martes, 24 de marzo de 2015

Momentos sublimes… ¿Potenciadores o Limitadores?

Delgado, Margely
Ramírez, Erika
Linares, María
Santana, Fabiana

Los sueños pueden definirse como realidades alternas creadas por el yo inconsciente, que suelen revelar indicios que no siempre estamos dispuestos a aceptar como parte de nuestra realidad consciente.
En la historia de la humanidad, tenemos algunos claros y significativos ejemplos que podrían fácilmente ilustrarnos con respecto al tema de los sueños. Por ejemplo: Un Emperador Marciano que vio en sus sueños como se quebraba el arco del rey de los Hunos, la misma noche que murió Atila. Un Plutarco que relata como Augusto cuando estaba enfermo, a raíz de un sueño de un amigo, se convenció de que debía abandonar su tienda, que pocas horas después fue capturada por sus enemigos, quienes agujerearon el lecho donde había estado tendido. Un Platón que estaba de acuerdo con la idea general que predominaba en ese tiempo, de que existían manifestaciones divinas que se hacían en el alma, durante el sueño. Un enamorado Petrarca vio a su amada Laura en un sueño, el día que ella murió; después de eso escribió el hermoso poema “El Triunfo de la muerte” y un Camilo Flammarion en su excelente obra Sueños premonitorios y adivinación del futuro, dice: “No vacilo en afirmar desde ahora que el fenómeno de los sueños que predicen futuros acontecimientos con exactitud, tienen que aceptarse como una realidad”.
Lo que hace mágico y maravilloso a los sueños es que van desde lo sublime hasta lo desconocido y muestran a través de símbolos una manifestación genuina de amor que a veces no aceptamos ver.
La vida de los sueños está más llena de significado y enseñanzas del interior, o vida de Dios, que de la vida exterior del hombre. Un sueño es y será un acontecimiento único que se revela en ese mundo que pertenece a la mente cuando los sentidos objetivos se han retirado a descansar.
La interpretación de esos símbolos usados por la subjetividad para impresionar la mente objetiva con una sensación del futuro, a menudo deja a la gente presa de su propia fantasía y cuando despierta razona sobre eso por causa y efecto. Aunque encontremos imágenes inconexas al despertar, de una u otra forma nos alienta a seguir, algunos días meditando y otros tantos accionando ideas que un tiempo atrás ni siquiera tendríamos el valor de repetir en voz alta.
No es menos cierto decir que en el sueño se interrumpe la voluntad, permitiendo a menudo que creencias limitadoras, o elementos tóxicos alojados en nuestra consciencia saboteen constantemente la persecución de nuestros objetivos, imposibilitándonos a seguir adelante, pues es común que esas ilustraciones personales que percibimos en un cerrar y abrir de ojos, se alineen con lo que deseamos. Muchas veces es la mente objetiva que promueve inconscientemente pensamientos negativos que viajan en ella con más frecuencia de la que pudiésemos calcular intentado truncar la transformación potenciadora que merecemos.
Es lo que se conoce como creencias limitadoras, muchas de estas creencias son miedos generados por lo que nos impone nuestra sociedad, o frases que a lo largo de nuestra crianza nos han repetido personas tóxicas, o que posiblemente pensemos que no poseemos las capacidades necesarias para lograr determinado objetivo.
En algunos casos los sueños suelen convertirse en el refugio al que acuden aquellos que se niegan a sí mismos la realidad en la que se encuentran moldeando esté a su conveniencia o para su propio placer mental, alejándose de lo que supondría vivir en una agonía constante, reflejada en la insatisfacción personal.
La melancolía, la apatía y en la mayoría de los casos el desconocimiento de las capacidades del yo interno podrían ser causas del querer crear esta realidad paralela y aislada, en la que no existan derrotas ni fracasos, donde solo sea posible triunfar.
Emerick (1998) en Ontorio, Gómez y Molina (2000) estableció que “tal es el poder que tienen las creencias de influir en la realidad. Tanto si tus creencias te llegan a través de fuentes externas (otras personas) o a través de fuentes internas (tus propias creencias) pueden tener un impacto dramático sobre tu éxito, tu eficacia y tu vida. Si sostienes creencias limitadoras, crearás barreras y obstáculos que respaldarán estas creencias, estableciendo de esta manera limitaciones verdaderas. No obstante cuando abrigas creencias capacitadoras te concedes el poder de conseguir que estas creencias se hagan realidad, así como el potencial para una vida más plena”.
Aunque hay personas en el mundo que carecen de fortaleza subjetiva material o espiritual y en consecuencia dejan de percibir sueños que pueden ser simbólicos, porque dentro de ellos no hay fuerza para retener esas impresiones; todos los seres humanos soñamos y lo importante es aprender a desarrollar esa percepción intuitiva del futuro y canalizar las señales o influencias que son reflejadas durante el sueño; evitando a toda costa desviarnos de ese camino de formación que tanto nos ha costado construir.
Es importante percatarse de cuáles son las creencias limitadoras y que trabajar en ellas, para darnos cuenta de que sólo están en nosotros mismos, y que mientras tengamos sueños por cumplir, tendremos motivación y arranque para trabajar día a día por ellos, ya que, una vez conscientes no podemos ser indiferentes.
Demostrar que no hay razón por la cual el hombre no pueda darse cuenta anticipadamente de acontecimientos venideros, es una labor ardua; pues quien no cultiva la visión interior como lo hace con sus sentidos externos difícilmente pueda tener una revelación tanto de un pasado como de un futuro a través de los sueños.
No con ello queriendo expresar que es labor del coach, desarrollar o hacer desarrollar en el cliente, capacidades de interpretación de los sueños. Más bien desde esta perspectiva reforzamos que la labor de acompañamiento del Coach deberá estar ligada a potenciar las creencias positivas sugeridas en aquellos sueños que le permitan a nuestros coachados actuar en consecución de los objetivos planteados en el marco de los acuerdos establecidos.
Crear una relación conjunta fundamentada en la confianza y en el respeto mutuo será la clave para obtener la verdadera interpretación que tenga el coachado de sus sueños y de cómo estos pueden influir en el devenir de sus días.
Asimismo la narración del coachado de sus sueños, podría significar, de acuerdo a los contextos utilizados por este, la identificación de sus habilidades, fortalezas, destrezas y oportunidades de mejora; lo que sugeriría una orientación asertiva al momento de evocar herramientas que nos conduzcan al fin deseado.
Es tarea del Coach incrementar el nivel de conciencia del individuo permitiéndole generar contrastes en el espiral de experiencias vividas; acompañándole a descubrir que los grandes logros se construyen de valientes intentos y que es él quien tiene todo el talento, capacidades y soluciones en sus manos, para lograr analizar los procesos de vida que se le presenten. Incentivar el auto-conocimiento, para reconocer las fortalezas, debilidades y talentos que a los coachados les cuesta  explorar en ellos mismos.
La visualización y el enfoque son fundamentales para alcanzar los sueños, es lo que nos permitir re-calcular el camino para alcanzar  esas metas cuando algo no salga como estaba previsto.
Lo realmente importante del ser humano es mantenerse con una esperanza latente, tomando en cuenta la conexión entre las creencias y el entorno exterior, logrando establecer a lo largo de la vida una visión que fácilmente puede ser plasmada a través de los sueños bien sea tanto dormido como despierto pero con la fe absoluta de que lo más profundo de nuestros pensamientos y fantasías puedan ser visualizadas en ese momento sublime, llamado sueño.

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