Losmar Caraballo
Nuestros sueños o metas que
queremos alcanzar, pueden desenfocarse de su rumbo si no los tenemos bien
definidos. Solemos fantasear oscilando
entre varios puntos, lo cual puede arrojar un resultado insuficiente para lograr
dichos sueños. Si bien es cierto que “cada cabeza es un mundo” o según O’Connor
y Lages… “Nuestros objetivos son tan individuales como nuestras huellas
dactilares”…, cada individuo pensante tiene un amplio bagaje de ideas que pueden haber surgido
desde que se era infante. Imagínense, las miles - por decir una cifra modesta –
de posibilidades y combinaciones de sueños que pueda tener un solo ser, incluso
de uno de ellos pueden variar y ramificarse, creo que es parte de la
complejidad del pensamiento.
Recuerdo que en mi infancia
quería ser músico, específicamente de guitarra clásica. Después en la
adolescencia mis sueños pasaron a ser más “inmediatos” y quería estudiar
odontología. ¡Vaya! Mi proyección de vida pasó a ser de dar conciertos tal vez
como Alirio Díaz - ¿Por qué no?- a ser una odontólogo, con su consultorio,
atendiendo a varios pacientes por día, calmando sus dolencias y haciéndoles
felices… Dadas las circunstancias, tuve que tomar un rumbo diferente para poder
ser odontólogo, por lo que comencé a estudiar enfermería en la escuela técnica,
de esta manera podía graduarme en un periodo corto de tiempo, comenzar a ganar
dinero y así poder pagarme mis estudios de odontología, la manutención e
implementos necesarios para llevar a cabo esta carrera profesional… y así
podría seguir escribiendo sobre mis sueños y las cosas que logré y las que no
logré, pero ya basta de autobiografía, en vez de seguir relatando mi historia,
los invito a pensar un poco en sus sueños, si tienen uno o varios, si hay
alguno que ha sobrevivido desde la infancia, si se han ramificado, si han hecho
cosas por alcanzarlos y si es posible lograrlos aún, para que vean que muchos
tenemos algo de oscilación de sueños.
Es fundamental al momento de
trazar los sueños, definir objetivos que ayuden a erigir los mismos, de manera
que se ordenen los requerimientos necesarios para alcanzarlos, como si
estuviéramos subiendo peldaños que nos lleven a la cima donde esta “nuestro
tesoro”, el esperado objetivo final. Sin embargo, la meta final se puede
desvirtuar si dichos peldaños no están claros y definidos, estar centrado en lo
que se desea alcanzar en
nuestras vidas es algo un tanto difícil, es decir, que si no estamos
claros en que es lo que queremos vamos a estar dando tumbos sin rumbo.
El ser humano es inconforme
por naturaleza, cuando cubre una necesidad aparecen otras, lo que puede
traducirse en variación de objetivos, y puede que si no lo manejamos bien, dé
como resultado un objetivo final no alcanzado. Y con esto no necesariamente se
manifieste en frustración del individuo, porque tal vez esto le conduzca a
alcanzar otras metas no planteadas que igualmente pueden ser satisfactorias.
Entonces, según mi
“experiencia” y probablemente la de ustedes también, considero importante fijar
unos objetivos viables para lograr las metas, hacer cosas que nos permitan
avanzar y sobre todo medir el alcance de lo que estamos logrando, así no
“trabajaríamos” en vano por algo. La planificación puede ser tan sutil y a la
vez tan productiva en estos casos, además de contener las miles de ideas de
aquel individuo de pensamiento “inquieto” que no se conforma, que cree que tal
vez de otra manera pueda ser más eficiente a lo que está haciendo, promoviendo
el avance a nuestra meta.
Un objetivo viable es aquel
que se caracteriza por estar al alcance del individuo que se lo planteó. La
viabilidad de los objetivos debe referirse a tareas realistas y alcanzables, independientemente
que lo resultados sean tangibles o intangibles, también es importante
especificar cada uno de ellos y también definir una manera de ir evidenciando
que el objetivo final o resultado se está logrando, como dice Joseph O’Connor y
Andrea Lages en el Libro Coaching con PNL… “Un objetivo es un
sueño con piernas”… y necesitamos de esas “piernas” para caminar -a veces hasta
correr- a nuestros sueños. A medida que
“caminamos” hacia él, nos vamos acercando a eso tan preciado que queremos
alcanzar.
Si lo vemos desde el punto
de vista temporal, esos pequeños objetivos son segmentos del objetivo final, lo
cual permite realizar actividades a corto plazo, cuya sumatoria consolida el
resultado exitoso, de esta manera el individuo se ve motivado continuar su
travesía. A la vez, esta segmentación permite la revisión periódica de que los
objetivos planteados estén bien orientados, y en caso de no estarlo se
recomienda el replanteamiento para encaminar hacia lo que se quiere lograr. Es
importante señalar que el enfoque de estos segmentos de actividades debe ser
desde el punto de vista positivo, centrándose en lo que se quiere, porque de lo
contrario puedes perder el rumbo.
En este proceso puede que un
coach acompañe al cliente a encontrar ese sueño, y a mi manera de ver, creo que
es el cliente quien debe discernir si un objetivo es viable o no, ya que
requiere de un criterio nutrido de mucha sutileza por parte de una persona
externa al individuo con el sueño planteado a la hora de decidir su viabilidad.
Por ejemplo: ¿Qué hubiese pasado si Maickel Melamed hubiese desistido de hacer
el maratón porque alguien le dijo que no podía? Entre muchos otros ejemplos,
creo que no pudiésemos ver un concierto de Andrea Bocelli, desplazándose por el
escenario solo, a pesar de su
discapacidad. Es por esto que la orientación profesional se puede enfocar en
descubrir cuál es la viabilidad para cada persona asistida y hacerlos
responsables de sus sueños.
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