Reina Arias de Sayago
En
un mundo en constante cambio como el actual, la estrategia adecuada para poder
resolver situaciones es la comunicación. Es por ello que debemos “HABLAR MENOS… SABER ESCUCHAR”. La
importancia de saber escuchar al otro se nos presenta como una nueva manera de
interpretar la realidad así como nuevas posibilidades de actuar en el ámbito
profesional y personal. Como individuos, debemos aprender a comunicarnos de
manera asertiva desde la humildad, asumiendo la responsabilidad por lo que
decimos o hacemos. Es imperativa una actitud de apertura hacia el aprendizaje, convirtiéndonos
en auto-críticos para avanzar con paso firme hacia la concreción de las metas gracias
a la capacidad de escuchar y observar a la otra persona con detenimiento
llevándolo a la toma de conciencia de la situación e
incrementando las alternativas para conseguir cualquier objetivo, personal o
profesional.
El coaching es una desarrollada forma de
comunicación diseñada para ayudar a una persona a generar un resultado deseado gracias al desarrollo
de la conciencia. La esencia del coaching es ayudar a la persona a cambiar en
la forma en que ella desee y ayudarle a dirigirse en la dirección que quiere
tomar y alcanzar lo mejor de sí.
Para escuchar tenemos que agudizar los
sentidos. Primeramente es necesario establecer una conexión visual con la
persona para que entienda y sienta que nos importa lo que nos está diciendo. Es preciso tener en cuenta que la postura
corporal y hasta los gestos tienen que ser cercanos y lentos a fin de brindar tranquilidad y relajación a quien nos
habla.
Saber escuchar nos ayuda a
relacionarnos, nos hace conocer la personalidad, los temores, deseos y valores
de quien nos habla, nos da información útil que nos lleva a aumentar nuestro
conocimiento. La comunicación es esencial en toda relación humana, por lo tanto
debemos saber cómo ponerla en práctica escuchando activamente al coacheé. Esto requiere
el desarrollo de una serie de habilidades, pero sobretodo, requiere de una
actitud de apertura y de respeto hacia la persona con la que estamos
conversando.
Esto
implica potenciar en nosotros las competencias comunicativas orientadas hacia
la coordinación de acciones y enfocadas a optimizar resultados positivos en
nuestro comportamiento y en nuestras interrelaciones de tal manera que se
manifieste un clima positivo que genere confianza, respeto, interés y atención.
Para el coach escuchar es fruto de una
decisión consciente y es posible gracias a una práctica sistemática que nos
lleva a convertirnos en el espejo que devuelve al coache sus vivencias
facilitando que tome conciencia de sí mismo, de su conducta, de su lenguaje, de
sus emociones y de cómo estos elementos determinan su vida, como la vive, como
desea vivirla y que puede hacer para cambiarla.
El “arte de escuchar” también está en el
centro de la teoría de la “Inteligencia Emocional”, que ha revolucionado el
concepto de inteligencia que ha prevalecido durante años. En la parte dedicada
a “Ser hábil con la gente”, D. Goleman incluye, entre las principales
habilidades que caracterizan la inteligencia emocional, la de comprender a los
demás, expresando como subtítulo percibir los sentimientos y perspectivas
ajenas, e interesarse activamente por sus preocupaciones.
Cuando se refiere a “El Arte de
Escuchar”, Goleman expresa: “Cuando estás desesperado por hacer una
venta no escuchas con la misma atención. Para escuchar en el lugar de trabajo
es esencial escuchar bien. Quienes no pueden o no saben escuchar dan la
impresión de ser indiferentes o insensibles, lo cual a su vez, torna al otro
menos comunicativo. Escuchar es un arte. El primer paso consiste en dar la
sensación de que uno está dispuesto a escuchar; esta aptitud se corporiza en
los gerentes que observan una política de “puertas abiertas”, que se muestran
abordables y que se esmeran en escuchar lo que su gente tiene que decir. Y, a
los oídos de quienes se muestran abordables, llega más material”.
Entendido de esta manera, escuchar es
interpretar poniendo nuestra atención a las personas por lo que requiere de
enfoque, disposición y destreza que provee al
individuo más conocimientos ya que quien escucha
aprende y quien aprende se fortalece.
Es evidente la importancia de saber
escuchar en cualquier proceso comunicativo, pero a menudo se suele prestar más
atención a lo que se dice frente a lo que se nos dice. Muchos piensan que el
proceso de escucha es automático, pero se equivocan. Para escuchar de manera
correcta se debe hacer un esfuerzo mayor que el de comunicar y de esta manera
podremos descifrar y entender todo lo que se
nos dice.
