miércoles, 30 de noviembre de 2016

HABLAR MENOS…. SABER ESCUCHAR ¿CÓMO ESCUCHA UN COACH?

Reina Arias de Sayago

En un mundo en constante cambio como el actual, la estrategia adecuada para poder resolver situaciones es la comunicación. Es por ello que debemos “HABLAR MENOS SABER ESCUCHAR”. La importancia de saber escuchar al otro se nos presenta como una nueva manera de interpretar la realidad así como nuevas posibilidades de actuar en el ámbito profesional y personal. Como individuos, debemos aprender a comunicarnos de manera asertiva desde la humildad, asumiendo la responsabilidad por lo que decimos o hacemos. Es imperativa una actitud de apertura hacia el aprendizaje, convirtiéndonos en auto-críticos para avanzar con paso firme hacia la concreción de las metas gracias a la capacidad de escuchar y observar a la otra persona con detenimiento llevándolo a la toma de conciencia de la situación e incrementando las alternativas para conseguir cualquier objetivo, personal o profesional.

 El coaching es una desarrollada forma de comunicación diseñada para ayudar a una persona  a generar un resultado deseado gracias al desarrollo de la conciencia. La esencia del coaching es ayudar a la persona a cambiar en la forma en que ella desee y ayudarle a dirigirse en la dirección que quiere tomar y alcanzar lo mejor de sí.

Para escuchar tenemos que agudizar los sentidos. Primeramente es necesario establecer una conexión visual con la persona para que entienda y sienta que nos importa lo que nos está diciendo. Es preciso tener en cuenta que la postura corporal y hasta los gestos tienen que ser cercanos y lentos a fin de  brindar tranquilidad y relajación a quien nos habla.

Saber escuchar nos ayuda a relacionarnos, nos hace conocer la personalidad, los temores, deseos y valores de quien nos habla, nos da información útil que nos lleva a aumentar nuestro conocimiento. La comunicación es esencial en toda relación humana, por lo tanto debemos saber cómo ponerla en práctica  escuchando activamente al coacheé. Esto requiere el desarrollo de una serie de habilidades, pero sobretodo, requiere de una actitud de apertura y de respeto hacia la persona con la que estamos conversando.

 Esto implica potenciar en nosotros las competencias comunicativas orientadas hacia la coordinación de acciones y enfocadas a optimizar resultados positivos en nuestro comportamiento y en nuestras interrelaciones de tal manera que se manifieste un clima positivo que genere confianza, respeto, interés y atención.  Para el coach escuchar es fruto de una decisión consciente y es posible gracias a una práctica sistemática que nos lleva a convertirnos en el espejo que devuelve al coache sus vivencias facilitando que tome conciencia de sí mismo, de su conducta, de su lenguaje, de sus emociones y de cómo estos elementos determinan su vida, como la vive, como desea vivirla y que puede hacer para cambiarla.
El “arte de escuchar” también está en el centro de la teoría de la “Inteligencia Emocional”, que ha revolucionado el concepto de inteligencia que ha prevalecido durante años. En la parte dedicada a “Ser hábil con la gente”, D. Goleman incluye, entre las principales habilidades que caracterizan la inteligencia emocional, la de comprender a los demás, expresando como subtítulo percibir los sentimientos y perspectivas ajenas, e interesarse activamente por sus preocupaciones.

Cuando se refiere a “El Arte de Escuchar”, Goleman expresa: “Cuando estás desesperado por hacer una venta no escuchas con la misma atención. Para escuchar en el lugar de trabajo es esencial escuchar bien. Quienes no pueden o no saben escuchar dan la impresión de ser indiferentes o insensibles, lo cual a su vez, torna al otro menos comunicativo. Escuchar es un arte. El primer paso consiste en dar la sensación de que uno está dispuesto a escuchar; esta aptitud se corporiza en los gerentes que observan una política de “puertas abiertas”, que se muestran abordables y que se esmeran en escuchar lo que su gente tiene que decir. Y, a los oídos de quienes se muestran abordables, llega más material”.

Entendido de esta manera, escuchar es interpretar poniendo nuestra atención a las personas por lo que requiere de enfoque, disposición y destreza que provee al individuo más conocimientos ya que quien escucha aprende y quien aprende se fortalece.

Es evidente la importancia de saber escuchar en cualquier proceso comunicativo, pero a menudo se suele prestar más atención a lo que se dice frente a lo que se nos dice. Muchos piensan que el proceso de escucha es automático, pero se equivocan. Para escuchar de manera correcta se debe hacer un esfuerzo mayor que el de comunicar y de esta manera podremos descifrar y entender todo lo  que  se nos dice.

El arte de la escucha activa debe adueñarse del Coach profesional, mediante el desarrollo de esta habilidad se podrá  guiar al coacheé durante todo el proceso. Es un método de escucha en el cual el oyente entiende claramente lo que la otra persona quiere transmitir. Esto requiere de mucha disciplina y del desarrollo de nuevos hábitos. El acto de escuchar plenamente es esencial para que las personas sientan que son importantes y significa que los aceptamos tal cual como son y que nos tomamos seriamente lo que traen a la sesión.

