Dr. Francisco Valdivieso Arcay
valdipe@gmail.com
El Coaching y la Educación Experiencial, se han
desarrollado fuertemente en el contexto de las disciplinas de corte
constructivista, por tanto, nos ofrecen alineaciones generales en el proceso de
construcción del conocimiento educativo, pero también puede tener una notable
incidencia en el conocimiento cultural.
En primer lugar, enfatizan en la búsqueda de estrategias
intelectualmente imaginativas, activas y de descubrimiento, por lo tanto los
aprendizajes que promueve, no sólo son regidos por mecanismos adaptativos, sino
por el contrario apelan a principios del constructivismo, donde el participante
tiene la posibilidad de poner en práctica su capacidad de innovar, inferir,
discrepar, sentir y pensar. Estas posibilidades
no brotan espontáneamente, sino que son experimentadas producto de la mediación
directa con mecanismos metódicos diversos como preguntas, experiencias y retos
entre otros, que los activan intelectual y emocionalmente.
Sin lugar a dudas, los participantes se ven envueltos en estrategias que
impiden que demande exclusivamente de la memorización repetitiva las fórmulas
que le ofrecen los facilitadores, lo que produce habitualmente que al cabo del
tiempo no tendrá habilidad para plantearse dudas e inquietudes que movilicen
sus capacidades intelectuales y emotivas.
En estos enfoques
metodológicos, el participante es el protagonista de su propio proceso
de conocer. No se convierte en el copartícipe pasivo que se sienta a esperar
que le digan lo que debe hacer o en ocasiones a responder cuando el facilitador
pregunta. El participante puede iniciar
el proceso, traer situaciones a los encuentros o fuera de ella que se
relacionen con el tópico a tratar, tener dudas y retos que con la ayuda del
facilitador aprende a dilucidar.
En relación a lo anterior,
está sobrentendida la idea de que el objeto del proceso de aprendizaje no es
que los participantes acrediten verdades conocidas de las cuales son notificados;
más bien es motivarlos a concebir un contexto, una realidad, unas condiciones y
un conocimiento cultural que siempre se está haciendo y evolucionando, que
siempre está en construcción a través de un aprendizaje que parte de las
experiencias. Visto así, lo más importante es que los participantes se sitúen
frente a las experiencias de aprendizaje, con una actitud y una conducta
responsable e independiente.
La apreciación anterior nos hace marcar otro principio
importante, que se opone de alguna forma,
a la posición tradicional que enfatiza la competencia individual y el
logro personal como fin último de los procesos de aprendizaje. Pero a este
principio inicial, hay que adicionar que en la construcción del conocimiento
cultural, aunque existen responsabilidades y tareas personales, subyace
preeminentemente un proceso social donde el aprendizaje no se da en forma
aislada, o en solitario solo ante un libro o frente a un paquete informático.
El mecanismo que permite transitar al unísono por el crecimiento personal y el
trabajo grupal, es la cooperación. Habrá entonces que imprimirle a las
disciplinas de aprendizaje estrategias que permitan el luchar juntos con un
problema, el aprender a escuchar argumentos, a ponerse en lugar de otros, a
cultivar la posibilidad de exteriorizar criterios propios para que sean
sometidos a valoración por los otros, el compartir alternativas y buscar
caminos.
Cuando la idea y los
procedimientos que cada cual utiliza se confrontan con los de los demás en la intimidad
de un proceso estructurado, se produce el conocimiento cultural. En un espacio
de interacción es posible negociar varias propuestas y consensuar la viabilidad
de ellas.
Desde esta visión es que
entendemos la posibilidad que el Coaching y la Educación Experiencial como
disciplinas de carácter constructivista, nos ofrecen reales y certeras
posibilidades para constituirse en potenciales plataformas para solidificar los
principios democráticos. En esta idea de
interacción subyace un objetivo fundamental de esta perspectiva, que los
individuos realmente aprendan de la experiencia, y no desde la información y el
conocimiento de manera superficial.
