Norelis
Bolívar
Yasmin
Castillo
Yancelys
Castillo
Juan
Coronado
Jaime
Álvarez
Actualmente, pareciera que el coaching
se ha vuelto una actividad muy popular. Más que una herramienta para la transformación, crecimiento
y desarrollo personal y profesional,
pareciera una moda. En la actualidad todos quieren ser coach, aunque algunas
veces ni siquiera sepan realmente lo que es coaching.
De acuerdo con Anzorena (2006), el coaching
es un proceso sistemático que facilita el aprendizaje y promueve cambios
cognitivos, emocionales y conductuales que expanden la capacidad de acción en
función del logro de las metas propuestas. En este sentido, el mencionado autor
señala que se trata de una disciplina emergente que trabaja en la facilitación
de los procesos de desarrollo de las personas: en la evolución profesional, en
los tránsitos de la carrera laboral, en el logro de objetivos, en la disolución
de obstáculos para el crecimiento personal y en la búsqueda del mejoramiento de
los niveles de rendimiento entre otros.
Como proceso, es menester que en coaching
se utilicen técnicas y herramientas pertinentes para obtener información de los
“coachados”. En concordancia, una de las técnicas fundamentales en el proceso
de coaching es la comunicación. Pero no cualquier estilo de comunicación, sino
un modelo comunicacional donde toda la atención se centre en el coachado. Para
lograr tal objetivo, el coach debe prestar mucha atención a lo que el coachado
trata de comunicarle, de allí que se recomienda utilizar la escucha profunda.
Escuchar demanda de los interlocutores
una concentración profunda, sin embargo, generalmente cuando tratamos de
concentrarnos en escuchar, nuestra mente
divaga en pensamientos ajenos a la conversación. A veces nos perdemos en
nuestros propios pensamientos esperando una respuesta planificada por nosotros
y esto no se debe hacer en coaching. Por el contrario, lo que se pretende es
que el coachado sea libre de expresarse sin ser influenciando por una respuesta
del coach.
Por ello, se recomienda utilizar la escucha
profunda la cual requiere la utilización de los sentidos de la audición y de la
vista. Escuchar de manera profunda significa sumergirse en la conversación de
manera total, sin distracción. Es despojarse de prejuicios y pensamientos que
puedan convertirse en una barrera en la comunicación, porque de lo contrario,
el mensaje podría no ser entendido como lo quiere el emisor. “Escuchar con la
vista” es de suma importancia, porque de esta manera podemos captar expresiones
que pueden ayudarnos a comprender mejor como se siente el coachado, ante la
situación de quiebre que presenta en ese momento.
El proceso de coaching no es tan
simple, se deben considerar herramientas y habilidades en el coach que permita
el transitar al coachado desde la situación actual planteada hasta la situación
deseada, en este particular se debe establecer durante la comunicación una
conexión inicial (rapport),una escuha profunda, la cual permite evaluar la
situación problemática, mediante preguntas poderosas indagar sobre la situación,
logrando así que el coachado plantee sus propias soluciones llevándolo a crear
conciencia sobre las solución más factible.
En este orden de ideas, también es
pertinente referirnos a las Preguntas Poderosas, puesto que de ellas va a
depender el nivel de la conversación cara a cara con el cliente. Con las
Preguntas Poderosas se pretende que el coachado aporte información importante,
reveladora y que al éste darse cuenta de las posibles soluciones, asuma el
compromiso de elaborar un plan de acción y trazarse metas para dar respuesta a
las múltiples interrogantes que emergieron durante el proceso de coaching y
mejorar su situación actual. Es generar acción.
A medida que se establece el proceso
sistémico en una sección de coaching, se presentan creencias limitadoras que se
establecen como raíces que no permiten ver o detectar los desafíos importantes,
para esto se requiere evaluar en el coachado su perspectiva de la problemática,
para así conseguir soluciones sostenibles que permitan el poder transitar hasta
llegar a la situación deseada.
En este contexto es que una pregunta
poderosa, en el momento correcto le permite al coach excavar lo suficientemente
profundo para identificar las alternativas más factibles, así una pregunta
poderosa genera curiosidad en el coachado, estimula la conversación reflexiva,
saca a la superficie supuestos subyacentes, invita a la creatividad y a la
buena energía, también permite que el coach pueda generar a partir de ella
otras preguntas de sondeo o preguntas cerradas para asi concretar las acciones
futuras.
En consecuencia, escuchar y preguntar
es un arte porque requiere de la aplicación de ciertas habilidades, técnicas y
destrezas por parte del coach para que el proceso de coaching cumpla con el
objetivo inmediato del encuentro solicitado por el coachado. En este punto es
pertinente recordar el decir popular que expresa: “el mejor conversador es
quien sabe escuchar con atención sin interrumpir”.