Desde esta visión, se hace necesario poner atención al lenguaje verbal y no verbal, que abarca desde el tono de voz hasta los gestos y las posturas que presentan, los silencios que se suscitan y de manera muy atenta observar las emociones que la otra persona siente e intenta transmitirnos, todo ello evitando la emisión de  juicios aceptándolo tal como es y percibiéndolo a través de todo su ser desde la empatía.
 
 Tenemos que estar abiertos a percibir para obtener toda la información sobre su estado de ánimo, sobre la coherencia o incoherencia de sus mensajes, percibir si la persona dice lo que piensa o lo oculta, si acepta sus emociones o trata de evitarlas, si es sincera, consigo misma y con los demás para así comprender su particular manera de observar la situación dándole la importancia que merece, creándose a su vez un clima de respeto, estima y confianza reconociéndole el protagonismo que tiene en esa conversación y que es el coach quien lo acompaña en la reflexión de las acciones concretas para la acción que generará los cambios de perspectiva, aumentando la motivación, el compromiso y la responsabilidad.

Es por ello imprescindible aprender a hacer las preguntas adecuadas para así clarificar, reflejar y parafrasear lo que se escucha con la finalidad de poder comprender  mejor y elaborar interpretaciones con sentido para el coacheé ya que la meta no es solamente escuchar el mensaje sino entenderlo. Escuchar es aprender. Sostiene D. J. Kaufman: “La inteligencia es la recompensa por haber pasado una vida escuchando, sobre todo en esos momentos en que hubieras preferido hablar”. Cuando aprendes a estar callado durante más tiempo y a dejar que los demás hablen, estarás multiplicando las probabilidades de aprender de ellos. Cuando eres tú quien habla, las oportunidades de aprender se reducen drásticamente. Recuerda que todos tienen algo que enseñarnos. De hecho, los aprendizajes más interesantes de mi vida los he encontrado donde menos los esperaba. Solo tienes que aprender a escuchar sin estereotipos.

A continuación se presentan nueve premisas claves a la hora escuchar:

1- Atiende al cliente.

2- Escucha las preocupaciones, las metas, los valores y las creencias del cliente sobre lo que considera posible y no posible.

3- Distingue entre las palabras, los tonos y el lenguaje del cuerpo.

4- Imita sus gestos levemente para estar en sintonía con él (cliente).

5- Resume, parafrasea, reitera, refleja lo que el cliente ha dicho para asegurar claridad y entendimiento.

6- Anima, acepta, explora y refuerza las expresiones del cliente sobre sentimientos, percepciones, preocupaciones, creencias, sugerencias, etc.

7- Integra y construye basándote en las ideas y sugerencias del cliente.

8- Remarca la esencia de la comunicación del cliente y ayuda al cliente a llegar a ello en vez de perderse en largas historias descriptivas.

9- Permite al cliente a que exprese o clarifique la situación, sin enjuiciarla ni engancharse en ella, con el fin de moverse hacia pasos siguientes.

No cabe duda que en el coaching escuchar es esencial pues esta práctica activa una conversación transformadora. La escucha activa es indispensable en el coaching, pues sin ella un coach no tendría la retro-alimentación necesaria para hacer las preguntas focalizantes en el momento oportuno. Si el coach no escucha bien, no puede preguntar bien; pero una escucha activa permite dar una adecuada retro-alimentación de lo expresado por el cliente, y así poder seguir avanzando en una conversación extraordinaria.

Es por ello, que en el coaching escuchar y preguntar se implican recíprocamente. Juntos forman el ciclo para la efectividad de una sesión de coaching.  Escuchar hace conexión con preguntar con curiosidad para dar retro-alimentación – servir de espejo – a fin de dar lugar a la auto-exploración del cliente; esto implica desafiar las aseveraciones del coacheé. Para este fin el coach retro-alimenta no a través de interpretaciones, sino de preguntas – feedquestioning – que invitan a revisar otros puntos de vista, centrarse en lo significativo, confrontar la pertinencia de las afirmaciones y generar la reflexión.

LOS SABOTEADORES MENTALES

Mirna Márquez Camacho
Alecia Bolívar Castillo

El coaching proporciona un conjunto herramientas que suponen antes de aplicarlas una reflexión epistemológica y filosófica, en virtud que implica una postura paradigmática y de modelo de pensamiento dentro un espectro más amplio, que el cientificista, positivista y racional, al respecto del concepto de paradigma, Thomas Kuhn (1962) lo estableció como…“Un conjunto de hipótesis fundamentales sobre la naturaleza del mundo que comparten todos los que tienen una relación directa con esa ciencia o disciplina".

Otra concepción de paradigma con una visión más cualitativa, lo posee el coaching que está vinculado a contextos socioculturales, producto de sociedades que están experimentando profundas transformaciones que requieren entonces, de otros modos de pensamiento que amplíen su visión de una realidad emergente, interdependiente, contextual, dinámica, cambiante, humanística y cualitativa, que mantenga estrecha relación con los demás y reconozca al otro (Otredad: postura epistemológica que sostiene identidad, diferencia entre los sujetos) y el carácter intrínseco de los individuos dentro de un entorno, interdependiente, inter-sujetivo, constructivo, cotidiano, de convivencia, entre otros.
 
Se propone, para el coach que asuma un modelo de pensamiento más complejo, que se alinee con un punto de vista integral y holístico que permita captar ideas e impresiones de un “Sujeto” o individuo cargado de información, como el actor relevante, digno de compartir infinidad de significados y develar sus propias experiencias. Este individuo, dotado de entonces, de un paradigma, de un modo de pensar y de un lenguaje, que expresa e interpreta su realidad distinta a la de los demás, así como, su propia experiencia en los espacios del coaching interactivo y enriquecedor. A propósito del lenguaje, Heidegger, señala (1889-1976) …el lenguaje es la casa del ser. En la morada que ofrece el lenguaje habita el hombre. Es aquel sujeto que con sus propios procesos mentales, sus significados y su vida cotidiana cobra importancia dentro de espacios como protagonista en una sesión de coaching, es decir, lo que está en juego es su propia historia, subyace en él una postura filosófica, epistemológica y paradigmática de sí mismo, su estilo de vida, su modo de pensar y de su momento histórico. Tal como lo señala Heisenberg (1958) que dice “la realidad objetiva se ha evapora­do” y que “lo que nosotros observamos no es la naturaleza en sí, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación”. 
Esta cita introduce la capacidad reflexiva del sujeto y la forma en cómo se inserta en su mundo donde la realidad no existe, sino una interpretación de la misma, y el objeto desaparece no tiene importancia, pero desde un ejercicio inter-subjetivo, inmerso en un contexto, de mutua participación en donde la validez de una sesión de coaching, está expuesta más a un nivel de comprensión e interpretación de la información de los sujetos, donde prácticamente el coaching no existe,es un instrumento de búsqueda de la verdad del otro, sin emitir juicios, y se convierte en un traductor del proceso discursivo y ejercicio narrativo- auto-reflexivo del coacheé.
Cada individuo tiene dimensiones lingüísticas y actitudinales que le caracterizan y otras que le complementan, las cuales se deben tener en cuenta en el momento del acompañamiento del coach, entre las que se encuentran: el rol que juega en su grupo o grupos con los cuales interactúa, al sujeto en si, como individuo que tiene ciertos rasgos que hacen del él un ser singular desde su ser interior que son el conjunto de actitudes psicológicas que lo constituyen como un ser único.  Todo ello, lo envuelven en la manera de pensar y que está basado en su sistema de creencias que vienen a determinar las pautas de distintos pensamientos que en muchas ocasiones desvían al individuo de su realidad circundante.
En este sentido, serán los significados de las palabras y su capacidad de develar auto-respuestas por parte del coacheé, lo que será trascendente en todo encuentro de coaching, en este mismo orden de ideas, se pueden presentar, las llamadas distorsiones cognitivas, creencias limitadoras y para este artículo “Los Saboteadores Mentales”.
El saboteo mental proviene, en gran parte, de la brecha existente de la herencia de actitudes y comportamientos aprendidos, simulados y repetidos que han sido influenciados por padres, familiares y amigos y aquellas experiencias producto de las vivencias de todo individuo, en donde la Terapia Cognitiva Racional y Psicología Gestalt tienen grandes aportes, pero la realidad supone para coach un desafío para activar las potencialidades y propiciar con la técnica de la pregunta, que el coacheé genere nuevas creencias y desmonte las falsas creencias que le están restando, paz, bienestar, fuerzas y energías, encararlas con herramientas que le faciliten al coach, el DARSE CUENTA”, en virtud que el intelecto, los pensamientos y la mente a través del ego toman por lo general, el control de las circunstancias, lo que supone un gran auto-desafío para coacheé. 

Un claro ejemplo de lo antes expuesto, es cuando un individuo expresa un 31 de diciembre al despedir el año en la cena navideña, “Si no adelgace el año pasado, menos éste”, y el 1 de Enero del otro año amanece esa misma persona, desayunándose con pernil, ensalada de gallina…. que quedó de la noche anterior, este simple ejemplo, expresa el saboteo mental o distorsión  cognitiva al que infinidad de individuos experimentan cuando no existe coherencia entre “lo que se dice y hace”, es decir falta de congruencia, tienden a ser fatalista, negativo, perfeccionistas, catastróficos, excesivamente emocionales, poseen prejuicios e ideas preconcebidas, entre otros.

Un individuo puede actuar creando suposiciones y prejuicios que determinan en ciertas ocasiones la forma de sentir y de pensar, todo ello es el fruto de los diversos aprendizajes que experimentó a lo largo de la vida; el mundo actual está impregnado de constantes cambios y aceleraciones, por ello, una creencia que en su momento fue positiva puede convertirse en un obstáculo o creencia limitante con los años. Este tipo de pensamientos limitarán las acciones del coacheé surgiendo en muchas ocasiones de manera inconsciente y automática, resultado que no le permita ver los distintos caminos que puede seguir para superar los obstáculos  de una determinada circunstancia en la vida.

Es la razón por lo que cada individuo es un mundo distinto, se comprenderá solo desde su pertenencia e identidad dentro de una cultura concreta, con un conjunto de creencias y valores, denotando así, a cada sujeto su propia individualidad, basado en esto, el coach debe centrarse en la idea que tiene el coacheé sobre su mundo y actuar sin crear suposiciones, ni prejuicio, sin inferir en la forma de sentir y pensar sobre las ideas de él, condicionando de alguna manera la actitud y los procesos de toma de decisiones que sólo el cochee debe asumir, emprender y re-descubrir.