Un aspecto que
requiere mucho análisis en esta mirada del aprendizaje cultural, es el referido
a esquemas conceptuales, ideas, marcos de referencia, representaciones
mentales, que los participantes traen a la experiencia de aprendizaje. Existe
un reconocimiento que tanto los participantes como los facilitadores no
comparecen al proceso social como sujetos vacíos de ideas. Su inteligencia no
es una tabla rasa o un papel en blanco sobre el cual el facilitador traza,
mucho menos es un receptáculo vacío que se llena de conocimiento
presumiblemente útil. Los participantes traen formas de ver las cosas, pueden
aportar maneras de resolver problemas cotidianos, inquietudes, en su mente
tienen ideas de las que se han ido apropiando como resultado de su experiencia
personal y social. Tal vez esas ideas, esas formas de enfrentarse a los
problemas no son las más “adecuadas” para construir el conocimiento
científico y el trabajo educativo; sin embargo, no se pueden desconocer.
Los momentos que
propone el Coaching y la Educación Experiencial (talleres, clases,
exploraciones, encuentros) aparecen entonces como situaciones oportunas donde
los sujetos se “relacionen” con el
objeto de “educarse y crecer”, es un
espacio de “intercambio recíproco”
de experiencias, es un círculo donde “exponer
ideas” e información, es lugar para pensar y re-pensar, es un terreno donde
podemos “afrontar a la realidad”,
son momentos donde es “legítimo
discrepar”, son áreas en donde cada cual puede “asumir tareas” precisas que
conduzcan hacia el aprendizaje compartido a favor del desarrollo de todos.
En este enfoque
metodológico-constructivista que se ha desarrollado como organización
procedimental que se centra en solución dificultades más que en temas, que
permite el uso creativo de la integración de contenidos y herramientas
dinámicas, que accede a espacios geográficos alternativos y diversos, ha
probado su efectividad para facilitar la comprensión de las problemáticas
sociales y culturales. El aprendizaje que estas disciplinas promueve, son
también un ejercicio propicio para solidificar los principios superiores de la
convivencia social y en la solidaridad humana que están expresados en la
Democracia como sistema político avanzado en el cual la soberanía del poder reside
y está sustentada en el colectivo. Si revisamos los entrecomillados del párrafo
anterior, podemos observar la diáfana conexión entre los tipos de situaciones
que son tratadas cotidianamente por el Coaching y la Educación Experiencial; y
los principios democráticos básicos contenidos en la Carta Magna como son
respeto de la vida y a los derechos humanos, la convivencia, pluralismo,
justicia, solidaridad y equidad entre otros.
Son muchas y muy variadas las
formas a través de la cuales podemos articular los conceptos metódicos del
Coaching y la Educación Experiencial con la Democracia. Podemos destacar entre
otras: la Escuela de Líderes, los Manuales de Convivencia, las Escuelas de
Padres, los Comités de Profesores, los Proyectos Comunitarios, y hasta los
cuestionados Consejos Estudiantiles y Educativos. No obstante, vamos a
denominarlas a través de una expresión que las englobe a todas en su sentido más
operativo. Las llamaremos “Grupos de Apoyo”, por considerar que este en su
significado social, que puede albergar conceptualmente a todas las antes
mencionadas.
Concebiremos un Grupo de Apoyo como la conformación de
una verdadera red de células democráticas en un campo de la sociedad sea este
institucional o no, que tiene como propósito fundamental un Proyecto Educativo
Democrático. Su intención básica será educar para la democracia a través de la formación
integral de los participantes, de ahí la importancia que los aprendizajes que
se promuevan se conecten con la realidad social.
OBJETIVOS
DE LAS DISCIPLINAS PARA CONTRIBUIR
A
LA EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA
§ Desarrollar
en los participantes en el dominio social
La Educación Democrática es un espacio en el cual los
participantes pueden procesar sus propios problemas y situaciones críticas, les
permite organizarse, asumir posiciones, los acostumbra a producir esfuerzos
comunes para alcanzar metas individuales y grupales. En ellos es indispensable
que se generen identificaciones para con trabajar unidos como lo dictan los
cánones de la Democracia. Esta identidad, produce un sentimiento muy parecido
al que encuentran en los espacios originarios del barrio, en virtud, que es
posible que se desarrollen en el plano de la igualdad que es componente
indispensable para que procesen las diferencias y desde allí desarrollen los
potenciales individuales.
