mayor probabilidad de que se logren procesos como la calidad y la productividad, en virtud que, una buena comunicación tiende a estimular el buen desempeño y a la par promueve la satisfacción de quienes lo logran.
La bibliografía, reporta con cierta consistencia que las técnica sobre las que giran la comunicación eficiente se refieren esencialmente a un contextos que pudieran citarse como principio básico para lograr una correcta y efectiva comunicación. A primera vista surge como muy elemental y sencilla en su uso, pero pareciera que a menudo nos olvidamos de ella. La estrategia que hay que tener siempre en consideración, y además emplear con precisión y consistencia es la escucha activa.

La escucha activa es tal vez el principio más trascendente y difícil de todo el proceso comunicativo es el “saber escuchar”. La falla de comunicación más usual que se comete es no saber escuchar a los demás. Esto ocurre porque se está más pendiente o concentrado de las propias expresiones, y en esa necesidad propia por participar, se pierde la visión y la esencia fundamental de la comunicación que es la bilateralidad, es decir, compartir con los demás. Además parece existir una errónea creencia de que se puede escuchar de forma involuntaria. Cuando no se tiene plena consciencia de este error, el escuchar va a requerir un esfuerzo superior al que se hace para hablar, así como también del que se despliega al escuchar sin interpretar lo que se oye.
En el plano más escueto, la escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla, entonces, ¿Cuál es la diferencia entre el oír y el escuchar? Pues las grandes diferencias pudieran radicar en que “oír” es sencillamente distinguir o percibir las vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. En ese contexto, la escucha que propende o es factor de la comunicación  efectiva tiene que ser necesariamente “activa”. Esta, se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que el interlocutor está expresando directamente, sino que tenderá también a interpretar los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen en lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
Esta particularidad que hay que imprimirle a la escucha para que sea verdaderamente activa, requiere además, movilizar algunos elementos que faciliten su puesta en marcha. Entre los más específicos tenemos:
·         La disposición psicológica, que se entiende como la habilidad para prepararse interiormente para escuchar.
·         Observar al otro, que se orienta a la  identificación del contenido de lo que dice, en lo que refiere a los objetivos y también los sentimientos.
·         Mostrar y expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal  y no verbal, es decir, hacerle sentir al interlocutor el interés que se siente por su comunicación.
·         Mostrar empatía con sus emociones, en otras palabras, es tratar de "ponernos es su lugar" y que entendemos sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que intentamos comprender lo que siente esa persona. No se trata de mostrar alegría o tratar ser simpáticos. Sin que esto signifique que aceptamos o estamos de acuerdo con su posición.
·         Parafrasear, que significa comprobar con las propias palabras lo que parece que el emisor acaba de decir. Su valor en el proceso de escucha es que ayuda a comprender lo que el otro está diciendo y permite verificar si realmente se está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice.
·         Emitir palabras de refuerzo o cumplidos, que pueden concretarse en  verbalizaciones que fortalezcan su disertación al emitir que uno está de acuerdo o comprende lo que acaba de decir.
·          Resumir, que se constituye en la habilidad informar a la otra persona de nuestro grado de comprensión o también se hay necesidad de mayor explicación.

De la misma forma, hay que tener muy en cuenta aquellos componentes que pueden evitar poner en ejecución la escucha activa y en consecuencia distorsionar la comunicación evitando que sea efectiva:
·         No distraernos, lo cual ocurre con facilidad. La investigación a este respecto reporta que la curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa y vuelve a ascender hacia el final del mensaje. En este contexto evitar distraernos, implica batallar contra esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del mensaje con objeto de que nuestra atención no disminuya.
·         No entorpecer al que habla ni interrumpir su elaboración verbal.
·         No juzgar, no cuestionar, no establecer de plano premisas morales personales.
·         No ofrecer ayuda o soluciones prematuras, así como tampoco rechazar a priori lo que el otro esté sintiendo.
·         No contar o referir la historia propia cuando el otro necesita hablar de la suya.
·         Evitar presentarse como un “experto" que de antemano tiene las respuestas al problema de la otra persona, antes incluso que este haya culminado de plantear su posición completamente.