Es por tal motivo, el saboteo que cada individuo tiende almacenar en su mente son falsas creencias e ideas distorsionadas de la realidad, de acuerdo a vivencias y experiencias pasadas, una técnica capaz de develar estos procesos mentales distorsionados y que ha servido de gran aporte a la ciencia humana como modelo de excelencia y que ha sido utilizada por numerosos neurocientíficos, es la Programación Neurolingüística( PNL),en virtud que se recurre a captar en cómo las personas representan su mundo su lenguaje, procesos neurológicos y conductas a modificar, recurriendo a la técnica interrogativa que facilita esa toma de conciencia personal y auto-descubrimiento, desde la aplicación de preguntas progresivas que vayan desde las abiertas y de sondeo que lleven a respuestas superficiales, hasta preguntas poderosas que conduzcan a resultados más profundos de acuerdos, opciones, compromisos y seguimientos. En el caso específico de los saboteadores mentales, los individuos tiene a utilizar juicios generales (supone dar validez a la opinión de la mayoría de la gente como la verdad absoluta), suposiciones (se emite opinión sobre otra persona sin verificar que la origina), conjeturas (se carece de información sobre otras personas). Estos saboteadores le impiden ver con claridad y es mediante la técnica antes señalada, que se le estimula a la persona re-descubrirse y ver un mundo de oportunidades, en este sentido, el coach detectará y captará la forma discursiva del coacheé su uso del lenguaje negativo y propicia mediante la pregunta a que reconozca las emociones e identifique los pensamientos más recurrentes, en especial los que estén bloqueando la realidad, por no ser verdad, procede a realizar preguntas a profundidad para que el coacheé genere estados de conciencia mental y pueda ver con claridad lo que está sucediendo a su alrededor y que posteriormente facilitará el cambio de su conducta o hábitos que lo tienen atado y que no lo dejan alcanzar sus objetivos. Estas preguntas poderosas, le permitirán al coacheé reforzar creencias potenciadoras para el desarrollo de sus capacidades, estima personal y auto-confianza, al mismo tiempo que desarrolle en su cerebro con nuevas rutas de pensamiento (neuroplasticidad), a partir de frases positivas creadas por él y que lo hagan sentir mejor, reforzando más su talento y motivación.
Para lograr lo antes expuesto, se tiene que reconocer en todo momento los saboteadores mentales que  inducen un mar de pensamientos,  provocando un gran desgaste de energía.  De ahí que, se conviertan en verdaderos vampiros energéticos, muy afianzados en el día a día y que se conforman por los pensamientos internos que hacen dudar de las capacidades, habilidades, talentos o competencias, convirtiéndose en grandes obstáculos en el camino de los objetivos o propósitos concretos, generando efectos limitantes para el paso a la acción o toma de decisiones importantes. Por ello, los saboteadores se deben bloquear y paralizar en un acto consciente, “de toma de conciencia personal” por parte del coacheé.

La escucha activa

Chirley Rodríguez
Yorlennys Chinchilla de Parra

Desde los filósofos de la antigüedad hasta la actualidad, el énfasis principal de la formación sobre la comunicación se ha centrado en la escritura y en la oratoria. Aristóteles definió el estudio de la retórica (comunicación) como la búsqueda de “todos los medios de persuasión que tenemos a nuestro alcance”. Keith Davis se lamenta de que el énfasis que se hace en el arte de escuchar es una modalidad reciente y que el primer libro editado en inglés dedicado totalmente al arte de escuchar se publicó en 1957 mientras que, anteriormente y después, se han escrito cientos de libros.

Para una buena comunicación es imprescindible desarrollar nuestra capacidad de escucha. Escuchar no sólo es seguir con atención el flujo de palabras, y gradualmente dejar de lado nuestro propio interlocutor interno. Conforme exploramos nuestra capacidad de escucha, descubriremos que se trata de una actividad expansiva. Nos permitirá percibir de una forma más directa las diferentes maneras en que participamos en el mundo que nos rodea. sobre la forma de hablar.

Parece ser que tenemos  el poder de ayudar a la gente sin mover un dedo y probablemente no seas consciente de ello.Antes de empezar quiero advertirte de los efectos secundarios de esta fabulosa habilidad. Resulta que también entenderás mejor a la gente, las personas se sentirán más vinculadas a ti y tendrás más probabilidades de conseguir lo que deseas. Sí, estoy hablando de la escucha activa.

Ser escuchados es una de las necesidades que todos buscamos satisfacer. Los estudiosos del comportamiento humano dicen que escuchar es un arte que puede aprenderse y cultivarse. Aseguran que la mayoría de la gente oye palabras pero no las lleva al nivel de la interpretación. Además, dicen que escuchar activamente implica escuchar el cuerpo, la mente y el espíritu, y pocos son los que están habituados a hacerlo, resulta demasiado agotador.
Cuando alguien es capaz de oír detenidamente a otro se produce un efecto envolvente, que genera intimidad y confianza, tanto al que escucha como al que es escuchado. En esta época en la que todos hablan y nadie escucha, que importante resulta que desarrollemos este arte. Con frecuencia nos encontramos con hijos que se quejan que sus padres no los escuchan; el mismo reclamo se oye de labios de  los esposos  y las esposas, y hay algunos más que se atreven a decir que sienten que ni Dios los escucha.

Ahora bien, usamos el lenguaje para crear y expresar nuestras emociones, conflictos y aspiraciones. Sin embargo muchos desconocen que escuchar sin prejuicios, de una manera receptiva, es una herramienta indispensable para conquistar lo que deseamos. Oímos por naturaleza, pero en un mundo tan complicado y dinámico, hemos ido perdiendo esa facultad. Lamentablemente, también oímos con menos precisión que con la que piensan, anhelan y sienten las personas que nos rodean.

En este orden de idea, es cierto que a veces hay personas que no hablan porque no saben qué decir o porque resulta más cómodo no decir nada. Pero hoy día el defecto más generalizado es precisamente el contrario: la inflación de palabras, la
«Incontinencia verbal» de las personas que siempre hablan y nunca escuchan. Extraña enfermedad que consiste en no escuchar y solo hablar, hablar por vicio, sin atender por donde va la conversación e interrumpiendo no pocas veces la palabras del otro. Es una especie de patología que pone  muy nervioso al interlocutor.

Hay un poder invisible en escuchar las palabras y el alma. Oír lo que no se dice, adivinar el discurso profundo y compenetrarnos con sus ideas y emociones. El poder de escuchar es una herramienta universal de éxito, que nos permitirá comprender a nuestros semejantes y compartir a plenitud con ellos. Quien se siente escuchado también aprende a escuchar a los demás.
Y es que saber escuchar es igual, o incluso más difícil, que saber hablar. La escucha activa es un elemento indispensable en la comunicación eficaz y se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a una persona se precisa cierta empatía. La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla.

Como se puede inferir, la escucha es una actitud difícil porque exige olvido de uno mismo y apertura atenta y gratuita hacia el otro. Escuchar significa dirigir mi atención hacia el prójimo y entrar en su ámbito de interés y en su marco de referencia. La escucha, diligentemente practicada, supone una acumulación referencia progresiva de sabiduría y de enriquecimiento psicológico. Escuchar quiere decir recibir del otro, después de haberle dado lo mejor de uno mismo.

Según el MIT, la escucha activa es una forma de prestar atención que permite conseguir más información, profundizar en otros puntos de vista, y trabajar en cooperación con otras personas. Pero probablemente la definición que más se acerca a la realidad es la que hicieron Rogers y Farson en 1979, donde la describieron como una manera de provocar cambios en la vida de los demás.

La sabia escucha implica humildad, paciencia y deseo de aprender. Quien piensa poseerlo todo, saberlo todo, no escucha al otro y solo habla porque cree que los demás son incapaces de aportarle nada. La persona engreída, orgullosa, no  escucha  o escucha  con aires de superioridad. Y en definitiva, lo que hace es empobrecerse porque solo aporta (habla) y nunca recibe (escucha), quedándose finalmente vacía de tanto hablar.

Algunos ex-negociadores de rehenes del FBI como Mike Webster y Gary Noester se refieren a la escucha activa como una herramienta clave en las negociaciones para estimular un cambio positivo en el secuestrador, y los mediadores profesionales también la describen como una de las principales formas de crear conexión con las personas a las que quieren ayudar.

Es lógico. La escucha activa bien utilizada genera confianza, cercanía y seguridad. Y esto trasciende el mundo de los negociadores y mediadores para transformarse en un arma imprescindible para convertirte en mejor comunicador.

Es importante destacar,  que en  varias investigaciones se ha visto que la principal diferencia entre los mejores negociadores de rehenes con el resto es que los más eficaces escuchan mucho más de lo que hablan, y además respetan los silencios.

Por otro lado el silencio es especialmente útil en situaciones tensas porque ayudar a calmar la tensión, y eso es imprescindible para que alguien deje de actuar de forma emocional y empiece a comportarse de forma más racional. Además, es de vital importancia entender que la escucha activa intenta ayudar a la persona escuchada a contactar con sus sentimientos. Se trata de abandonar la superficie del mensaje para profundizar en las emociones subyacentes.

Cuando escuchas activamente tu cometido no es solucionar los problemas de quien te habla o aconsejarle de la forma más sabia posible. Tu misión es lograr que reconozca y entienda sus sentimientos para que encuentre las soluciones por sí mismo. Sólo así podrá quedar convencido de que realmente ha encontrado la mejor solución para él.

Una vez hayas superado esta primera etapa más comprensiva y empática, podrás avanzar a una segunda etapa donde estarás más legitimado para dar tu opinión, aconsejar, o persuadir desde tu propio contexto. Cuando entiendas lo que la otra persona quiere te resultará mucho más fácil comunicarte con ella.

