Yamileth Malpica
Luisa Arias
El Coaching
es un proceso que brinda una oportunidad para el desarrollo tanto a nivel
personal y profesional de las personas a través de un acompañamiento, que
requiere de entusiasmo, compromiso, disciplina y sobre todo mucha
responsabilidad conlleva a generar
grandes cambios en todos los aspectos de la vida de un individuo. Permitiendo
además ayudar a personas a alcanzar
nuevos retos, metas o superar
dificultades cotidianas. Mostrando
así sus grandes fortalezas y ayudando
a utilizar sus propios recursos.
Cabe destacar que para
que este proceso sea eficaz, debe existir una serie de pasos que son de vital
importancia y que permite a su vez que la comunicación sea fluida. Uno de estos
pasos a considerar seria la escucha, considerada como la clave en todo proceso
de comunicación y entender el gran poder que en la misma prevalece.
En este sentido, vale la pena considerar la influencia que
tiene el poder de la escucha, esta consiste en recibir toda la información que nos
dicen, interesarnos por comprender al otro, valorar lo que el otro está
compartiendo con nosotros, reconocer al otro y facilitar que se reconozca, reconocer
la emoción que el otro siente y comprenderla.
El
poder de la escucha indiscutiblemente es una magia que logra que el
interlocutor se manifieste abiertamente.
Una conexión que se basa en crear un
ambiente de confianza alineada y donde se evite cualquier barrera que
impida el buen desarrollo de la
comunicación. La escucha profunda
permite concentrarse en lo que dice o deja de decir, en nuestro caso
el coachado.
Como coach es importante desarrollar esta habilidad así
mismo desarrollar la observación que de una manera directa podemos tener de
nuestro coachado ya que no solo se tendrá la posibilidad de escuchar sino de
evidenciar gestos y transmitir sentimientos.
Stephen R. Covey afirma que no solo se escucha con los oídos, también (esto es más importante) con los ojos
y con el corazón. Se escuchan los sentimientos, los significados.
Escuchar con los ojos, es decir,
observar al otro sus gestos, su postura, su uso del espacio, nos puede aportar mucha más información del
otro que lo que dice.Como coach Hay que tomar en cuenta la diferencias
multiculturales en el lenguaje corporal, especialmente en los gestos, ya que pueden dar lugar a malas
interpretaciones e incomodidad.
Otro factor que determina un proceso de coaching efectivo es profundizar la escucha, vaciar la
mente, concentrarse en lo que dice el otro y ubicar puntos de vistas
personales, sin manejar ningún tipo de prejuicios o etiquetas hacia nuestro coachado.
Mostrar interés genuino por lo que dice el otro es la base fundamental de la
comunicación entre el coach y el coachado.
Ciertamente existen otros factores
fundamentales en el proceso de la escucha en las sesiones de coaching donde
podríamos destacar el contacto visual, con tan sola una mirada podemos hacer ver el interés que tenemos por hablar con
alguien, de igual manera tenemos las
expresiones faciales, postura corporal y
la respiración de ambos lados tanto del coach como del coachado.
De igual manera otro
aspecto a considerar es el respeto
mutuo, puesto que es esencial para poder
escuchar. Sin la aceptación del otro como diferente y autónomo, evidentemente el escuchar no puede ocurrir. Cuando
escuchamos nos colocamos en la disposición de acepta que existen diferentes
formas de ser. Cuando hablamos abrimos la posibilidad de mostrar el ser que
somos y en ello hay una particular
empatía hacia el otro. Esta misma
empatía debe estar presente cuando
escuchamos.
Tomando en cuenta los
niveles de la escucha como son la escucha superficial, la escucha atenta y la escucha completa, el
coach debe emplear la última ya que es el nivel más intenso de la escucha donde el coach empieza a saber
y a sentir el mensaje, idea o el objetivo del coachado.
El acto de escuchar plenamente es esencial para
transmitir a nuestros coachados, también que son importantes. Escuchar
verdaderamente implica generosidad, porque cuando escuchamos nos olvidamos de
nosotros, de nuestros juicios, sólo el otro es importante para lograr ser, él mismo, para solucionar sus problemas, para
alcanzar sus propósitos.
Cuando escuchamos plenamente a nuestros coachados,
significa que aceptamos quienes son y que nos tomamos seriamente lo que traen a
la sesión. Dejando que sean ellos los principales protagonistas. Esto además de
crear confianza en el coachado, pues es señal de esa gran conexión y empatía
que debe existir entre ambos para que el proceso
sea exitoso, productivo y de esa forma se puedan dar los avances y
resultados necesarios que requiere el proceso.
El poder de una escucha empática y plena transforma el
proceso y el vínculo de confianza entre las personas. Cuando un Coach es
receptivo el cliente es capaz de clarificar sus ideas y pensamientos y
descubrir lo que verdaderamente está sintiendo. Cuando el Coach sabe escuchar
el cliente puede escucharse a sí mismo.
En este sentido,
en todo proceso de Coaching la escucha va a ser un elemento fundamental para
incrementar la seguridad personal del cliente. Nuestra escucha va a facilitar
que el dialogo sea enriquecedor. Como coach somos responsables de ofrecer una
escucha plena y empática a nuestros coachados.
Por consiguiente, cuando un Coach es receptivo el
cliente es capaz de clarificar sus ideas y pensamientos y descubrir lo que
verdaderamente está sintiendo. Cuando el Coach sabe escuchar el cliente puede
escucharse a sí mismo.
En síntesis entre las ventajas de
la escucha activa, tanto sobre la persona que escucha como
sobre la que se siente escuchada, señalaremos:
§ Crea un clima de confianza y
cercanía que facilita la comprensión mutua.
§ Se incrementa la motivación del
coachado.
§ Se reduce la tensión, por
parte del coachado.
§ Se aprende del otro.
§ Se facilita la reducción de
conflictos por parte del coachado.
§ Ayuda a tomar mejores decisiones y
con mayor seguridad.
§ Se aprende a trabajar mejor.
§ Se gana tiempo para pensar.
§ Se estimula la cooperación.
Por otra parte vale la pena recalcar,
que la escucha activa es una de las herramientas que como coach, no puede
fallar. Cada vez más se debe seguir
trabajando. Hasta el punto que se adquiere con mayor eficacia esa habilidad y
se desarrolla de tal manera que el coach se convierte así en un gran experto.
Solo conduce el proceso conectándose además con valores como el amor, la confianza, la
generosidad, la honestidad, la valentía y el coraje en el que el coachado es
principal actor.
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