A manera de Conclusión
La comunicación, es antes que todo, es una actitud de apertura al otro que implica disponibilidad desprendida para compartir lo cual envuelve a su vez una capacidad para dar y recibir. Sin embargo, ésta no es fácil de dimensionar y a medida que se practica con una visión de efectividad, es un arte que se debe ejercitar continuamente para desplegarlo en toda su plenitud y poder así obtener la mejor utilidad de él.
Y ya que hablamos de calidad cuando nos referimos a la comunicación, es indispensable apuntar hacia la dirección reflexiva de que estamos llamados a intervenir con las otras personas, no solamente en las cosas que hacemos en la cotidianidad de lo que hemos aprendido, sino ir más al fondo de nosotros mismos en el hecho comunicacional. Visto desde esta óptica hay que dimensionar con total precisión que el que verdaderamente quiere comunicarse, debe saber escuchar, inclusive cuando las personas están en silencio, porque éste también forma parte de la comunicación.
Un oído afinado es el único símbolo axiomático de una actitud abierta a la comunicación efectiva. Y escuchar constituye el noventa por ciento de una buena comunicación, porque en todos los seres humanos subyace una necesidad inequívoca que se nos escuche. Esta necesidad incluye, como seres gregarios que somos, la constitución de un  factor fundamental en toda la vida social.
Me hago eco de las sabias palabras expresadas por Bernard Baruch (1870–1965), quien fuera asesor presidencial de Woodrow Wilson y Franklin D. Roosevelt sobre temas de economía “La habilidad para expresar una idea es casi
igual de importante como la idea misma”

Bibliografía Consultada:
Ballenato, G. (2007) Comunicación Eficaz: Teoría y Práctica de la Comunicación Humana. Editorial Pirámide. Madrid, España.

Echeverría, R. (2008). Ontología del Lenguaje. Ediciones Granica. Buenos Aires


OConnor, J. y Seymour, J. (1995). Introducción a la PNL. 8va. Edición. Ediciones Urano. Barcelona, España.