Por último, desarrollar esta habilidad requiere, más que ninguna otra, de una gran voluntad y disposición hacia el cambio de enfoques, conductas y formas de ver las cosas. Es algo que debe producirse desde “dentro” del individuo.

martes, 29 de noviembre de 2016

Coaching, o Aladino, la lámpara y el genio

Aura Adriana Delgado C
Rosilvi García de Joya
Helyana Del Moral

Cuando se escucha el término coach, usualmente lo asociamos a la labor de aquel profesional que en el ámbito deportivo entrena y obtiene del atleta el mejor desempeño posible. Ahora bien, si un deportista es susceptible de mejorar su rendimiento a partir de la labor de su coach, no es viable que cada uno de nosotros como atletas de la vida, alcancemos nuestro mejor desempeño en distintos ámbitos de la cotidianidad, de la mano de un coach, dispuesto a conseguir de nosotros el mejor desempeño en el área que nos inquieta?

El coaching es una disciplina que convertida en una herramienta con distintos alcances, ha demostrado su eficiencia tanto el ámbito organizacional como personal, siempre trabajando en la obtención de lo mejor del coachado, ya sea que este se encuentre en momentos decisivos, de transición, de dudas en su vida o simplemente que desee conseguir el norte frente a decisiones que tiene tomadas pero no sabe cómo abordar.

En tal sentido es oportuno acotar que el coaching consiste de acuerdo a la International Coaching Federation (ICF) de España en una “relación continuada que ayuda a obtener resultados extraordinarios en la vida, profesión, empresas o negocios de las personas…mediante el proceso de coaching el cliente profundiza en su conocimiento, aumenta su rendimiento y mejora su calidad de vida”

A la luz de esta definición, se evidencia que el coaching es una disciplina práctica, donde lo importante es el hacer, y por tanto su metodología se enfoca en los resultados. En tal sentido y en concordancia con la técnica que se considera su más antiguo antecedente, la Mayéutica, palabra griega que traduce obstetricia, sin embargo fue modificada por Sócrates quien desde el ámbito filosófico lo utilizó como el arte de dar a luz (al humano pensador). El estilo socrático promueve a base de preguntas que el receptor de ellas medite y encuentre la respuesta él mismo. Dé a luz las cualidades y respuestas que éstos ya tienen en su interior, mediante un proceso inductivo que en coaching se conoce como preguntas poderosas.

Podríamos pensar sobre la base de la afirmación anterior, que entonces el coaching no es una herramienta ajustada a nuestros tiempos por remitirnos en su procedimiento a mecanismos utilizados en la Grecia Antigua? Pues no, definitivamente no!

Ann Betz, Coach y Ponente de las VIII Jornadas Profesionales de Coaching realizadas en 2013 destacó en su ponencia la relación de las neurociencias y el coaching, al explicarlo desde una perspectiva neurocientífica. Entre sus argumentos, esgrimía que el cerebro es neuroplástico y puede cambiar, siendo el coaching una de las mejores maneras de facilitar este cambio, o no es ese acaso uno de los propósitos de quienes acuden a un conversatorio, cambiar para crecer, discernir, escoger?  En segundo lugar el coaching promueve y nos ayuda a integrar muchos aspectos de nosotros mismos, haciéndonos más efectivos. Y la tercera es que estamos programados para reaccionar. El coaching nos ayuda a crear y a elegir, en lugar de dejarnos dominar por nuestras reacciones. Vale decir, el coaching nos ayuda a cambiar, a integrar y a elegir más libremente.

Siendo así el coaching se constituye en la herramienta crítica idónea para la creación de un cambio cultural en el caso de las organizaciones, o un cambio en la manera de pensar y de actuar cuando nos referimos a personas. En ambos casos el coaching se encamina a la creación de nuevos hábitos y a la superación de formas de pensar, que le impidan desarrollarse apropiadamente, sean estos conscientes o no de ellos.

Ya que la base del trabajo en coaching es el hacer y no el describir ni categorizar, esta disciplina trabaja con las creencias del individuo y el grado de compromiso que necesita para acometer los ajustes. Es posible presentar de manera resumida la labor que realiza un coach con su coachado en estos sencillos pasos, lo cual no le resta importancia a la preparación que debe tener el coach para abordar el proceso de modo profesional:

a.    Precisar qué es lo que el coachado quiere con exactitud para evitar desencuentros.
b.    Definir dónde se encuentra el coachado con relación a su meta, de modo de encontrar mecanismos realistas para llegar hasta allí.
c.    Establecer el camino para llegar a la meta propuesta.
d.    Identificar cuales elementos dificultan su trayectoria a fin de allanar dichos obstáculos y acometer su empresa.
e.    Elaborar juntos coach y coachado un plan de acción que involucre pensamiento, emoción y acción, para alcanzar su meta.

Es importante destacar que alcanzar este objetivo, que es la razón de ser del proceso de coaching, el coach dispone de recursos en los cuales se apoyará para facilitar, para mediar entre el coachado y su meta. En consecuencia el coaching, como proceso, ayuda a elevar la conciencia siendo el diálogo el precursor de estos cambios en la conciencia, que permiten cambiar la percepción de la realidad y al cambiar la percepción de la realidad cambia la formas de relacionarse el coachado  con el entorno.

Para ello, el arte de saber escuchar es una herramienta vital del coach para poder asistir efectivamente al coachado, solo así podrá inferir en las conversaciones los elementos del compromiso que deben fortalecerse. Su éxito se centra en su capacidad para que el coachado asuma responsablemente los compromisos acordados que sin duda le llevaran al lugar que idealmente han fijado como meta del trabajo a realizar. Recordemos que las sesiones no son para teorizar y establecer categorías que describan causas y/o consecuencias, sino elaborar una bitácora que nos permita visualizar el camino a seguir para realizar el viaje a nuestra meta, a nuestra mejor opción, de manera eficiente y sustentable.

En palabras de Cecilia Solano, el coaching enfocado en el cambio de conductas, se basa en el desarrollo de habilidades intra e interpersonales, que faciliten la obtención de resultados en el ser humano y el ámbito donde este se desarrolla, mostrando opciones viables, identificando hábitos y creencias, sean estas limitadoras o potenciadoras, las primera para modificarlas y/o suprimirlas en la medida de lo posible y las segundas para precipitar los cambios esperados, favoreciendo la exploración de opciones posibles.

Como es fácil inferir, el coach es una persona cuyas competencias le habilitan para desplegar herramientas y poner de manifiesto habilidades que le son imprescindibles para la consecución de su labor. En este orden de ideas la International Coaching Federation (ICF) ha desarrollado once competencias básicas para fomentar una mayor comprensión sobre las habilidades y los enfoques utilizados actualmente en el ejercicio de la profesión.  Las mismas giran en torno a destrezas y conceptos que van desde lineamientos éticos hasta gestión de procesos y responsabilidad personal.

Una vez realizado este recorrido convenimos en afirmar que la labor del coach o Aladino, es obtener de la lámpara o coachado al genio que dentro de él habita y que cuenta con los recursos propios para abordar cada uno de sus deseos. La labor de Aladino consiste en sostener la lámpara y cuidadosamente pulirla de manera que el genio emerja con las respuestas, con las creencias, con las bitácoras del viaje que ha de realizar para lograr que sus deseos se cumplan.

El genio encerrado en una lámpara, oculta y olvidada por años, quizás toda su vida, sin tener conciencia que las respuestas estaban allí dentro de sí. Coach/Aladino sabe su valor con solo ver la lámpara/coachado y poco a poco, con esmero procura llevarlo a un estado ideal, ese estado en el cual el Genio se hará presente y ofrecerá respuestas, alternativas y cambios de creencias y consecuentemente de conductas que permitirán que la meta alcanzada no sea un evento espasmódico sino una experiencia palpable y sustentable.  Las respuestas siempre estarán allí.   

Si asumimos la metáfora de la lámpara de Aladino y el genio de la lámpara, podemos poner de manifiesto el proceso de búsqueda, limpieza, cuidado y exposición de dones, atributos, valores, potencial, talento y hacer que una persona como el genio aflore mostrando el poder transformador del trabajo realizado por el coach. Cuando el coachado logre salir del fondo de sí mismo personificado por esa lámpara acorazada, llena de hollín, tizne, corrosión, representado por sus miedos, creencias limitadoras, inseguridades o simples bloqueos o puntos ciegos que no le permitían avanzar, logrará evidenciar el resultado del proceso transformador.

Gracias a la labor de un coach que despierta, escucha y acompaña la construcción de un ser realizado y autónomo que a través de un proceso de coaching, el coachado llega a convertirse en una mejor versión de sí mismo. En tal sentido el coaching es una técnica que promueve una vida feliz a partir de la realización de cambios permanentes, conducentes a la obtención de unos objetivos a corto, mediano y largo plazo.

El coach es Aladino quien a partir de un trabajo minucioso o coaching, consigue que el coachado o genio, salga de su lámpara o interior para que empoderado se incorpore con una renovada visión a su quehacer desde las certezas que adquiere con el acompañamiento exitoso de un profesional con calidad humana y competencias técnicas para su provechoso ejercicio. 

Crea tu propia vida

Anni Patricia Gallardo

Las creencias, sabemos que existen, pero como notamos si son ¿limitativas o potenciadoras? Ya que son nuestras creencias son de nosotros, son nuestro perfume, nuestro lente personalizado, con lo que aprendimos a leer, a conocer, son esas las cuales nos identificaron en nuestro crecimiento, personalidad y hasta manera de manejar nuestra infancia, nuestra adolescencia, esa manera que adoptamos en ver nuestra realidad de la vida.

El tema es tan complejo, el saber identificar cuales nos hacen bien y cuáles no, como yo juzgo a mi madre si ella fue criada con esas creencias, o a mi padre que le toco crear las suyas, fueron sus bases y por supuesto esas bases me las inculcaron a mí. Ahora bien, estamos en esta vida experimentando, aprendiendo, conociendo cada día distintas cosas y hasta tenemos nuevas oportunidades al conocimiento, y por mi creencia todos vinimos a superar esas cualidades erróneas de las manera que nos enseñaron a ver las cosas por medio de un crecimiento espiritual y personal, ya que la vida se nos acaba cuando dejamos de aprender, cada día hay más estudios y métodos que existen para dicho crecimiento.

La Real Academia Española (RAE), define a la creencia como el firme asentimiento y conformidad con algo. La creencia es la idea que se considera verdadera y a la que se da completo crédito como cierta.

Puede considerarse que una creencia es un paradigma que se basa en la fe, ya que no existe demostración absoluta que lo compruebe. Por eso la creencia está asociada a la religión, la doctrina o el dogma por lo tanto siempre “Tenemos que respetar a quienes tienen creencias diferentes a las nuestras”.

La conformación de una creencia nace desde el interior de una persona las mismas se desarrolla a partir de las propias cultura y los valores enseñados en casa, aunque también es influenciada por otros factores como lo son los amigos el colegio, la sociedad y las que nos tocaron conformar por si solas. Y las mismas se dividen en creencias limitadoras y las positivas.

Las creencias limitadoras se identifican por ser aquellas que lo que consiguen es que se nos incapacite para poder pensar o actuar de determinada manera ante una situación concreta y así nos afecte directamente a la mejor solución.

Las positivas o potenciadoras, por su parte, lo que logran es mejorar nuestra autoestima y nuestra confianza ya que básicamente de lo que se encargan es de ayudar a potenciar o descubrir nuestras capacidades. De esta manera, nos otorgan seguridad e iniciativa para poder llevar a cabo determinadas actuaciones ante hechos concretos que surjan y poder llevarnos a la solución deseada.

La gran meta es poder tener el conocimiento de identificarlas podemos acceder a nuestras creencias básicamente observando nuestros pensamientos, el lenguaje que utilizamos, nuestra conducta, las reacciones de los terceros hacia nosotros, las decisiones que tomamos y analizando aquello que nos bloquea o donde notamos lentitud a los resultados que queremos obtener.

No obstante, al percibir nuestras creencias como verdades absolutas, el identificarlas como “creencias” va a requerir de nosotros un esfuerzo importante de ecuanimidad, flexibilidad y disposición a deslastrarnos de algunas de nuestras ideas. Las creencias también pueden ser difíciles de identificar cuando las usamos como “juicios lógicos” para justificar comportamientos que no nos sentimos capaces de evitar o para argumentar algo a lo que no nos queremos enfrentar.
En general Las creencias se definen como opiniones y puntos de vista personales que se tienen sobre cada una de las facetas de la vida, y que conforman nuestra manera de ver el mundo algunas de manera negativa y otras de manera positiva. Basándose en los valores, nuestro sentir y manera de ver las cosas; se crean el comportamiento y finalmente, en cómo se ejecutan las acciones más coherentes de entre las muchas alternativas por las que podemos optar para enfrentar una situación.

Principios para poder detectar estas creencias limitantes:

-Obsérva tu vocabulario
-Observa las situaciones o personas que atraes
-Detecta las frases negativas o limitantes a las cuales te enfrentas a diario (las que generen desconfianza, dudas, incapacidades)
-Recuerda mantener la objetividad en tu propio análisis
Luego de detectarlas es necesaria que sea cambiada por una creencia positiva ¿Cómo lo hacemos? Juzgando la fuente de esta creencia.

Es importante estar completamente atentos y con la mente abierta y cuestionar la veracidad de esta creencia y así poder ampliar la perspectiva y que sepamos cuáles son nuestras creencias y porqué.

-Verifica que veracidad tiene esa creencia
-Determina que tan efectiva y real es y que tan cerca esta de cumplir con tu objetivo deseado
-Identificar de donde proviene, o como has llegado a la conclusión de que los hechos son, como lo dictan tus creencias.
-Es importante que sepas qué intención positiva tiene tu creencia limitante antes de cambiarla

Luego de que te sientas con seguridad de haber entendido el por qué de cambiar esta creencia ubica en tu mente la mas idónea y afiánzala para que pueda ocupar ese espacio que dejamos vacío, como lo hacemos eficazmente:

-Repítela cuantas veces puedas (esa voz podrá darle fuerza a tu nueva creencia tu puedes lograrlo)
-Modifícala con acciones que correspondan a la misma recuerda somos lo que pensamos

Recuerda que si tenemos tiempo investigando e incursionando en esta búsqueda de ser cada día más feliz y libre, el éxito está en la perseverancia nunca podemos desvanecernos en el intento, solo hasta conseguir los objetivos la libertad de las emociones.
Si quieres conseguir más de tus metas y sueños a lo largo de tu viaje  personal llamado vida, debes identificar y eliminar el obstáculo más grande – tus creencias limitantes.  Nunca te creas que no eres lo suficientemente bueno como persona y no te mereces el éxito, así nunca permitirás crear el éxito o libertad emocional que buscamos en la vida así nunca serás testigo de tu propia grandeza, alcanzar tus metas más importantes o compartir tus dones con el mundo eso debe ser tu satisfacción más deseada.

La respuesta es que no importa cuál sea la dirección verdadera. Lo que importa es saber cuál de las dos nos capacita más y nos logre librarnos de pesares. Todos podemos encontrar a alguien para apoyar nuestras creencias y hacernos sentir más seguros sobre ellas pero es momento de crear nuestra propia realidad o vivir las creencias de los demás y vivir sumergido en sufrimientos externos.
Con conciencia en lo más alto podrás crear y eliminar creencias, que te permitan cumplir tus sueños, dejar tú legado y por supuesto, ser feliz.

Sigue adelante y Crea tu propia Vida.