Helen Wilczek
María I. Ledezma
Aida Escalona
Carlos Vivas
De niños aprendimos
en la escuela que los seres humanos poseemos 5 sentidos, que nos permiten
percibir el mundo que nos rodea. Recordamos cuando el maestro o maestra nos
explicó que el sentido del oído nos permitía escuchar. Hoy en día se presenta
una inquietud ¿Te has detenido a pensar como escuchas? ¿Crees que oír y
escuchar es lo mismo? Cuando oímos y nuestro sistema auditivo no tiene
problemas solamente percibimos las ondas sonoras. Cuando escuchamos es
necesario que le prestemos toda nuestra atención al interlocutor y activemos
todos nuestros sentidos. Un factor que interviene cuando tenemos una
conversación con otra persona son precisamente nuestros filtros personales de
acuerdo a nuestra estructura de pensamiento que viene dada por las
limitaciones, creencias, recuerdos y experiencias previas, todos estos factores
son normales pero tienden a operar como interferencias, también debemos tomar
en cuenta que esas “interferencias” pueden existir del lado de nuestro
interlocutor. y para lograr una conversación profunda, empática debemos procurar
reducir estas interferencias; La
importancia de una buena escucha es evitar
que se rompa la empatía, A. Pangrazzi lo resume acertadamente en este
texto “Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a darme consejos, no has
hecho lo que te he pedido. Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a
decirme por que no tendría que sentirme así, no respetas mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches, y tú sientes el deber de hacer algo para
resolver mi problema, me has fallado, por extraño que parezca.” El mosaico de la misericordia / A. Pangrazzi / Ed. Sal
Terrae 1989
Existen momentos donde una persona nos habla y oímos el
sonido de su voz pero realmente no la escuchamos, y luego nos damos cuenta que
no recordamos nada de la conversación, ¿Te ha pasado? Es lo que conocemos como
una Escucha Ficticia. En algunos casos realizamos un esfuerzo por prestarle
atención a la conversación que se supone tenemos y sin embargo existen momentos
donde desviamos la atención.
En su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva,
Stephen Covey afirma: “La mayor parte de
las personas no escucha con la intención de comprender, sino para contestar.
Están hablando o preparándose para hablar. Lo filtran todo a través de sus
propios paradigmas, leen su autobiografía en las vidas de otras personas.”
Esta situación se conoce como escucha selectiva. Entonces ¿Qué hacer para
escuchar profundamente? Si consideramos que solo el 7% de la comunicación es
Verbal y el restante 93% lo conformar los gestos, la posición corporal, el tono
de voz, la expresión facial, entre otros. ¿Solo el sentido del oído es
suficiente para una escucha profunda?
Para realizar
una escucha profunda debemos
estar seguros que vamos a permitirle a la persona que está hablando que sea escuchada, ya que el tema que nos
plantea debe ser importante tanto para el como para nosotros.
Cuando hablamos de la escucha profunda nos referimos a
prestar atención detenidamente, comienza
por el respeto, no aislarse de
las personas cuando dicen algo que no se
asocia a nuestras creencias; para
poder escuchar activamente hay que tener en cuenta que no es nuestra situación,
por lo tanto debemos acompasar con el emisor, esta herramienta nos da la
oportunidad de darnos cuenta del presente, del aquí y el ahora, lo percibimos
por los gestos, la mirada y otros sentidos. Debemos ser observadores, esto
quiere decir que no solo oímos, sino que escuchamos más allá de las palabras.
Es en este punto donde permitirnos que la persona se relaje y libere la presión o estrés que
puede presentar, (algunos lo llaman drenar) y es allí donde nos permite evaluar
las herramientas que se deberían aplicar para la solución.
De esta manera incentivamos a la persona a profundizar y
darse cuenta, que es más fácil ayudarlo cuando entra en conciencia de la
situación existente y se debe accionar para el logro de sus objetivos.
La empatía es el método más rápido de la comunicación
humana. De esta manera se realiza el rapport
con el emisor y se establece la intercomunicación e interrelación, esto es lo
que nos permite que él emisor se sienta en confianza y pueda realizar una
descarga de la información concreta de lo sucedido logrando la empatía,
teniendo ya todo claro, se puede realizar un diagnóstico de la situación
presente en ese momento, planificando las acciones pertinentes para solventarla
de una forma efectiva.
En su libro La Inteligencia Emocional, Daniel Goleman
afirma: “La empatía se construye sobre la
conciencia de uno mismo; cuanto más abiertos estamos a nuestras propias
emociones, más hábiles seremos para interpretar los sentimientos” cuando un
individuo no tiene conocimiento de sus sentimientos propios está totalmente
perdido cuando trata de percibir el sentir de alguien que está con ellos.
En la escucha empática, se escucha con los oídos pero
también (y esto es lo verdaderamente relevante) los ojos y con el corazón. Se
escuchan los sentimientos, los significados y la conducta, percibimos sentidos
e intuimos utilizando todo nuestro potencial cerebral (ambos hemisferios) por
otro lado este tipo de escucha es profundamente terapéutico y curativa ya que
proporciona compresión, amor, valor y apreciación en aquel que recibe la
escucha.
¿Que beneficios obtenemos cuando aprendemos a escuchar profundamente o más allá de las palabras?: Sirve para mejorar la comunicación, por lo que potencia los acuerdos.
¿Que beneficios obtenemos cuando aprendemos a escuchar profundamente o más allá de las palabras?: Sirve para mejorar la comunicación, por lo que potencia los acuerdos.
Entender y luego ser entendido, el que desarrolla la capacidad de
saber escuchar está en un constante aprendizaje, lo que permite tener una
visión más clara de lo que le desean transmitir.
Muchas veces escuchamos y juzgamos; es importante
respetar el criterio de otra persona, y solo preguntar.
No
dejamos terminar la idea cuando respondemos según nuestro punto de vista. Si no
hay empatía no hay escucha profunda. De forma espontánea sentimos placer al ser
escuchados.
Las personas con opiniones profundas se les facilita
abrirse a la escucha de temas distintos, y no tienen inconvenientes para
intercambiar puntos de vista, fundamentar sus interpretaciones y escuchar la de
los otros.
El uso adecuado
de esta herramienta por parte de un coach (escucha profunda) contribuye a
obtener resultados asombrosos, ya que que esta permite un conocimiento más
amplia de la situación, aunado a su visión positiva del futuro, y su optimismo
va a conducir al coachado a establecer el plan de acción para la mejora de su
objetivo y por otra parte aumenta la empatía y la credibilidad del coach.
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