Kristin Burbano
Patricia Hernández
Yadira Salazar
Las creencias son una percepción de la
realidad que forman una estructura mental o programación, bajo los que opera el
ser humano y su manera de apreciar el mundo. Son consideradas paradigmas
personales que determinan el comportamiento y estilo de vida de cada ser, es
algo que realmente no es cierto pero que si lo es para la mente de cada
individuo.
De acuerdo a lo que establece O´Connor (2010);
“Las creencias son las normas de la vida y según las cuales se vive. Estas
normas pueden ser potenciadoras y darte permiso para lograr tus objetivos de
acuerdo con tus valores. También pueden ser obstáculos que hagan imposible tus
objetivos”. De esta manera, el autor indica que el modo en que se vive, depende
de las creencias personales y que estas conllevan al logro o desacierto de los
objetivos.
Las creencias se originan desde la niñez que
es cuando el ser humano es fácilmente programable y cuando las ideas se graban
automáticamente en el subconsciente o se van incorporando en la vida a través
de experiencias, aprendizajes y valores que hacen que el ser humano actúe de
una manera determinada, pudiendo ocasionar entre la realidad y la
interpretación de ella un contexto antagónico. Por tanto, las creencias proceden
del entorno en el que se vive y/o las opiniones de terceros. Por ejemplo, una
situación puede ser exactamente igual para dos o más personas, sin embargo,
como tienen creencias distintas, éstas llevan a actuar, reaccionar y comportar
de modo distinto.
Se puede decir que el sistema de creencias es
una especie de conjunto de normas bajo las cuales vive el ser humano. Son los
principios de acción sobre los que actúa el individuo como si fueran ciertos,
es la capacidad de conseguir cosas, así como de evitarlas. Pueden considerarse
como catalizadores, de impacto positivo (seguridad en sí mismo) o impacto
negativo (miedos).
Frecuentemente, se piensa que no se puede
realizar determinada cosa sencillamente porque un día, o quizá más veces, hace
mucho tiempo, se intentó y no se consiguió. O alguien cercano (familia,
compañeros, profesores) comentaron que no lo podrían alcanzar, no lo lograrían,
no eran capaces, no se tienen los recursos necesarios para el mismo, entre
otros. Ese recuerdo queda grabado y ante una situación similar, es la primera
frase que se avecina al subconsciente, y no es cuestionada en absoluto.
Seguramente, en una etapa adulta se tendrán otras capacidades, conocimientos o
recursos, pero esta idea en la mente paraliza e impide actuar.
Las creencias son las pautas de la vida, las
reglas según las cuales vives. Estas pautas pueden ser liberadoras y
potenciadoras, y darte permiso para lograr tus objetivos y vivir de acuerdo a
tus valores. Pero también pueden ser obstáculos que hagan imposibles tus
objetivos o que te lleven a pensar que no eres capaz de alcanzarlos. Las creencias
no son teorías vacías, sino principios de acción, de modo que si deseas saber
qué es lo que cree una persona observa lo que hace, no en lo que asegura creer.
Las relaciones, las capacidades y las posibilidades se ven influenciadas por la
creencia al respecto.
En base a lo indicado previamente, significa
que cada individuo puede elegir sus creencias y si los resultados que está
obteniendo y la manera en que está experimentando la vida le agradan, sigue
actuando de igual forma y manteniendo sus creencias, si no le gustan actúa de
forma distinta y cambia las creencias.
El mundo tiene sentido cuando se confirman
las creencias, son predecibles y proporcionan sensación de seguridad y
certidumbre. Incluso puede suceder que se disfrute el acontecimiento negativo
que se haya predicho. “Ya te lo dije” es una frase que produce cierta
satisfacción, no porque se haya deseado que la cosa saliese mal, sino porque
las creencias quedan confirmadas.
Es interesante notar que las creencias, sean
consensuadas colectivamente o juicios individuales no compartidos por otros,
son construcciones del lenguaje. La forma en que se estructura la manera de
hablar es un reflejo de las creencias que se sostienen. Por lo tanto, el
lenguaje es un campo fértil para el diseño de las creencias. El poder del
lenguaje reside en que las palabras pueden evocar sonidos, imágenes, sensaciones,
sentimientos, entre otros, que condicionan la manera de actuar.
Las creencias se pueden clasificar como
creencias potenciadoras o creencias limitantes, en donde la primera transforma
la vida del individuo dado que el pensamiento te conlleva a una emoción y ésta
a la acción, atrayendo las situaciones positivas y obteniendo los resultados que
se desea, pero para que todo ello ocurra debes aprender a controlar los estados
de ánimo. Con esto, no se refiere a reprimir las emociones negativas, ni a
negarlas, con controlar los estados de ánimo, se refiere a adquirir el hábito
de cambiar casi de inmediato cualquier creencia que se posea sobre algo, que
este generando ese estado de ánimo, por lo que si el individuo desea algo y no
lo ha alcanzado es producto de las resistencias, ellas provienen de antiguas
creencias que nos son inútiles, pero que siguen generando consecuencias en el
ser. No obstante, las creencias limitantes son ideas, opiniones o pensamientos
negativos que consideramos como ciertas, sin que lo sean, y que tienen una influencia
condicionante en la vida.
