Carla Salas
Rafael Velásquez
Juan Rangel
Luis Rodríguez
La calidad de nuestra vida la determina la calidad de nuestros
pensamientos y está a la vez está basada en
preguntas que van surgiendo con el transcurrir del tiempo, preguntas que tienen
respuestas inmediatas y otras no, pero siempre nos enfocamos en conseguirlas.
Desde el momento que te despiertas comienzas
a generar preguntas tales como: ¿Sera que duermo 5 minutos más? ¿Voy a trabajar? ¿Llegare a tiempo?... Por lo
tanto, una pregunta es una interpelación que se realiza con la intención de
obtener algún tipo de información, al pronunciar esta interrogante se espera
recibir respuesta que incluye los datos buscados.
Por
lo general las preguntas empiezan por un porqué? Porqué en su mayoría está
relacionado con el pasado y no con el presente por tanto se debe evitar las
preguntas que comience por un ¿porque? ya que se quiere atacar el presente y
buscar respuestas a corto y mediano plazo. ¿Para
qué hacer preguntas? para decretar puntos de quiebre, manifestar sueños y
definir las tareas a seguir… Por eso,
cuando realizamos preguntas tratamos de indagar y buscar lo más relevante e
indispensable para entender al coachado, con la finalidad de transcender en la
realidad.
En el Coaching es
fundamental realizar preguntas adecuadas en el momento preciso, ya que nos
guiara a entender y comprender las
acciones de nuestro coachado, esto le permitirá
ver que sus interrogantes pueden tener una o más soluciones. De allí
que, el concepto de una buena pregunta
trata de delimitar a un tipo de pregunta que tiene el poder de hacer pensar,
sentir o reaccionar de manera diferente acerca del asunto que se está tratando,
es decir, no pueden ser respondidas por un sí o un no. Por lo que existe varios
tipos de preguntas: abiertas, con alternativas, explicativas, descriptivas,
interpretativas, etc. Por lo tanto mediante las preguntas, el objetivo del
coach es nada menos que ayudar al cliente a encontrar sus propias soluciones,
ideas originales en un entorno mental o emocional en los ámbitos personal y
profesional.
Por tanto, la “postura” o
actitud correcta del coach consiste en acompañar al cliente sin adherirse
totalmente a la estructura de referencia subyacente, y sin introducirse
completamente en el contexto del cliente ni en su estado mental. Un coach sirve
para ayudar al cliente a cuestionar sus estructuras de referencia y a percibir
su entorno desde nuevos ángulos y sus problemas bajo un enfoque diferente. Las preguntas
que transforman las estructuras de referencia permitirán al cliente actuar de
manera diferente y crecer.
Asimismo dependiendo de
objetivos o metas que tenga el coach se pueden realizar distintas preguntas que
ayudaran a : determinar el perfil del cliente (¿Qué te encanta?, ¿Cuáles son tus fortalezas / dones / talentos?), ayudarlo a
re-conectar (¿Cómo te imaginabas que iba a ser tu vida?, ¿Qué estás soportando o tolerando
actualmente que no te haga feliz?),
cambiar perspectivas (¿Hay formas de hacerlo diferente?, ¿Qué destrezas te ha generado está situación?), tomar
conciencia (De seguir cómo vas ¿cómo crees que vas a estar en 10 años?, ¿De qué
forma contribuye esto a tu vida? ¿Qué te aporta? ¿Qué sacas? ), crear
acción ( ¿Qué pasaría si lo hicieras?, ¿Qué
sería lo peor de no lograrlo? ), establecer la meta (¿Podríamos comenzar a trabajar en tu meta ahora mismo o tendríamos que
esperar algo?, ¿Cuál es tu motivación principal para alcanzarlo? ), diseñar
un plan de acción ( Eventualmente ¿qué obstáculos podrías encontrar en el camino?, ¿Cómo podríamos poner tus talentos a
trabajar por tu meta?) y encontrar soluciones propias (Si te estuvieras oyendo ¿qué consejo te darías?, Cuál sería la mejor pregunta que yo te podría
hacer para despejar la situación?).
No solo el realizar una
buena pregunta en el momento oportuno te va asegurar el éxito del coaching, si
no que más allá de esto necesita una interacción con el coachado que te asegure
una sinergia que haga que toda la información fluya, esto es llamado rapport,
que consiste en generar un escenario donde la persona se sienta cómoda y
confiada estableciendo una sintonía entre ella y el coach. Según Edu Lopez (“Rapport, la base del buen entendimiento”),
se logra un buen rapport en el proceso de coaching, al lograr una relación de
igual a igual, para lo cual es importante sentarse frente a frente, sin la
barrera que significa sentarse detrás de una mesa, ya que esta es la postura
que tomaría alguien que está en una posición superior y no en una posición de
igualdad. A través de este detalle, el lenguaje corporal tiene que demostrar la
atención está en la otra persona, sin que invada su espacio personal.
El Coach debe ser sensible a
los límites del espacio del coachado y estar consciente de las preferencias, ya
que ellos perciben las cosas de diferentes maneras, unos por la visión, otros
por oído o sentimientos o simplemente una mezcla de todo. Esto ayudará al Coach
a saber preguntar de una forma más coherente y fácil para nutrirse de
información.
Se puede decir que las
habilidades interrogativas merecen una atención mucho mayor de la que
normalmente recibe. Mediante las pregunta el objetivo del Coach es ayudar al
coachado a encontrar sus propias soluciones desarrollando su potencial
ofreciendo un cambio de perspectiva.
Dichas preguntas pueden
abrir pensamientos limitadores para el desarrollo y el crecimiento del
coachado. Las preguntas pueden ayudar a personas u organizaciones, a la
creación del camino hacia el futuro, y utilizando los principios, herramientas
y tecnologías del proceso que soporta esta evolución, es un trabajo de cada
uno.
En conclusión las UNA BUENA PREGUNTA tienen la capacidad
de fortalecer la inteligencia, porque estimulan la reflexión, el pensamiento
productivo y garantizan el aprendizaje efectivo.
“LAS
PREGUNTAS ESTRATÉGICAS CREAN UN CAMPO DE RESONANCIA EN EL CUAL TU PROPIO PENSAMIENTO ES MAGNIFICADO, CLARIFICADO Y UN NUEVO MOVIMIENTO PUEDE SER CREADO”
FRAN
PEAVEY, STRATEGIC QUESTIONING
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