Beatriz Rosales
Emilia Lee
María Márquez
Roxana Sánchez
“Somos lo que creemos”, con frecuencia oímos
esta afirmación sin detenernos a reflexionar sobre el poder de su significado y
el impacto que tiene en nuestras vidas.
¿Existe
una realidad independiente del individuo que la experimenta? ¿Llamamos realidad
al conjunto de percepciones acerca de
hechos o circunstancias? ¿Están determinadas esas percepciones por el sistema
de creencias?, llamamos “realidad” al resultado del procesamiento que cada
individuo realiza de los datos o información que recoge del entorno a través de
los sentidos, de tal forma que, ese conjunto de datos se decanta y vinculan
para dar origen a una construcción mental, constituye una “realidad subjetiva” individual
y singular.
La
interpretación que cada individuo
hace de un objeto o situación constituye
la percepción, lo que le da significado y
lectura a la misma; en razón de ello; y en respuesta a las dos primeras
interrogantes con las cuales iniciamos esta reflexión podemos afirmar que no
existe una realidad independiente del sujeto que conoce, y que la misma es el
resultado de la suma de percepciones.
Ahora
bien; las creencias constituyen el
andamio sobre el cual se estructuran las percepciones y por consiguiente la
realidad subjetiva; ¿que son las creencias? Son
afirmaciones que damos por ciertas
y validas, es el encuadre con el cual dimensionamos la realidad, las
creencias determinan los pensamientos,
emociones y acciones, es la base para la toma de decisiones. Las creencias que tenemos acerca de varios
tópicos de la vida pueden controlar nuestros pensamientos y por ende nuestras creaciones
y acciones, ellas están dentro de nosotros, sembradas o adquiridas sin darnos cuenta, pero se han
quedado muy profundas. podemos tener ahora la llave y entrar a revisarlas
una a una , sin juicio ni culpa , analizarlas y sentir como cada una de ellas en muchos momentos nos han llenado de miedos, paralizándonos,
limitando a plenitud el disfrute de
cosas que la vida nos ofrece, que están ahí día a día, esperando que las miremos, que nos
asombremos de ellas, que las
agradezcamos y que nos piden que
las disfrutemos sin culpas.
Las
creencias pueden convertirse en una camisa de fuerza para la obtención de nuestros objetivos, o pueden
ser catapultas hacia estos. Es una camisa de fuerza cuando limitan o impiden avanzar, en ocasiones son "discapacitadores" funcionales y sociales; son impulsoras cuando motivan, encauzan
y nutren el proceso de toma de decisiones encaminadas hacia la concreción de un
proyecto de vida; en este orden, es pertinente afirmar que las creencias pueden
ser positivas o negativas, según impulsen o limiten.
Eso quiere decir que, estas no son estáticas, ni están implantadas en nuestro ADN, son
adquiridas y reforzadas a lo largo de la vida por de diversos medios; como la historia familiar,
tradiciones, agrupaciones religiosas, sistema escolar, grupos sociales,
películas, literatura, la música, imitación de personajes
significativos, conclusiones como resultado de traumas del pasado.
Establecemos
nuestras creencias al generalizar las
experiencias propias y de otros,
cuando somos jóvenes creemos lo que nos dicen acerca de nosotros y del mundo
porque no tenemos forma de comprobarlo y pueden persistir sin modificarse a través
del tiempo; atreverse a cambiar las creencias limitadoras es el primer
paso, creer que es posible hacerlo,
asumiendo la responsabilidad de tener lo que queremos con fuerza,
utilizando nuestro gran poder mental atrayendo a nuestra vida la gente y
resultados que queremos.
El estilo de vida -características que definen una forma
de vivir- comprende aspectos
socio-económicos, culturales, sociales, educativos, cognitivos, ambientales,
alimentación, costumbres, religión, tradiciones creencias; por mencionar las
más condicionantes, que determinan y delimitan el comportamiento, pensamiento y
actitud de los individuos en una sociedad.
Dentro de este marco; las creencias también influyen en
el estado de salud de todo nuestro ser, afectando la calidad de vida de las
personas, hábitos sobre los cuales gira nuestra vida; así por ejemplo, la forma
de alimentarnos (alimentos que consumimos, la forma que los preparamos, la
dieta heredada de nuestros ancestros) incide en la diversidad de enfermedades como grupos poblacionales
existen. Pareciera pertinente que eventuales crisis de salud son buenas
oportunidades para un auto-coaching que nos permita modificar nuestro presente y
crear el futuro que anhelamos.
A
través del coaching podemos
intervenir el sistema de creencias
para sustituir, eliminar y transformar aquellas que son limitantes, que
actúan como anclajes negativos impidiendo el avance, y por el contrario nutrir y reforzar las impulsoras y
motivadoras que permiten lograr nuestros objetivos. Como define la coach Cecilia Solano: “El Coaching está enfocado en el cambio de
conductas, desarrollo de habilidades intra e interpersonales que faciliten la
obtención de resultados en el ser humano y su contexto”.