Las creencias saludables o positivas
mantienen su conexión con todas estas diferentes dimensiones y cambian y se
actualizan por si solas mientras pasamos por cambios en los valores,
expectativas, estados internos y mientras tenemos nuevas experiencias, nos
facilitan el camino de la realización, abren el paso a cualquier potencialidad
o habilidad, generan recursos internos para alcanzar cualquier meta y permiten
que la persona crezca y evolucione.
Las creencias limitantes o negativas pueden
llegar como resultado de un cambio en cualquiera de estos componentes hacia una
formulación negativa o “marco problema”. Una vez que están establecidas, las
creencias limitantes pueden ejercer influencia en cualquiera o en todos los
componentes arriba mencionados, actúan de tal forma que impiden o anulan
capacidades, quitan fuerza para la actuación útil. Estas creencias suelen
adoptar posturas de acción en las personas, también limitantes.
A continuación se hace mención a algunos
tipos de creencias limitantes:
•Operadores modales: “No debería estar aquí”,
“No tengo fuerza de voluntad para…”, “No soy apto para…”, “No soy capaz de
estudiar una carrera” “No puedo adelgazar”. ¿Por qué? ¿Qué pruebas o evidencias
tienes de ello? ¿Qué cosas te hacen pensar eso?
•Nominalizaciones: Los valores son creencias
personales y constituyen por sí mismos nominalizaciones. “Por honor”, “La
fidelidad es lo primero”, “La familia hace que yo saque lo mejor de mí mismo”,
“Para ser alguien en la vida hay que estudiar mucho y ganar mucho dinero”. ¿Por
qué haces cosas por conceptos? ¿Qué hay detrás de esa cortina?
•Causa-efecto: “Si intento montar mi propio
negocio, puedo fracasar”, “Si fracaso seré el hazmerreír de todos”, “Si muestro
afecto por mis empleados, mis compañeros, mis hijos, se van a creer que soy
débil y me tomarán el pelo”. ¿Por qué? ¿Qué te hace creer eso?
•Cuantificadores universales: “Todos los
políticos son unos sinvergüenzas”, “Siempre que voy de empiezo algo, no lo
termino”, “Nunca tengo suerte con mis parejas”. ¿Por qué piensas eso? ¿Todos?
¿Siempre? ¿Nunca? ¿Ha habido excepciones en tu experiencia? ¿Ninguna? ¿Seguro?
•Ejecución perdida: “La letra con sangre
entra”, “Quien bien te quiere, te hará llorar”, “Más vale malo conocido que
bueno por conocer”. ¿Por qué crees esas cosas? ¿Porque las cree todo el mundo?
Sin embargo, estas creencias limitantes
pueden ser desarraigas de la mente y conducta del individuo, mediante el
esfuerzo y el proceso de identificar y tomar consciencia de ésta creencia, la
cual nos priva o retrasa del logro de objetivos. Posteriormente, es necesario
suplantar esta creencia limitante por una creencia potenciadora o estimulante y
realizar determinadas preguntas que permitan revelar la conducta errada que ha
sido inoculada en el ser humano.
Este cambio que se propone puede realizarse
de manera individual, o a través de un coach. Un Coach es quien mediante la
formulación de preguntas, aplicando criterio de realidad, realizando
sugerencias y un seguimiento adecuado, logra una ampliación de la visión del
coachee sobre como liderar personas y equipos y favorecer su desarrollo .El
Coach es quien facilita el aprendizaje de nuevas formas de resolver problemas
para que luego su coachee pueda aplicarlas en forma autónoma. El Coaching es
una práctica no directiva, es decir que el Coach debe poder mantener a lo largo
del proceso de Coaching una posición de neutralidad con respecto a las
decisiones que el coacheé debe tomar. El rol de un Coach no es el de mentor,
tutor, consultor; por mencionar algunas de las funciones con las que suele
confundirse.
El proceso básico de cambio implica que la
persona modifique su comportamiento, para lograr un resultado en determinado
entorno, aunque cuando cambiamos, cambiamos también, nuestras capacidades y
estrategias con las que dirigimos y orientamos nuestro comportamiento,
cambiamos nuestras creencias y sistema de valores.
La transformación personal ocurre cuando
somos libres de reflexionar y revisar nuestras creencias. Esto es más fácil de
hacer cuando las soluciones, verdades asumidas y decisiones del pasado, han
sido identificadas como irreales y auto-destructivas. Es por eso que cada error,
falta o equivocación que cometemos, es una oportunidad ideal de aprendizaje en
el presente.
“Si cambias tus creencias y tu actitud
verás que cambiará todo a tu alrededor”
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