Rosemary
Blanco
Yaminy
Palacios
El concepto de Acción Comunicativa, se explica través de la comunicación, proceso por medio
del cual las personas proyectan sus ideas, pensamientos, saberes, sentires,
emociones que el individuo expresa. Entonces es evidente que gesticular,
hablar, pronunciar palabras, escribir, es primordial y elementalmente un
entenderse con alguien sobre algo.
Para Habermas (1991, p.8) el lenguaje “…es
el medio principal de coordinación de la acción, es la forma primaria de
interacción social, de la que en definitiva dependen todas las demás”; es
decir, la interacción humana viene dada por el empleo del lenguaje para
comunicarse, orientado a entenderse es lo que se llama “Acción Comunicativa”.
Por ello entre las habilidades deseables en un coach está el desarrollo de una
comunicación efectiva, especialmente en la activación de “la capacidad de
escuchar”, punto principal de este artículo; escuchar atentamente,
deslastrándose de los juicios de valor, concentrándose completamente en la
expresión oral y gestual del coachado, para llegar a una completa comprensión
de la situación.
En este sentido… realmente ¿sabemos
escuchar?, ¿cómo se aprende a escuchar atentamente? A veces sucede algo como esto:
En una conversación de una Dama Profesional con su esposo, él le informa que ya
le envió los recaudos para la solicitud de empleo de ella, pero que no ha
podido enviar los de él, dice… “cualquier cosa si no hago los míos te vas sola
y mantienes al niño con el dinero que mandes!!!”. Ella le contesta que para
donde se vaya ella, se lleva a su hijo, que dejarlo no está planteado. El
marido replica… “con el repele me mantienes a mí”. A lo que ella contesta si te
vienes conmigo cuidas al niño, lavas, planchas y cocinas, negociamos tu manutención. Y él
contesta “para lo que quedé, de profesor, conferencista internacional, pase a cachifo
perol !!!
La
conversación anterior refleja réplicas y contra-réplicas, dando a entender que
cada uno está en su posición, sin llegar a la comprensión de lo expresado
verbalmente por el otro, no se genera el proceso de comunicación efectiva. Demostrando
la falta de habilidad para escucharse.
En la cotidianidad familiar,
laboral y social, deben fluir los procesos de comunicación, para lograr
entendimiento, es deseable aprender a escuchar. En ocasiones recordamos etapas
de la vida, donde interactuando con otras personas, nos han dicho… “es que tú no sabes escuchar”,
“no me estas prestando atención a lo que te digo”, “no estás escuchando, deja
que concluya mi idea”, “no me dejas hablar”, “lo que importa es tu punto de
vista”. Es cierto, podemos sentirnos
como en un túnel, donde estamos sumidos en nuestros pensamientos y convicciones,
oímos sin escuchar nada claro, no prestamos atención a lo que dicen los demás.
Según la lnternational Coaching Community (2016:p.2), la escucha
significa “estar completamente presente y atento durante el proceso de coaching,
escuchando y facilitando la auto-expresión de su cliente, enfocado en la agenda
del cliente y no su propia agenda”. El coach está en contacto con su cliente y
además presta atención a su intuición. De igual manera, el artículo sobre “Las
10 habilidades o herramientas más significativas del coach” (2012), refiere que
en la comunicación efectiva debemos desprendernos de nuestros juicios y
prejuicios. No se trata de convencer sobre nuestro punto de vista, sino
entender al coachado. Esto quiere decir que el coach debe:
1. Tener idea clara de las cosas.
2. Llegar a saber con perfección la situación o estado actual de la
persona.
3. Penetrar conociendo su
ánimo e intención.
4. Discurrir, inferir, deducir.
La fuente anterior también
refiere que, “…escuchar es estar atento a lo que dice el otro de manera verbal
pero también no verbal. Escuchar activamente es ayudar al otro a expresarse gracias a
la relación de confianza que establecemos y la sintonía que intentamos crear”.
Por ello, entran en juego las preguntas poderosas, es decir hacer esas
preguntas reveladoras para ayudar a nuestro cochado a describirse por sí mismo.
Para reforzar estas ideas, nos
permitimos consultar a la Lcda. Carmen Garmendia (conversación informal,
noviembre 8 2016), Orientadora y Coach Certificada, quien señala que hablar es
una necesidad, sin embargo escuchar (cuando se trabaja en orientación), es un proceso determinante para que exista una
comunicación eficaz. “Saber escuchar”, es dejar que los demás hablen y acaben
lo que están diciendo, implica sobre todo ser “paciente”, tener el tiempo
disponible para que la persona que habla se sienta “cómoda y respetada”.
En la perspectiva que esta
profesional adopta, cuando ella activa la “escucha profunda”, toma en cuenta
totalmente al cliente (paciente), sin interrupciones, sin juzgar, sin criticar.
Le presta la debida atención, manteniendo un silencio respetuoso y atento,
mirándolo a los ojos para que sienta que lo están tomando en serio y se tiene
interés en sus vivencias. Afirma “…cuando en orientación nos disponemos a
escuchar, la atención debe estar dirigida hacia el mensaje”, quiere decir que existe
una intencionalidad, donde todos los sentidos están enfocados en el mensaje que
se está recibiendo. También recalca que saber escuchar va a permitir:
1.
Conocer los intereses y sentimientos del que habla, pues de esta manera
la comunicación es más efectiva.
2.
Minimizar las potencialidades de conflicto, al reducir las
interpretaciones erróneas en la conversación.
3.
Proyectar una imagen de confianza y respeto.
Ya para concluir, en primer
lugar, es importante que el coach practique el auto-reconocimiento. Esto quiere
decir que debe pasar por un proceso de auto-evaluación o cuestionamiento con el
objetivo de conocer sus potencialidades, debilidades y fortalezas. En segundo
lugar, disfrutar ayudando a otro para llevarlo de una situación actual no
satisfactoria a otra deseada, procurando desarrollar la capacidad de escuchar
de una manera diferente, sin juzgar, asumiendo una postura neutra, pero
tratando de comprender profundamente al otro. El coach escucha con el cuerpo,
percibe con todos los sentidos, imprime la emocionalidad. Muestra interés por
el otro y tiene una actitud no verbal participativa, tratar de mantener el
contacto visual con el coachado, cualquier elemento distractor pudiera
entorpecer la sintonía, o ser considerado por el cliente como que no se le está
prestando la atención que merece.
Referencias
Habermas, J. (1991). Aclaraciones
a la ética del discurso. Valencia: Libros Tauro.
ICC (2016). Competencias fundamentales en el Coach ICC.
Documento digital.
Las 10 habilidades o herramientas más significativas del
coach (2012). Disponible: http://www.anse.fr/espanol/caja-de-herramientas-i-habilidades-de-relacion-en-el-coaching-alain-cardon/. Consulta: noviembre 06, 2016