Para
comenzar un proceso de cambio, lo primero que debe suceder es observar de forma
consciente nuestro sub-consciente, es decir; lo que subyace en cada proceso de
toma de decisiones, significa darse
cuenta de cómo nuestro sistema de creencia, impulsa o limita el éxito de
nuestro proyecto de vida.
En segundo lugar, identificar las creencias
limitantes e impulsoras, resulta provechoso en
este aspecto escuchar nuestras expresiones verbales cotidianas, hacer
una lista de los argumentos que han soportado la toma de decisiones, y realizar
un inventario del sistema de creencias. Un ejemplo de una creencia limitante es
aquella que asocia el éxito al sufrimiento; “para tener éxito hay que
sacrificarse”, su contraparte impulsora “para alcanzar el éxito es importante desempeñar
oficios o profesiones que nos apasionen y disfrutemos”
En
tercer lugar, tomar decisiones de cambio, pareciera una "obviedad", no obstante;
es uno de los aspectos donde se producen los atascos en el camino hacia el éxito de un proyecto,
es menester elegir y persistir en el
cambio.
En cuarto lugar establecer un plan de acción,
esto implica que una vez identificadas en el sistema de creencias las limitantes e impulsoras es necesario generar
acciones concretas para reemplazar las primeras y reforzar las segundas.
Las creencias son muy poderosas, pueden crear o destruir, las
aceptamos como verdades absolutas,
defendiéndolas y viviendo con ellas. ¿cómo sustituimos una
creencia limitante?; través de la lectura, desafiliación a grupos religiosos o
gestionando las creencias que en este
aspecto no permiten el avance, agendar temas de conversación, haciendo una
adecuada elección de la música que escuchamos, programas de televisión,
películas, membresía de nuevos grupos; es menester en este punto insistir que
la persistencia es fundamental; pues el sistema de creencias no es un traje
fácil de cambiar; recordemos que es el andamiaje sobre el cual se estructura
los pensamientos, percepción, hábitos y por consiguiente la toma de decisiones,
y generalmente actúan desde el
sub-consciente.
Las creencias nos limitan y es tan fácil
escudarse y ver desde dentro,
como la vida trascurre y no nos
atrevemos a buscar esa pasión que en el fondo deseamos, hay tantas excusas
basadas en nuestras creencias, que se necesita un acto de valentía o de rebeldía bien entendida para romper esas cadenas.
¿Cómo se refuerzan las
creencias impulsoras? Ejercitando la toma de decisiones basadas en éstas;
Facundo Cabral en concierto
realizado en México, 1986, señaló “Elegid ser quien deseas
ser, y no quien te han dicho que eres, porque eso es una invención de los
demás”. En este mismo orden; Víctor Frankl
en su libro “El hombre en busca de sentido” basado en su experiencia en
un campo de concentración durante la segunda
guerra mundial afirma, “a un hombre se le puede robar todo menos una cosa, la
última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud en
cualquier tipo de circunstancias”.
A través del coaching podemos producir afirmaciones positivas que redunden en la
generación de un nuevo sistema de creencias cantera para actitudes novedosas, que permita incluso
sustituir o ampliar el pensamiento
binario, pues el sistema de creencias es un caleidoscopio que matiza las
percepciones y la realidad; dictan las notas musicales en las cuales vibramos y
danzamos permitiendo asumir el proceso de la vida cónsono con la instauración
de un bienestar individual y colectivo en todas sus dimensiones.
Alineado con lo expresado
anteriormente proponemos algunas afirmaciones tales como:
1) Los únicos
responsables de nuestra motivación somos nosotros mismos.
2) Lo que piensan los
demás acerca de nosotros importa poco.
3) Cada quien debe tomar tiempo para
experimentar en su propia vida.
4) Solo
yo decido los cambios que deseo hacer en mi vida.
5) Soy responsable de mis
decisiones y sus consecuencias.
6) Vivo para mí, no para los demás.
7) Yo decido
mis limites.
8) Genero mi sistema de creencias.
9) No requiero aprobación de
los demás para tomar mis decisiones.
10) Me doy permiso de errar y comenzar las
veces que deseo.
11) No soy perfecto.
12) Tengo derecho a cambiar de opinión.
13) Defino mis prioridades.
14) Tengo derecho a permanecer.
15) Tengo derecho a
irme.
16)Tengo derecho a guardar
silencio.
17) Tengo derecho a disentir.
18) Tengo derecho a estar de
acuerdo.
19) Tengo derecho a decidir qué escucho.
20) Decido el ritmo de mi
vida.
21) Cultivo y disfruto mis momentos de ocio.
Se pueden generar tantas
afirmaciones positivas como se desee, modificarlas y eliminarlas pues la vida es dinámica, y todo lo que en
ella se gesta es cambiante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario