Dolores Bustamante
Fanny Chacón
Daniel Rodríguez
Janeth Ruíz
Si la vida experimentada
actualmente no es la que desearía tener, quiere decir que a nivel subconsciente
posee creencias limitadoras que están impidiendo el alcance de sueños y la vida
merecida. Muchas de las creencias limitadoras que se poseen sin saberlo, fueron
implantadas en el seno familiar durante la infancia y al pasar de los años, las experiencias
negativas ayudan a confirmar las creencias de cada quien considerándolas hoy
día una verdad absoluta. He aquí una invitación para observarse, reconocerse y
encontrar una alternativa de cambio a través del coaching.
Es conocido que el cerebro y
sistema nervioso son como una esponja que absorbe todo, en ese pequeño y gran
mundo se forma el pensamiento, lo que se internaliza, exterioriza y conducirá
la vida del ser humano. Parte de ese contexto está dado por el sistema de
creencias el cual está determinado por pautas bajo las cuales se vive y los
principios que llevan a accionar en la vida, con el sentimiento de tener la
certeza que es así, dado a que se forman a partir de ideas confirmadas o que se
creen confirmar. Es decir de considerar el significado de algo como verdadero.
Estas son además la capacidad de conseguir cosas, así como de evitarlas. De
allí que las creencias vienen a determinar e influir en la manera de actuar y
de vivir.
El sistema de creencias y
valores es algo que exclusivamente proviene de la experiencia personal y en
muchos casos muy diferentes al de los demás, por tanto no son universales. Esto hace que la
vida pueda ser para las personas un panorama de alternativas altamente
positivas y esperanzadoras o un cúmulo de vivencias muy negativas como lo es el
sufrimiento. Las experiencias que se viven tal como son experimentadas, van a
depender más de la representación y elaboración del mapa mental de cada quien,
que del territorio "real" en sí.
De tal manera las creencias
son una fuerza muy poderosa en la conducta humana. Cuando se instala de forma
sólida y consistente, la mente elimina o no tiene la capacidad de tomar en
cuenta las experiencias que no encajan con ella. Creencias a veces escondidas
en el inconsciente, y tienen una repercusión extraordinaria en la vida de los
seres humanos. Las creencias pueden moldear, influir o determinar el grado de
inteligencia, la salud, la creatividad, la manera de relacionarse e incluso el
grado de felicidad y de éxito. Toda persona tiene creencias que le sirven como
recursos: las potenciadoras y también creencias que las coartan o bloquean: las
limitadoras.
Se profundizará aquí sobre
las creencias limitadoras, aquellas que restan energía e inhabilitan al
individuo para afrontar determinadas situaciones y se podrían especificar como
las producidas por los miedos, los fracasos, las descalificaciones, las
agresiones físicas, verbales, psicológicas o de cualquier otra índole, que
limitan. Como creencias falsas que son, hacen que una persona adquiera como
resultado, aprendizajes o conclusiones erróneas acerca de los eventos que
ocurren en su vida. No es en sí la realidad la que se vive, sino una
elaboración mental de la misma. Sobre todo cuando actúan en el inconsciente,
pues refuerzan cada vez más las conexiones neuronales que un día formaron. Hay
una predisposición para ser mediocre, fracasar o no tener éxito.
Las creencias limitadoras
son parte de la estructura mental, sistema operativo o programación
personal bajo los que se desenvuelve el
ser humano y su relación con el mapa personal de percibir el mundo. Son en sí
los paradigmas personales. Certezas que
las personas llegan a creer como el territorio cuando sólo es el mapa. El
lenguaje característico de estas creencias tiene que ver con lo que la persona
puede o no puede hacer, debe o no debe hacer y deberían o no deberían hacer. La
mejor evidencia que se poseen creencias limitadoras está en la manera como se
experimenta la vida día a día pues todo lo que está en la mente se manifiesta
en el mundo externo. Las creencias limitantes son ciegas para las personas, no
hay consciencia que se poseen, de hecho
se asumen como una verdad absoluta que
incluso se defiende con gran convicción.
Las creencias limitadoras se
han ido formando, ocupando un espacio, una energía, se han materializado dentro de los conceptos más
arraigados. Vienen a partir de lo que otros han dicho, de lo que se ha vivido,
maneras que se creen tener y de ser, y que vienen más de otras personas,
educadores, experiencias de los padres, por los medios de comunicación o en el
momento que algo ha sucedido muy fuerte y se ha producido una infiltración en
el consciente o en el inconsciente. A través del sistema de creencias y valores
se da significado y coherencia al modelo del mundo que se asume, al que se está
profundamente vinculado.
Existe una gran variedad de
creencias limitadoras, tantas como limitaciones tenga cada persona, ya que se
pueden tener,
a) creencias de dependencia, por ejemplo: Yo debería estudiar una
carrera.
b) de situaciones que producen o causan algo, por ejemplo: ¿Cuál es la
causa de que no consiga perder peso? La
respuesta a esa pregunta podría ser: Porque mi familia es propensa a engordar.
c) creencias sobre significados. ¿Qué significa que una persona tenga cáncer? ¿Qué significa que me
despidan de los trabajos? Acaso puede
significar que no valgo nada, que la vida es dura, que soy una mala persona y
merezco castigo o que debo introducir cambios en mi forma de vivir.
