martes, 29 de noviembre de 2016

Coaching, o Aladino, la lámpara y el genio

Aura Adriana Delgado C
Rosilvi García de Joya
Helyana Del Moral

Cuando se escucha el término coach, usualmente lo asociamos a la labor de aquel profesional que en el ámbito deportivo entrena y obtiene del atleta el mejor desempeño posible. Ahora bien, si un deportista es susceptible de mejorar su rendimiento a partir de la labor de su coach, no es viable que cada uno de nosotros como atletas de la vida, alcancemos nuestro mejor desempeño en distintos ámbitos de la cotidianidad, de la mano de un coach, dispuesto a conseguir de nosotros el mejor desempeño en el área que nos inquieta?

El coaching es una disciplina que convertida en una herramienta con distintos alcances, ha demostrado su eficiencia tanto el ámbito organizacional como personal, siempre trabajando en la obtención de lo mejor del coachado, ya sea que este se encuentre en momentos decisivos, de transición, de dudas en su vida o simplemente que desee conseguir el norte frente a decisiones que tiene tomadas pero no sabe cómo abordar.

En tal sentido es oportuno acotar que el coaching consiste de acuerdo a la International Coaching Federation (ICF) de España en una “relación continuada que ayuda a obtener resultados extraordinarios en la vida, profesión, empresas o negocios de las personas…mediante el proceso de coaching el cliente profundiza en su conocimiento, aumenta su rendimiento y mejora su calidad de vida”

A la luz de esta definición, se evidencia que el coaching es una disciplina práctica, donde lo importante es el hacer, y por tanto su metodología se enfoca en los resultados. En tal sentido y en concordancia con la técnica que se considera su más antiguo antecedente, la Mayéutica, palabra griega que traduce obstetricia, sin embargo fue modificada por Sócrates quien desde el ámbito filosófico lo utilizó como el arte de dar a luz (al humano pensador). El estilo socrático promueve a base de preguntas que el receptor de ellas medite y encuentre la respuesta él mismo. Dé a luz las cualidades y respuestas que éstos ya tienen en su interior, mediante un proceso inductivo que en coaching se conoce como preguntas poderosas.

Podríamos pensar sobre la base de la afirmación anterior, que entonces el coaching no es una herramienta ajustada a nuestros tiempos por remitirnos en su procedimiento a mecanismos utilizados en la Grecia Antigua? Pues no, definitivamente no!

Ann Betz, Coach y Ponente de las VIII Jornadas Profesionales de Coaching realizadas en 2013 destacó en su ponencia la relación de las neurociencias y el coaching, al explicarlo desde una perspectiva neurocientífica. Entre sus argumentos, esgrimía que el cerebro es neuroplástico y puede cambiar, siendo el coaching una de las mejores maneras de facilitar este cambio, o no es ese acaso uno de los propósitos de quienes acuden a un conversatorio, cambiar para crecer, discernir, escoger?  En segundo lugar el coaching promueve y nos ayuda a integrar muchos aspectos de nosotros mismos, haciéndonos más efectivos. Y la tercera es que estamos programados para reaccionar. El coaching nos ayuda a crear y a elegir, en lugar de dejarnos dominar por nuestras reacciones. Vale decir, el coaching nos ayuda a cambiar, a integrar y a elegir más libremente.

Siendo así el coaching se constituye en la herramienta crítica idónea para la creación de un cambio cultural en el caso de las organizaciones, o un cambio en la manera de pensar y de actuar cuando nos referimos a personas. En ambos casos el coaching se encamina a la creación de nuevos hábitos y a la superación de formas de pensar, que le impidan desarrollarse apropiadamente, sean estos conscientes o no de ellos.

Ya que la base del trabajo en coaching es el hacer y no el describir ni categorizar, esta disciplina trabaja con las creencias del individuo y el grado de compromiso que necesita para acometer los ajustes. Es posible presentar de manera resumida la labor que realiza un coach con su coachado en estos sencillos pasos, lo cual no le resta importancia a la preparación que debe tener el coach para abordar el proceso de modo profesional:

a.    Precisar qué es lo que el coachado quiere con exactitud para evitar desencuentros.
b.    Definir dónde se encuentra el coachado con relación a su meta, de modo de encontrar mecanismos realistas para llegar hasta allí.
c.    Establecer el camino para llegar a la meta propuesta.
d.    Identificar cuales elementos dificultan su trayectoria a fin de allanar dichos obstáculos y acometer su empresa.
e.    Elaborar juntos coach y coachado un plan de acción que involucre pensamiento, emoción y acción, para alcanzar su meta.