El desarrollar esta habilidad de escucha
atenta y con concentración, requiere de mucha practica de parte del coach, ya
que todos tenemos un interlocutor interno que debe silenciarse; para no perturbar el proceso de
conversación que se esta desarrollando y garantizar que sea el coachado quien
transparentemente se exprese.
Otro aspecto no menos
importante y que es elemental considerar dentro del proceso del desarrollo de
las preguntas por parte del coach y que
vale mencionar, es la capacidad de crear un ambiente de
empatía que sintonice con el sujeto coachado. De acuerdo a ese preámbulo que
cataliza y calibra, se logra disminuir la tensión del momento; propiciando la
entrada progresiva de las preguntas. ¿Para qué preguntar?, para obtener
información explícita del aporte verbal y del metalenguaje que se hace evidente
en los intercambios comunicativos. Una pregunta, es el portón de entrada
bidireccional que pone en contacto al sujeto consigo mismo, con su semántica
verbal, con la manera en que percibe su historia y se la cuenta a otros y a sí
mismo. Las interrogantes incluso, facilitan una autoescucha consciente que
aporta respuestas (en muchos casos) y refleja las experiencias vitales que se
encuentra viviendo el coachado y desea resolver. Las preguntas nacen de un
objetivo, de una cualidad-necesidad de aclarar y comprender progresivamente,
apuntando en la estructura de sus respuestas a los modelos y creencias que
fomentan la situación problemática. El potencial de una sesión yace en el
manejo del lenguaje para formular las preguntas precisas, que siendo
imparciales emocionalmente, sean las indicadas para acceder al mundo interior.
En este sentido, la
Programación Neurolingüística o PNL, juega un papel transformador y poderoso en
el proceso de coaching y en especial cuando surgen las preguntas. Cuando se
pregunta, se generan en la mente de quien la recibe movimientos de esas
estructuras mentales, que ya están condicionadas por esa visión de mundo
que fundamenta la experiencia de vida de
coachado. Es por ello, que las respuestas que se obtienen pueden estar cargadas
de distorsiones propias de esas creencias que son parte de su vida.
Es allí, donde el coach
debe realizar a quien apoya una serie de preguntas tendentes a recabar
información que asi lo permitan, es decir, preguntas poderosas.
Estas preguntas poderosas,
tienen como objetivo que el coachee descubra por sí mismo el mayor número de
alternativas para la situación que está viviendo y así poder resolverla o
mejorarla. También ayudan al coach a profundizar en el proceso de pensamiento
de su coachado y así poder conocerlo mejor, detectando procesos mentales,
creencias, asuntos a tratar en próximas sesiones.
Desde esta perspectiva, el
coach debe ser consciente de que la pregunta tiene como objetivo que su
coachado encuentre esa oportunidad de
cambio, que le haga proseguir en su camino, y conseguir esa puerta que ilumine
nuevas posibles rutas para continuar su
proceso de coaching. Y es aquí donde el
coach, debe realizar preguntas precisas y claras, para estar seguro si el coachee comprendió
claramente la situación. La pregunta puede tener múltiples objetivos, desde
aportar posibles nuevos enfoques a una situación (momento mágico), aclarar ese
camino que se va ha seguir para lograr mejorar y transformar esa situación que
lo afecta, y lo mas importante, cerciorarse
que lo que se busca es un deseo propio del coachado y no una demanda externa,
garantizándose la autonomía del coachado de seguir avanzando en su proceso de
autoayuda.
Sin embargo, se puede decir, que el
proceso de la formulación de preguntas en cada una de las etapas en del proceso
de coaching, delimita el éxito del acompañamiento, ya que es a partir de allí
donde se desarrolla verdaderamente la labor de coach. Una pregunta poderosa, sin
duda, cuestiona la realidad que se percibe y nos hace
ser conscientes de cosas que, aunque ya estaban ahí, no éramos capaces de ver.
Esto puede dar cabida a una repuesta que sorprenda tanto al coach como al
coachado, esa es la verdadera dinámica que busca del proceso de coaching, es
indicio de transformación y cambio.
Finalmente, si en el proceso de
coaching las preguntas no son cónsona
con las herramientas como el rapport y la escucha profunda, difícilmente el
coach pueda desarrollar ese gran poder,
que marca la diferencia entre los que logran verdaderamente ayudar al que lo
necesita y los que no.
Referencias:
Anzorena, O. (2006).
Coaching y aprendizaje transformacional.
[Documento en Línea] Disponible en: TRACE COMMUNICATION 2011.[Texto en Línea]. Disponible en http://www.pnlnet.com/chasq/a/17842 [consulta: 2014, noviembre, 17].
No hay comentarios:
Publicar un comentario