Los facilitadores que accionan con el Coaching y la
Educación Experiencial, deben tener como norte esencial, fomentar la práctica
de la inter-ayuda, de la solidaridad y de la comprensión mutua. Un grupo de
participantes que actúa en afinidad, permite crear sentido de vida y de
trabajo. Igualmente, les es posible negociar las diferencias, conciliar los
conflictos, dirimir los asuntos pendientes. Todo esto desde una perspectiva
democrática, lo que quiere decir basado en el respeto y en el reconocimiento del
otro, como legítimo miembro de la comunidad. Es aquí donde cobra sentido el
decir popular “Uno para todos y todos
para uno”.
§ Desarrollar
en los participantes el dominio intelectual-académico
Los
facilitadores que operan con el Coaching y la Educación Experiencial deben
apropiarse de conocimientos y estrategias que les permitan trasfigurar el
aprendizaje de conocimientos en algo agradable, placentero y atractivo, pero
sin dejar de ser profundo, perdurable y práctico. En otras palabras, los
participantes tienen la opción de hablar, tratar, analizar en su propio
lenguaje, con sus propios códigos, lo que están haciendo y aprendiendo, pero
sin perder la noción que ese aprendizaje tiene anclajes en la teoría formal.
El
trabajo académico de esta forma, se transforma en algo sencillo pero a la vez eficaz.
Las correcciones se hacen sin reproches de parte de los facilitadores y pares, sin
castigos, ni malas calificaciones. El trabajo de los Grupos de Apoyo es algo ameno
que estimula a los participantes a colocar en práctica lo aprendido, a
acercarse paulatinamente a lo difícil. Puede verse reflejado en el principio
pedagógico ligado íntimamente al Coching y la Educación Experiencial “Aprender
Aprendiendo”.
§
Desarrollar en el participante en el dominio
emocional
Los facilitadores que maniobran con el Coaching y la
Educación Experiencial, deben concentrarse en brindar múltiples y variadas
oportunidades a los participantes para interactuar, tomando en consideración
sus diferentes tipos de personalidad, de caracteres, de temperamentos y de
maneras de apreciar los acontecimientos. Estas interrelaciones articuladas por
las acciones típicas del trabajo cooperativo que se provocan en los Grupos de
Apoyo, irá posibilitando la educación de la madurez en el manejo de los
conflictos, así como también en los momentos de calma, en los de de mayor
creación y en los procesos de autorregulación.
El Coaching y la Educación Experiencial articulan de
forma especialmente efectiva con los procesos de autocontrol que deben expresar
los participantes de los Grupos de Apoyo, en razón que se fundamenta en el
respeto y el sentido de pertenencia que debe caracterizar a los ciudadanos que
profesan la Democracia como principio inalienable. La autorregulación afectiva
se genera con natural facilidad a partir de las interacciones que promueven las
disciplinas, en la medida en que participantes asumen con responsabilidad el
manejo de sus emocionalidades como una premisa imprescindible para la
convivencia democrática.
§
Desarrollar en el participante en el dominio
comportamental
Los participantes necesitan espacios y tiempos para
interactuar y confrontan o comparan sus necesidades y expectativas. Los participantes
deben tener la posibilidad de involucrarse en las actividades de su
grupo y deben llegar a crear, en forma sincera y responsable, el deseo de
apoyar en la solución de las problemáticas sociales.
Pero ese “involucramiento” del participante debe
traducirse en comportamientos claros y concretos de Apoyo. Es en esta dimensión
comportamental que las disciplinas de Coaching y la Educación Experiencial,
surgen como los factores que mayor garantía ofrecen a la construcción de
dominio comportamental, en virtud, que se fundamentan en los aportes de
Makearenko, Don Bosco, Piaget, Vigostky, Kolhberg, cuyos postulados pedagógicos
ponderan las relaciones solidarias de los participantes, plasmadas en estructuras
metodológicas desde donde se transita de la competitiva e individualista a una
concepción de interrelación dialógica entre los individuos.
A partir del Coaching y la Educación Experiencial,
podemos contribuir a instaurar comportamientos democráticos sencillos y de
fácil alcance, hasta lograr el deseado autocontrol ideológico necesario para la
concordia democrática y así brindar oportunidades de generalizar este estilo de
vida en su entorno ciudadano.
§
Desarrollar en el participante en el dominio
valorativo
La construcción del yo en el participante es un proceso
donde intervienen diferentes y complejas variables. El desarrollo valorativo
hace parte de este tejido bio-psico-social, donde los Grupos de Apoyo brindan
muchas oportunidades a partir de sus diferentes actividades. Comúnmente en los
ambientes colectivos, se generan procesos donde los enfrentamientos, la
negociación, las conciliaciones, las alianzas, los desacuerdos, la
beligerancia, los acuerdos, son oportunidades donde los participantes asumen
posturas valorativas, que en el accionar diario se mediatizan si los individuos
no despliegan sus cualidades democráticas.
En este aspecto el Coaching y la Educación Experiencial
apuntan como metódicas insustituibles para profundizar en los procesos de
codificación, adaptación, proyección e introyección que hacen parte de la
maduración necesaria para apropiarse conscientemente de la visión democrática
de la valoración. La educación para la demo cracia se cimenta en la
construcción de valores tales como la participación, la convivencia, la
cooperación, el respeto, que orientan y enriquecen integralmente el desarrollo
del estudiante y, a la vez, son fundamentales para construir una cultura
democrática. Consecuentemente el Coaching y la Educación Experiencial propugnan
esos mismos valores como plataforma esencial de su quehacer educativo y
pedagógico.
ARTICULACIÓN DEL
COACHING Y LA EDUCACIÓN EXPERIENCIAL CON EL APRENDIZAJE DE LA DEMOCRACIA
Apoyar al aprendizaje democrático a través del Coaching y
la Educación Experiencial, en su expresión más significativa, es contribuir a
que la ciudadanía crezca integralmente y se realice en sí misma. El criterio de
apoyo es la antítesis del simple uso de la otra persona para satisfacer uno sus
propias necesidades. Por lo tanto, es un proceso, una manera de
relacionarse con otros, que implica un desarrollo en las áreas cognitivas,
emocionales y comportamentales.
Es un principio adosado a la Democracia, que cuando se
apoya, se mira a los otros con sus potencialidades y sus necesidades de crecer.
Por ejemplo, se experimenta una idea con su potencial germinal, vital y
prometedor. También se experimenta que el otro necesita crecer, y uno necesita
ser solidario para reconocerse como ser humano. Es importante entender que
apoyar democráticamente no es experimentar la necesidad que los otros tienen de
uno, como una relación que da poder sobre el otro y que provee la oportunidad
de dominarlo.
Al apoyar a los otros, implica no se imponer una
dirección; al contrario, se permite que la dirección del crecimiento del otro
guíe lo que uno hace. En el apoyo para la democracia, el respeto se basa en el
valor que se experimenta por los otros. Las obligaciones que se emanan del
respeto son un elemento constitutivo del apoyo y no se experimentan como una
imposición forzada sobre uno.
Los valores democráticos que podemos educar a través de la
Educación Experiencial y el Coaching y que se constituyen en elementos
cardinales para ejercer dentro del proceso de acompañamiento podrían estar
dirigidos a apoyar en las siguientes dimensiones sociales:
Para poder apoyar deben conocerse las necesidades, las
posibilidades, las expectativas del otro y responder a ellas. Se deben conocer
las capacidades y limitaciones, como también las propias del que apoya.
Es necesario permitir que los otros crezcan a su propio
ritmo y en su propia forma. Conocer y Reconocer a los otros, va más allá de
otorgar una identidad, sino que implica respetar el hecho que todos tenemos
derecho a las formas de participación (activa o pasiva). Involucra además, que
no sólo debemos asumir su tiempo, sino también su espacio. Se debe educar en
este dimensión la inclusión y también tolerancia.
Se circunscribe a esta esfera de educación para la
Democracia, la confrontación activa y abierta con uno mismo y con los otros en
el mismo nivel. Al apoyar al otro se debe verlo tal cual es y no como a uno le
gustaría que el otro fuera o como se siente que el otro debiera ser. Aunque hay
hechos desagradables, se respeta y se trata con seriedad para estar en contacto
con el otro y ayudarlo. Se debe ver en qué forma se está ayudando o dejando de
ayudar al otro. No debe haber vacíos significativos entre la forma como se
actúa y lo que realmente se siente.
El aprendizaje para la Democracia requiere también
desarrollar confianza en si mismo y en sus propias potencialidades. Que se
pueden cometer errores, pero de nada sirve corregirlos si de ello no se extrae
un aprendizaje significativo. En el plano actuarial el Coaching y la Educación
Experiencial suministran un conjunto de herramientas de primer orden en el
aprendizaje para el alcance de decisiones de carácter autónomo que disuada la enfermiza dependencia que es incompatible
con la Democracia. Sólo el que confía en sí mismo y no trata de
aparentar ser el que no es, podrá confiar en otras personas para que crezcan.