Es importante destacar que alcanzar este objetivo, que es la razón de ser del proceso de coaching, el coach dispone de recursos en los cuales se apoyará para facilitar, para mediar entre el coachado y su meta. En consecuencia el coaching, como proceso, ayuda a elevar la conciencia siendo el diálogo el precursor de estos cambios en la conciencia, que permiten cambiar la percepción de la realidad y al cambiar la percepción de la realidad cambia la formas de relacionarse el coachado  con el entorno.

Para ello, el arte de saber escuchar es una herramienta vital del coach para poder asistir efectivamente al coachado, solo así podrá inferir en las conversaciones los elementos del compromiso que deben fortalecerse. Su éxito se centra en su capacidad para que el coachado asuma responsablemente los compromisos acordados que sin duda le llevaran al lugar que idealmente han fijado como meta del trabajo a realizar. Recordemos que las sesiones no son para teorizar y establecer categorías que describan causas y/o consecuencias, sino elaborar una bitácora que nos permita visualizar el camino a seguir para realizar el viaje a nuestra meta, a nuestra mejor opción, de manera eficiente y sustentable.

En palabras de Cecilia Solano, el coaching enfocado en el cambio de conductas, se basa en el desarrollo de habilidades intra e interpersonales, que faciliten la obtención de resultados en el ser humano y el ámbito donde este se desarrolla, mostrando opciones viables, identificando hábitos y creencias, sean estas limitadoras o potenciadoras, las primera para modificarlas y/o suprimirlas en la medida de lo posible y las segundas para precipitar los cambios esperados, favoreciendo la exploración de opciones posibles.

Como es fácil inferir, el coach es una persona cuyas competencias le habilitan para desplegar herramientas y poner de manifiesto habilidades que le son imprescindibles para la consecución de su labor. En este orden de ideas la International Coaching Federation (ICF) ha desarrollado once competencias básicas para fomentar una mayor comprensión sobre las habilidades y los enfoques utilizados actualmente en el ejercicio de la profesión.  Las mismas giran en torno a destrezas y conceptos que van desde lineamientos éticos hasta gestión de procesos y responsabilidad personal.

Una vez realizado este recorrido convenimos en afirmar que la labor del coach o Aladino, es obtener de la lámpara o coachado al genio que dentro de él habita y que cuenta con los recursos propios para abordar cada uno de sus deseos. La labor de Aladino consiste en sostener la lámpara y cuidadosamente pulirla de manera que el genio emerja con las respuestas, con las creencias, con las bitácoras del viaje que ha de realizar para lograr que sus deseos se cumplan.

El genio encerrado en una lámpara, oculta y olvidada por años, quizás toda su vida, sin tener conciencia que las respuestas estaban allí dentro de sí. Coach/Aladino sabe su valor con solo ver la lámpara/coachado y poco a poco, con esmero procura llevarlo a un estado ideal, ese estado en el cual el Genio se hará presente y ofrecerá respuestas, alternativas y cambios de creencias y consecuentemente de conductas que permitirán que la meta alcanzada no sea un evento espasmódico sino una experiencia palpable y sustentable.  Las respuestas siempre estarán allí.   

Si asumimos la metáfora de la lámpara de Aladino y el genio de la lámpara, podemos poner de manifiesto el proceso de búsqueda, limpieza, cuidado y exposición de dones, atributos, valores, potencial, talento y hacer que una persona como el genio aflore mostrando el poder transformador del trabajo realizado por el coach. Cuando el coachado logre salir del fondo de sí mismo personificado por esa lámpara acorazada, llena de hollín, tizne, corrosión, representado por sus miedos, creencias limitadoras, inseguridades o simples bloqueos o puntos ciegos que no le permitían avanzar, logrará evidenciar el resultado del proceso transformador.

Gracias a la labor de un coach que despierta, escucha y acompaña la construcción de un ser realizado y autónomo que a través de un proceso de coaching, el coachado llega a convertirse en una mejor versión de sí mismo. En tal sentido el coaching es una técnica que promueve una vida feliz a partir de la realización de cambios permanentes, conducentes a la obtención de unos objetivos a corto, mediano y largo plazo.

El coach es Aladino quien a partir de un trabajo minucioso o coaching, consigue que el coachado o genio, salga de su lámpara o interior para que empoderado se incorpore con una renovada visión a su quehacer desde las certezas que adquiere con el acompañamiento exitoso de un profesional con calidad humana y competencias técnicas para su provechoso ejercicio. 

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