Independientemente de lo que se responda, esa también es otra creencia que se
tiene en relación a diferentes situaciones de vida.
d) operadores modales: No
soy capaz de estudiar una carrera; no soy apto para…; Las preguntas que se
pueden utilizar para desmontar esa creencia serían: ¿Qué pruebas o evidencias
tienes de ello?; ¿Qué cosas te hacen pensar eso?.
e) las normalizaciones que se
refieren a los valores como creencias personales: “Por honor”; “La fidelidad es
lo primero”; Pregunta clave: ¿Qué hay detrás de esa afirmación?.
f) las
limitaciones producto de la relación causa-efecto: “Si fracaso seré el hazme
reír de todos”; “Si intento montar mi propio negocio puedo fracasar”.
g) los
cuantificadores universales o de generalización: “Todos los políticos son unos
sinvergüenzas”; “Nunca tengo suerte con mis parejas”; Preguntas para trabajar
en base a ellas: ¿Por qué piensas eso? ¿Siempre? ¿Nunca? ¿Seguro?
h) la
ejecución perdida: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”; “La letra
con sangre entra”. Preguntas: ¿Por qué crees esas cosas?; Porque las cree todo
el mundo.
En todo caso se puede
considerar que el mayor problema que causan
las creencias limitadoras es que obligan a las personas a actuar por
debajo de su potencial y por eso es de vital importancia que se busque ayuda
para que se facilite la toma de conciencia de todo tipo de creencias que
impidan manifestar el potencial que se posee.
Lo anterior determina que la
mayoría de los seres humanos no son conscientes de sus creencias limitantes, ya
que consideran que estas responden a verdades o que son pensamientos asociados
a ideas o sentimientos que son tomados como ciertos, como la fe, la confianza,
el miedo , entre otros. Reconocerlas conlleva un trabajo interno que debe
empezar por estar consciente de una creencia limitante pues muchas veces se
confunden con el carácter, con la forma de ser y se viven sobre todo las
negativas. También son difíciles de identificar cuando se usan como razones
lógicas para justificar comportamientos que no se es capaz de evitar o para
justificar algo a lo que no se quiere enfrentar, pero cuando las cosas no salen
bien empieza una reflexión sobre esa área de la vida y su relación con esa
creencia.
El idear una actitud personal
positiva, comienza cuando se asume, conscientemente las creencias propias y
elegir aquellas que motivan, capacitan o acercan a la excelencia, favoreciendo
la influencia de creencias positivas que estimulen a conseguir cambios, pero
para ello se deben identificar las creencias actuales y elegir cambiarlas si se
considera que son limitantes, por lo que se debe aplicar la objetividad y la
flexibilidad.
Entonces para identificar y
cambiar las creencias limitadoras hay que estar consciente de su propia esencia,
ya que es más que un conjunto de creencias, es una verdad que se ha construido,
pues no es posible cambiar las experiencias en la vida si primero no se
reconocen, valoran y trabajan, por cuanto pueden ser un freno mental y
emocional que condicionan la respuesta al medio y que generan la resistencia al
cambio.
La experiencia que a través
de tamices se ha ido acumulando desde el nacimiento hasta el presente, crea una
propia realidad que se puede pensar es la realidad única, pero no es así, es la
realidad particular y por ello llegar a la identificación de las creencias
limitadoras lleva tiempo. Para ayudar a identificar las creencias limitantes de
un modo más rápido y efectivo se puede utilizar el proceso de Coaching. Una
herramienta fundamental que facilita la toma de consciencia y la realización de
todos los cambios que se requieran efectuar para poder convertirse en personas
que marquen la diferencia, pues con la asistencia de un profesional en
coaching, es mucho más fácil saltar barreras, enfrentar y combatir los miedos y
trabajar en la eliminación de las creencias limitadoras para lograr la
realización de metas y sueños.
A través del Coaching, el
coach busca transformar las creencias, trabajando como base las creencias
limitadoras del concebir de su cochado, lo cual implica cambiar una realidad
por otra, utilizando lo que se tiene en el presente para mejorar y lograr los
resultados deseados a través del cambio de visión y de significado. También de
ayudar al coachado a percibir que la
realidad es producto de cómo la entiende y la significa, de esa manera su
realidad sorprendentemente se transforma, además de llevar en el proceso de
apoyo a formar nuevas creencias con todos los argumentos positivos que se
tienen, localizando la forma de ver, leer y repetir esas nuevas creencias a
través de estrategias, técnicas o ejercicios que abordan a determinar la
conducta.
En tal sentido el
reforzamiento es con nuevas creencias potenciadoras, donde el reconocimiento y
el cambio deben ser motivo de premiarse a sí mismo, estableciendo un premio
para cada vez que se sustituya la nociva por la positiva y así con el paso del
tiempo será una situación que la mente lo hará sola pues ya estará
condicionada, y pronto se crearan hábitos que favorecerán las creencias
potenciadoras superando las limitantes para vivir una vida más alegre, plena y
alcanzar y aprovechar mejor las oportunidades.
REFERENCIAS
Creencias
limitantes: Modelo ITCL. Hoffmann W. Disponible en la URL: www.cognitiobooks.com/book.asp?ix=44
Creencias.
Disponible en la URL:
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