El Coaching y la Educación Experiencial ofrecen también,
la posibilidad de ampliar el conocimiento continuo del otro. Siempre hay más
que aprender. El que apoya es genuinamente humilde al estar listo y dispuesto a
aprender más acerca del otro, acerca de sí mismo y de lo que significa apoyar.
La actitud de no tener nada más que aprender es incompatible con el apoyo y con
el desarrollo humano. El que apoyó siempre empieza de nuevo, no importa cuan
extensa haya sido su experiencia previa, porque siempre la relación demanda
entrega para la nueva situación. La situación, por lo general, no es la repetición
del pasado que requiera sólo la aplicación mecánica de los principios.
El Coaching y la Educación Experiencial, puede aportar
además planos conceptuales para contribuir a fundar los necesarios sentimientos
de esperanza que en Democracia es indispensable que existan para estimular
crecimientos sostenidos. Cuando se educa para la Democracia bajo la concepción
de esperanza racional, se desarrolla ese sentimiento de estar unidos a la
posibilidad cierta de crecer, donde la posibilidad de un nuevo crecimiento.
Educar bajo el concepto de que existe la esperanza de mejorar, es la opción de
la existencia de un presente vivo y con
múltiples posibilidades, que produce nuevas energías y activa nuestros
potenciales. La carencia de esperanza corroe todo sentido de valor y de
dignidad en las personas.
Al apoyar a las personas en su crecimiento democrático,
si bies es cierto que no ofrece ninguna garantía de cuál será el momento en el que se producirán
los efectos esperados, nos reafirma la visión que sólo si se posee la esperanza
de desarrollar una nueva sociedad con un nuevo hombre será la energía para lograrlo.
ENFOQUES DEL
COACHING Y LA EDUCACIÓN EXPERIENCIAL PARA EL CONTRIBUIR AL APRENDIZAJE DE LA
DEMOCRACIA
Confianza y apertura frente a coacción:
El
enfoque está orientado a generar actuaciones fuera de los esquemas coercitivos,
se fundamenta en la preocupación de ayudar al que tiene problemas sin exigir
nada a cambio. Ningún proceso se basa en el castigo, ni el rechazo, ni en la
restricción de sus derechos. Todo el interés se centra en apoyar a las personas.
Podemos precisarlo con detalles en el cuadro que aparece a continuación.
CUADRO 1
CONFIANZA Y APERTURA FRENTE
A COACCIÓN
|
Pauta de Actuación del Enfoque Coercitivo
|
Pauta del Coaching y la Educación
Experiencial
|
Instaurar el miedo de exteriorizarse como mecanismo de
coacción.
|
Estimular la confianza de exteriorizarse como mecanismo
de libertad.
|
Obstaculizar la sinceridad como elemento de
minimización del poder individual de los ciudadanos y los colectivos.
|
Provocar la apertura sincera como elemento de maximizar
el dominio del valor individual de los ciudadanos y los colectivos.
|
Propiciar el mutis como dispositivo de lo que el poder
no quiere divulgar.
|
Favorecer la expresión voluntaria como valor para detener las acciones a través de
las cuales se perjudica y se abusa.
|
Implantar la hipocresía, como elemento para no afrontar
los problemas.
|
Inducir patrones estables de claridad para evitar
derivar la solución de los problemas reales.
|
Instituir que es comprometedor quedar expuestos ante los organismos de poder.
|
Develar que el poder concurre en los mecanismos de
confianza y apertura democrática de la autenticidad y nada podrá ser usado en
contra si no es veraz.
|
Convencer a los ciudadanos que “todos” podemos ser
atacados y presionados, y todo lo que hacen está controlado.
|
Revelar a los ciudadanos que “sólo” podrán ser
agredidos y forzados, y estarán
intervenidos en la medida en que se instaure en ellos el temor.
|
Clima
de cambio frente a clima de complacencia:
A través de las herramientas y estrategias que se
utilizan en el Coaching y la Educación Experiencial, los participantes tienen
la oportunidad de sentir las dificultades y de experimentar opciones para sobreponerse
a los problemas, en un clima de aprendizaje en donde enfrentarse efectivamente
a las vicisitudes de la vida cotidiana es un laboratorio vivencial cercano a la
realidad. Con precisión podemos observar que el cambio se produce más
efectivamente cuando se interrumpe el pseudo equilibrio ciudadano que los
medios de comunicación entronizados en el poder exponen como muestra de armonía
ciudadana. El principio es hacer ver que “cuando todo va bien…” no hay necesidad de cambiar. Las situaciones
que propician naturalmente el Coaching y la Educación Experiencial, permiten
crear un Clima de Cambio que incite justamente a develar que “no todo está
bien…” y hay que cambiar.
Aquí
y ahora frente a allá y después:
Los procedimientos naturalmente puestos en práctica por
el Coaching y la Educación Experiencial, frenan la posibilidad que sean tratados
como temas irrelevantes las carencias de los ciudadanos, las necesidades más
sentidas de la población, las promesas incumplidas, los hechos punibles que son
sustituidos por otros más polémicos. Las disciplinas, permiten que emerja cada
caso en su justa medida de importancia, y eso imposibilita que se haga un manejo
interesado de las situaciones para que los ciudadanos sustituyan los hechos
relevantes del hoy y el ahora, por imaginarios de pasado histórico más remoto,
o del futuro inescrutable de los también
remotas próximas décadas.
El Coaching y la Educación Experiencial ubican el debate
en el presente y el próximo futuro inmediato de las personas, evitando anclajes
perniciosos en un pasado que no fue, pero que poco aporta al crecimiento actual,
y por otra parte, soslaya la posibilidad de sujeciones a seducciones ilusorias
que terminan no concretándose nunca.
Los
problemas como oportunidad frente a problemas como perturbación
El
Coaching y la Educación Experiencial tienen como tesis principista que los problemas
son oportunidades pedagógicas para avanzar y estimular nuevos y mejores
mecanismos para crecer, siempre y cuando se procesen efectivamente como repercuten
en el cambio de actitudes y de valores de las personas. A este efecto, su
influencia para modernizar los procesos democráticos tiene un valor incalculable.
Por
el contrario, hay la tendencia en el poder, a mantener los problemas como
mecanismos de sometimiento y sumisión de las personas a las dádivas del
gobernante, en un status en los cuales dependan tan estrechamente de lo que se
da, que termina sujetándose acríticamente al reduccionismo en el que es
arrinconado. Esquemáticamente lo podemos observar en el cuadro que se presenta
a continuación.
CUADRO 2
LOS
PROBLEMAS COMO FUENTE DE ACTIVACIÓN DEL APRENDIZAJE
|
Visión basada en los problemas como factor
de SOMETIMIENTO
|
Visión basada en los problemas como factor
de CRECIMIENTO
|
Los problemas se muestran como una anormalidad de la
gente (generalmente se les interpreta como inmoralidad, enfermedad mental, ignorancia
o desviación.
|
Los problemas son parte normal de la vida de todos, y
es un espacio real desde donde abordar novedosas formas para contribuir a
erradicar situaciones confusas que se presentan cotidianamente.
|
Los que tienen problemas son diferentes porque se
comportan de manera inaceptable con respecto a lo que el poder aspira como
normalidad en o para la sociedad.
|
La gente con problemas no es diferente de otras. Por el
contrario, su visión crítica permite que emerjan la realidad de las
situaciones cotidianas y las ponen en discusión.
|
El reconocimiento de problemas es aceptar su propia
anormalidad. De hecho la posición crítica ante una realidad por muy evidente
que esta sea, acarrea su supresión ciudadana.
|
El reconocimiento de sus propios problemas es señal de
su fortaleza democrática, porque es el impulso indispensable en el cambio
sustancial de las actitudes y las acciones.
|
No es sensato ni adecuado revelar los problemas, en
virtud que eso implica el reconocimiento del poder de sus insuficiencias y debilidades.
|
Es indispensable y de vital importancia revelar ampliamente las situaciones
problemáticas., porque de su conocimiento germina la posibilidad de
resolverlas.
|
Cuando aparecen los problemas, los que lo padecen deben
convencerse que es negativo exponerlo,
o que hay otros que poseen problemas peores.
|
Cuando asoman los problemas, los que lo sufren tienen
la oportunidad de exponiéndolos, clarificar su comprensión y consecuentemente
descubrir las opciones que se pueden operar para solventarlos.
|
Se asume que los problemas pierden su importancia
cuando el comportamiento problemático de las personas que lo sobrellevan no
puede ser observado.
|
Se asume que los problemas pierden su importancia
cuando la persona o el colectivo que lo soporta encuentra los mecanismos de
su solución y lo ponen en práctica.
|
El enfoque centrado en el problema como fuente de
activación del aprendizaje no lamenta que haya problemas, por el contrario, se
aprecia como un elemento importante, porque las situaciones problemáticas son
en el esquema estratégico del Coaching y
la Educación Experiencial las oportunidades para que se puedan empezar a buscar
soluciones.
Demostración de madurez frente a sometimiento
y obediencia
En
el Coaching y la Educación Experiencial los enfoques no se exigen obediencia, sumisión
o dependencia, sino madurez. Frente a este fenómeno los facilitadores de las
disciplinas, parten del hecho cierto que todos los ciudadanos en sus entornos pueden
desarrollar criterios válidos, con las expectativas que de él se tienen.
Para
ayudar a desplegar estos criterios, deben mantenerse las expectativas altas de
los participantes y de esta manera poder ofrecer desafíos significativos. Lo
cual no implica la populista política de “entrega demagógica” de todo el poder
a los ciudadanos, sino que refiere a la motivación manifiesta para actuar
responsablemente al interior de una estructura democrática, donde la madurez es
vista como la capacidad de demostrar apoyo positivo a otros y actuar en una
cultura de convivencia.
Valores frente a las imposiciones arbitrarias
Para el Coaching y la Educación Experiencial, las normas
son necesarias en la ejecución de sus actividades, ya por esa razón son
extraordinarias patrones para simular
las normas que se requiere poner en práctica en la sociedad democrática, Pero
hay que estar conscientes que por sí solas no preparan para vivir responsable y
productivamente. Pero a la vez, supone un modelaje de capital valor que
participantes sean inducidos para que aprendan a obedecer reglas, conocer sus
límites, y valorar juicios independientes y autónomos sin que esto suponga
transgredir los valores más concretos de la sociedad democrática. La
construcción de valores es fundamental, las normas serán un excelente
complemento de crecimiento ciudadano, y se constituirán en su conjunto en la
plataforma más sólida para la convivencia.
A manera de Colofón
Para contribuir a la arquitectura de democracia, el Coaching y la Educación
Experiencial como disciplinas educativas para el desarrollo del talento humano en es elemental crear un espacio de comprensión de
las potencialidades que éstas poseen a tal fin. Eso implica darles cabida
orgánica en las diferentes instituciones, organizaciones y asociaciones que se dedican
al análisis, discusión, toma de decisiones y acción ante las problemáticas de
la sociedad y que tienen como propósitos la facilitación del bienestar
colectivo de todos y para todos y nuestras necesidades básicas.
Estos espacios de reflexión profunda, entre los que
es ineludible que estén las universidades, tanto, posibilitaría un punto de construcción
de libertad pública, tal como lo expresa Bauman (2007), “La libertad como plena
liberación de los miembros de la comunidad, es el derecho a participar en la
decisión conjunta del destino común”. (p.p 243).
Esta decisión conjunta,
entre los cultores de las disciplinas y las instituciones que les den los
espacios propicios para desarrollar sus ideas, será el detonante que de una
estrategia que se traduzca en guía las acciones de los distintos actores
responsables de solidificar a la Democracia como principio fundamental del
desempeño ciudadano.
Centrándonos en la potencialidad
educativa ciudadana que poseen el Coaching
y la Educación Experiencial, podríamos fundar un
consistente punto de partida para definir la transversalidad de los procesos de
enseñanza–aprendizaje, donde conjuntamente con la comunidad se diseñe,
planifique y actúe, los procesos de acción participativa y crítica, que se
concreten en los cambios verdaderamente emancipatorios.
Esto permitiría a la ciudadanía, por una parte, la comprensión
contextual del conocimiento, es decir, entendería que éste tiene un valor de
uso para influir y transformar el espacio público; y por la otra, tendría la
oportunidad de experimentar el impacto directo que sus acciones pueden provocar
en la comunidad.