domingo, 22 de marzo de 2015

PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS, ENEMIGOS DEL COACH

Arriaga Gabriela
Martínez Raibel
Medrano Astrid
Mogollón Suhair
Valduz Yenifer

La comunicación en el hombre es uno de los actos más importantes de la vida, ya que de ella ha dependido su interacción ante el mundo. Durante las conversaciones, el hombre se vuelve generador de estímulos poderosos que pone de manifiesto el carácter que lo define. Estas  revelan sus estructuras mentales y la calidad de las mismas, lo que lleva a dilucidar, hasta dónde pueden llegar sus posibilidades.

Para que una conversación fluya, debe haber intercambios de ideas que definan las distintas posturas de cada quien. De ella depende que muchas cosas tomen buen rumbo y sean de interés para muchos. Pero, ¿qué determina que una conversación sea efectiva o no? Una de las cosas que determina una buena conversación es, una buena escucha. Según una publicación del Centro de Recursos Educativos BAMA, (s/f), escuchar es:

Desobturar los canales sensoriales para reaccionar a los mensajes en forma inmediata a su emisión…prestando atención al tono de su voz y al tono emocional, aun cuando no son audibles (p. 2).

El escuchar efectivamente, no es solo atender las frases dichas por la otra persona. Escuchar profundamente, implica prestar atención a lo que se oye, percibiendo los sonidos gesticulados por la otra persona y entenderlo. Por supuesto, comprendiendo que como receptor debe renunciar a cualquier pensamiento que perturbe la información del mensaje escuchado. Saber escuchar es la mejor forma de entender el punto de vista de cualquier persona que está exponiendo su forma de pensar, de sentir y actuar.

Esta es una de las habilidades más poderosa que debe desarrollar el coach, ya que por ella construirá una situación de cambio para el coachado. Éste debe manejar un lenguaje entendible con él y, poner de manifiesto todo su potencial comunicacional para que el mensaje logre el objetivo planteado.

Ahora bien, es posible que el coach, siendo  otro hombre común, logre captar el mensaje recibido haciendo a un lado los prejuicios y estereotipos? Según el Gran Diccionario Enciclopédico Océano (2006), los prejuicios son “juicios u opiniones, generalmente negativas, que se forman sin motivo y sin el conocimiento necesario sobre algo” (p.1307). Note que éstos son concepciones “negativas” bajo la base de escasa información sobre la otra persona. Del mismo modo, y tomando como referencia el mismo Diccionario, estereotipos es definido como “cliché, opinión o concepción muy simplificada de algo, alguien o grupo de personas.” (p. 645). Ambas definiciones apuntan a fundamentos discriminatorios hacia algo o alguien. Un coach prejuicioso y generalizador, evidentemente bloqueará la comunicación entre él y su coachado, y en lugar de mostrarle cambios posibles para que éste identifique hábitos y creencias limitadoras o potenciadoras para su toma de decisiones, solo manejaría sus propias creencias y opiniones guiado por emociones negativas, impidiéndole reflexionar de forma neutra sobre la persona. Para él sería más fácil analizar información y tomar las decisiones agrupando los estímulos externos sin pensar demasiado.

Por ello, si el coach se concibe a sí mismo como cualquier hombre común, muy difícilmente podrá enfocarse en escuchar  eficientemente a su coachado. Un coach que no hace a un lado sus creencias, podría sentirse amenazado u ofendido por las palabras que escucha de su coachado y tratará de llevarlo a tomar decisiones bajo su parecer.  Si por el contrario, éste entiende su rol como profesional, entonces su enfoque y su escucha será superior al de cualquier otra persona. Pero, ¿cómo lo puede lograr?, ¿cuál sería la postura de un coach profesional que si sabe escuchar?

En primer lugar, el coach debe entender que la realidad vivida por la otra persona es muy distinta a su realidad, lo que lo hace ajeno a su mundo. Su cultura, creencia y educación siempre será distinta a la de los demás y todas tienen elementos que poseen razones lógicas para ellos. Esta diferencia, va a llevarle a entender que debe tener una posición neutra ante la opinión de la otra persona, no respecto a quién tiene o no la razón o lo que siente ante la presentación de su discurso, sino mas bien, escuchando como si todo fuese un hecho simple y nada más. El ver las cosas desde esta perspectiva, le llevará a renunciar a sus propios sentimientos y creencias. De este modo, el coach mostrará su madurez profesional.

Por ello, el coach no debe involucrarse emocionalmente ni reaccionar bajo sus propios criterios. Lo mejor es que escuche y se mantenga callado hasta que tenga las palabras precisas que faciliten el aprendizaje en su coachado. Este pasa a ser el segundo paso. Para ello debe estar bien concentrado y desconectado de la realidad en donde están inmersos. Todo ruido alrededor, personas u otro acontecimiento que pudiera estar presentándose alrededor del coach y el coachado, debe ser ignorado. No con esto se espera que el coach actúe como un robot ante todo lo que acontece a su alrededor cuando está en una sesión, pero sí que aprenda a lidiar con ello y a darle menos importancia que lo que está escuchando, e incluso, percibiendo de su coachado, los cambios de actitud (gestos, emociones, pensamientos, etc.) que también deben ser considerados como parte de la comunicación manifiesta por él, ya que pueden arrojar más información que las propias palabras dichas.

Y como tercer paso, debe controlar sus emociones. Un coach profesional que sabe escuchar y que no opera bajo prejuicios y estereotipos, sabe definitivamente controlar sus emociones, siendo inteligente emocionalmente, capaz de manejar bien su relación con su coachado. Gozar de esta madurez emocional, implica ser racional, es decir, pensar y actuar bajo la razón y no bajo su experiencia, siendo honrado, honesto, humilde y teniendo identidad de sí mismo como un profesional.  

Los pre-juicios y los estereotipos son definitivamente enemigos del coach y su trabajo. De qué valdría la labor de éste, si pretendiera canalizar todo a su manera. Lo maravilloso de su trabajo, es ayudar a otros a descubrir su grandeza, trabajar en su ser, ayudándole a desarrollar sus potencialidades y liberar todo su potencial. Mientras esto lo aplique el coach profesional, la demanda de su ayuda será cada vez mayor en el mundo. 

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