“EL PODEROSO LENGUAJE SIMBÓLICO DE LA METÁFORA”
Dr. Francisco Valdivieso Arcay
INTRODUCCIÓN
El lenguaje nos permite hacer algo que no le está permitido a los demás seres vivos y que representa trascender el momento presente, y que se puede visualizar en la capacidad de poder contar aquello que ya aconteció, lo que puede ocurrir y lo que nunca ocurrió.
En virtud de lo anterior, uno de los ejes de interés de la Programación Neurolingüística se centra en el análisis del lenguaje verbal del cliente. Habitualmente nos detenemos en él, para cotejar si el mensaje expresado contiene la información que se desea emitir, y a partir de esa premisa básica se utiliza el proceso de para acceder a la información y los datos faltantes. El lenguaje también es transportador de las creencias del cliente, y a partir de él detectamos si operan declaraciones limitantes para su conducta, dogmas productores de síntomas, o si, por el contrario, pueden ser factores que le facilitan la búsqueda de soluciones; en todo caso, cuando seguimos esta vía procuramos la búsqueda de criterios de objetivación cada vez más precisos.
EL PODEROSO LENGUAJE SIMBÓLICO DE LA METÁFORA
En su acepción más original, las creencias son las unidades que determinan cómo damos significado a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Son todos aquellos juicios o evaluaciones acerca de nosotros mismos, los demás y el mundo a nuestro alrededor. Por alguna razón constructiva del propio lenguaje, estas creencias se relacionan usualmente con la pregunta ¿Por qué? En términos de la Programación Neurolingüística, las creencias se consideran generalizaciones sobre  las causas, los significados y los límites. Todos nosotros funcionamos en base a las creencias que sostenemos, y eso debemos tenerlo muy en cuenta en la labor del Coach.
¿Cuántas veces usamos frases con las que nos identificamos de forma inmediata? Como también encontramos apreciaciones que rechazamos de plano. Esta es una primigenia, pero válida forma de comenzar a identificar creencias. Aquellas que nos son propias y también aquellas que son diametralmente opuestas. En la Programación Neurolingüística no se habla de creencias “correctas” o “incorrectas”, sino de creencias efectivas o improductivas para alcanzar un resultado deseado en un contexto determinado.
En la Programación Neurolingüística se asume que las creencias que una persona posee, filtran la percepción de la realidad y por ende, marcan su comportamiento. Si realmente queremos ser eficaces en el trabajo de Coaching, necesitamos escoger un conjunto de creencias potenciadoras para impulsar cambios.
Por su parte, la palabra metáfora tiene sus raíces en la lengua griega, con el significado de "llevar más allá”. Esto implica, trasladar una idea, llevándola desde un significado definido o concreto, a otro simbólico o figurado que lo represente. Es decir, enunciar una cosa a través de otra similar en algún aspecto. La metáfora, en su esencia, involucra una comparación, en la cual dos cosas que aparentemente son diferentes se vinculan a partir de algunos rasgos que le son similares. Una metáfora que no se parezca en nada, a aquello que supuestamente representa, deja de serlo y termina convirtiéndose absolutamente en un significado concreto.
En este contexto, la esencia de la metáfora es la analogía, la igualación de contenido con otras palabras. Cuanto más simple es la comparación, más cerca de la conciencia está. Cuanto más compleja y más transformada está la analogía, más va a esquivar el control de la conciencia y va a entrar a nivel inconsciente. La metáfora no imputa, sino que insinúa; no decreta, sino que sugiere, dejando a quien la escucha que tome sólo lo que necesite y lo haga madurar a su propio ritmo, para apreciar su utilidad en el momento adecuado.
La metáfora es un lenguaje indirecto, que se relaciona con el hemisferio cerebral derecho, lo cual implica que está más cerca de lo intuitivo y global que de lo racional. Esta naturaleza de lenguaje funciona básicamente por asociación de ideas, a veces algo incoherentes con ls lógica, o aparentemente absurdas, pero que adecuadamente contextualizadas benefician el pensamiento fronterizo y la aparición de opciones que parecían inexistentes para el pensamiento lógico. Podemos apelar entonces a la metáfora como un recurso para hacer surgir soluciones.
Cuando alguien nos describe un problema, es posible que recordemos espontáneamente algún cuento, una película o una novela. Lo que sucede es que nuestra mente inconsciente localizó alguna analogía entre ese problema y una metáfora, y consecuentemente hilvanó un puente en el que es factible que se pueda hallar la fuente de una potencial solución.
Eso es lo que reportaba el famoso psiquiatra e hipnoterapeuta Milton Erickson, y posteriormente documentado y modelado por Bandler y Grinder, en sus sesiones de terapia generalmente radicaban en el relato de varias anécdotas o narraciones sin ninguna conexión aparente entre ellas y el motivo de consulta del paciente. No obstante, el hilo conductor era que incitaban en quien las escuchaba, la aparición de recursos que éste requería para superar el inconveniente por sus propios medios.  
Tener una buena compilación de cuentos y fábulas que sirvan a los efectos de constituirse en metáforas útiles, es de invalorable beneficio para el practicante de Coaching, ya que éstas pueden unirse a las otras técnicas de intervención que éste maneje. Esa recopilación puede ser una buena alternativa para comenzar, la tarea siguiente es probar y valorar aquellas historias que ofrezcan mayor potencialidad de opciones de hacer emerger lenguaje simbólico utilizable con visión conductora hacia la solución de situaciones problemáticas. Como maniobra final, se necesita desarrollar unas adecuadas técnicas de narrativa para poder referirlos con la confianza y naturalidad. La metáfora más efectiva es aquella que está hecha a la medida, es un relato concebido en toda su extensión con una intención concreta que siempre gravitará alrededor de movilizar al cliente y generar en él una respuesta de búsqueda hacia la consecuencia de un logro.
Ese lenguaje simbólico, tiene como misión actuar sobre el subconsciente de una manera que se desencadene un proceso que trasciende a cualquier indicación o exhortación de parte del Coach. Tiene la capacidad, por su naturaleza imaginaria, de no causar agresión a la persona ni a sus creencias, pero además posee la virtud de activar la capacidad creativa que todos los humanos tenemos, y que posibilita la generación de novedosas ideas que desde la posición racional difícilmente emergen como viables soluciones a alguna situación problemática.
CONCLUSIÓN
En suma, el principal propósito de esta género de modelaje simbólico, es abrir la puerta a un aprendizaje más claro de la persona a la que se interviene, a través de la exploración de sus metáforas o utilizando intencionalmente las mismas, con la finalidad de tomar conciencia de la manera en que su sistema trabaja, porque ellas son un fragmento bastante fiel de su estructura profunda de pensamiento y con ellas afloran circunstancias en las cuales el cambio es una consecuencia natural. Sin embargo este cambio no ocurre en un vacío, requiere de un contexto figurado. Una vez que este contexto existe, simplemente usando adecuadamente la indagación con incisiva puntualidad podremos llegar a descubrir muchas opciones a partir de esa narración que inicialmente podría parecer insustancial, porque  las metáforas son los procesos que utilizamos para construirnos los significados de nuestras propias experiencias.
.Bibliografía Consultada:
OConnor, J. y Seymour, J. (1995). Introducción a la PNL. 8va. Edición. Ediciones Urano. Barcelona, España.
OConnor, J. y Lages, A. (2005) Coaching con PNL. 4ta. Edición. Ediciones Urano. Barcelona, España.