El arte de la escucha activa debe
adueñarse del Coach profesional, mediante el
desarrollo de esta habilidad se podrá guiar al coacheé durante todo el
proceso. Es un método de escucha en el cual el oyente entiende claramente lo
que la otra persona quiere transmitir. Esto requiere de mucha disciplina y del
desarrollo de nuevos hábitos. El acto de escuchar plenamente es
esencial para que las personas sientan que son importantes y significa que los aceptamos
tal cual como son y que nos tomamos seriamente lo que traen a la sesión.
Desde esta visión, se
hace necesario poner atención al lenguaje verbal y no verbal, que abarca desde
el tono de voz hasta los gestos y las posturas que presentan, los silencios que
se suscitan y de manera muy atenta observar las emociones que la otra persona
siente e intenta transmitirnos, todo ello evitando la emisión de juicios aceptándolo tal como es y
percibiéndolo a través de todo su ser desde la empatía.
Tenemos
que estar abiertos a percibir para obtener toda la información sobre su estado
de ánimo, sobre la coherencia o incoherencia de sus mensajes, percibir si la
persona dice lo que piensa o lo oculta, si acepta sus emociones o trata de
evitarlas, si es sincera, consigo misma y con los demás para así comprender
su particular manera de observar la situación dándole la
importancia que merece, creándose a su vez un clima de respeto, estima y
confianza reconociéndole el protagonismo que tiene en esa
conversación y que es el coach quien lo acompaña en la reflexión de las acciones
concretas para la acción que generará los cambios de perspectiva, aumentando la
motivación, el compromiso y la responsabilidad.
Es por ello imprescindible aprender a
hacer las preguntas adecuadas para así clarificar, reflejar y parafrasear lo
que se escucha con la finalidad de poder comprender mejor y elaborar interpretaciones con sentido
para el coacheé ya que la meta no es solamente
escuchar el mensaje sino entenderlo. Escuchar es aprender. Sostiene D. J.
Kaufman: “La inteligencia es la recompensa por haber pasado una vida escuchando,
sobre todo en esos momentos en que hubieras preferido hablar”. Cuando aprendes
a estar callado durante más tiempo y a dejar que los demás hablen, estarás
multiplicando las probabilidades de aprender de ellos. Cuando eres tú quien
habla, las oportunidades de aprender se reducen drásticamente. Recuerda que
todos tienen algo que enseñarnos. De hecho, los aprendizajes más interesantes
de mi vida los he encontrado donde menos los esperaba. Solo tienes que aprender
a escuchar sin estereotipos.
A continuación se presentan nueve
premisas claves a la hora escuchar:
1- Atiende al cliente.
2- Escucha las preocupaciones, las
metas, los valores y las creencias del cliente sobre lo que considera posible y
no posible.
3- Distingue entre las palabras, los
tonos y el lenguaje del cuerpo.
4- Imita sus gestos levemente para estar
en sintonía con él (cliente).
5- Resume, parafrasea, reitera, refleja
lo que el cliente ha dicho para asegurar claridad y entendimiento.
6- Anima, acepta, explora y refuerza las
expresiones del cliente sobre sentimientos, percepciones, preocupaciones,
creencias, sugerencias, etc.
7- Integra y construye basándote en las
ideas y sugerencias del cliente.
8- Remarca la esencia de la comunicación
del cliente y ayuda al cliente a llegar a ello en vez de perderse en largas
historias descriptivas.
9- Permite al cliente a que exprese o
clarifique la situación, sin enjuiciarla ni engancharse en ella, con el fin de
moverse hacia pasos siguientes.
No cabe duda que en el coaching escuchar
es esencial pues esta práctica activa una conversación transformadora. La
escucha activa es indispensable en el coaching, pues sin ella un coach no
tendría la retro-alimentación necesaria para hacer las preguntas focalizantes en
el momento oportuno. Si el coach no escucha bien, no puede preguntar bien; pero
una escucha activa permite dar una adecuada retro-alimentación de lo expresado
por el cliente, y así poder seguir avanzando en una conversación
extraordinaria.
Es por ello, que en el coaching escuchar
y preguntar se implican recíprocamente. Juntos forman el ciclo para la
efectividad de una sesión de coaching.
Escuchar hace conexión con preguntar con curiosidad para dar
retro-alimentación – servir de espejo – a fin de dar lugar a la auto-exploración
del cliente; esto implica desafiar las aseveraciones del coacheé. Para este fin
el coach retro-alimenta no a través de interpretaciones, sino de preguntas –
feedquestioning – que invitan a revisar otros puntos de vista, centrarse en lo
significativo, confrontar la pertinencia de las afirmaciones y generar la
reflexión.