martes, 29 de noviembre de 2016

Nuestros cuerpos hablan

Ofelia Guerrero


Entender cómo funciona algo, facilita en la convivencia la asimilación y el desarrollo de destreza en el uso práctico, mientras que la falta de comprensión y de conocimiento acarrean y fortalecen el temor, la superstición y hasta la nigromancia convirtiéndonos en críticos en negativo de otros seres humanos, en razón de nuestras creencias limitadas (por aquello que no entendemos) y limitadoras de nuestro crecimiento personal e integración en el mundo. A esta premisa no escapa el Lenguaje Corporal, ya que el aprendizaje, análisis y comprensión de la comunicación no verbal a través del cuerpo en sus movimientos, posturas y gesticulación es mucho lo que puede decirnos, incluso más que las palabras, a fin de usarlo para entender mejor el encuentro con otras personas independientemente de nuestra vocación personal o profesional en aras de una comunicación efectiva, al estar consiente de nuestras propias señales no verbales y la de los demás, transformando ese encuentro con otra persona en una experiencia más que cotidiana, en algo interesante.

El lenguaje corporal como forma de expresarse, dice mucho más de nosotros que lo que puede transmitir el lenguaje verbal, este puede ir en aspectos tan sencillos como una sonrisa aprobatoria hasta un gesto de desprecio, lo que permite a nuestro interlocutor sopesar nuestros sentimientos y emocionalidad hacia él o hacia el ambiente que sirve de contexto, algo emblemático de esta afirmación es por ejemplo el aplauso, que se ha convertido en la expresión universal para indicar el nivel de aprobación de algo o alguien con respecto a lo que dice o hace. En este orden de ideas, Allan Pease (1994) expresa la importancia de la percepción e intuición de las personas en el marco de la comunicación no verbal y de la significación del mensaje trasmitido al señalar que estos elementos se refieren a la “…capacidad para leer las claves no verbales de otra persona y para comparar esas claves con las señales verbales” que suelen no coincidir, especialmente cuando se trata de omitir u ocultar algo.

Uno de los ejemplos representativos, como instrumento para transmitir el cúmulo de sentimientos humanos lo encontramos en el mimo quien en el más absoluto silencio y solo con sus expresiones y movimientos puede comunicarnos toda una serie de sensaciones ideas y sentimientos. De hecho, la mímica se define como: "Expresión del pensamiento por el gesto y movimiento facial que acompañan o sustituyen el lenguaje oral"; siendo capaces de comunicar mucha información sin sonidos, ni palabras y además son competentes a la hora de modificar por completo un mensaje oral, dando otra connotación e intención a las mismas palabras.

Lo interesante de este lenguaje, que cabe destacar ha sido objeto de diversos estudios y puntos de vista, es que el ser humano rara vez toma plena consciencia de sus actitudes, modos, posiciones, movimientos y gestos que pueden contar una historia distinta a las de sus palabras y que eso puede prestarse a tantas interpretaciones como oyentes estén en el mismo tiempo y contexto; asimismo coinciden en las ventajas que proporciona la lectura corporal como herramienta para comprender a otros y a uno mismo, más no como medio para explotar y dominar a los demás.

Dichas investigaciones, en su mayoría han coincidido en que la comunicación no verbal expresa actitudes personales cuya interpretación es, en un alto porcentaje, predecible en general, no obstante, mucho se ha discutido sobre la procedencia del lenguaje corporal, señales no verbales o comunicación no verbal, es decir, si son innatas, aprendidas, de naturaleza genética o son adoptadas de otro modo. Personalmente coincido con quienes aceptan que hay señales corporales o manifestaciones no verbales de los cuatro tipos. Por ejemplo, un bebe que sonríe puede considerase que adopto el gesto al imitarlo de otros, pero no explicaría porque también lo hacen los bebes con discapacidad visual, en ese caso se podría decir que es propia del ser humano o es genética, por lo hay que considerar distintos factores y considerar cada caso.

Otro aspecto Importante es el ambiente en el que se realiza la comunicación no verbal, ya que proporciona un marco de referencia para la comprensión del significado de la expresión, posición, movimiento o gesto con el que intenta comunicarse el emisor. Los ambientes pueden ser considerados formales o casuales, personales, familiares, amistosos, entre otros; y las expresiones tienen una connotación de acuerdo a ese contexto. Por ende, cuando nos encontramos  en un ambiente laboral o formal es importante estar atento a los gestos y expresiones que hacemos, lo cual no es fácil, pero puede lograrse con práctica.  Un ejemplo que puede ayudar a entender mejor este punto es cuando se levanta la cabeza y se proyecta la barbilla hacia delante en una entrevista de trabajo, siendo el entrevistador puede entenderse como un signo que pretende comunicar autoridad y seguridad, pero la misma expresión en un contexto de discusión familiar es expresamente de agresividad e intolerancia. Otro ejemplo seria el que una persona encoja los hombros al escuchar una pregunta en un aula de clases, en señal de que no sabe sobre el tema, pero en un ambiente relajado un niño que juega usa el mismo gesto para para señalar que algo no le importa. Es el caso entonces, que el contexto es relevante a la hora de leer esas señales no verbales que percibimos de los demás.

Por otro lado, también es de considerar las habilidades de comunicación no verbal como algo que, aparte de entenderse, puede mejorarse como herramienta de socialización e interpretación de los demás al momento de comunicarse. Para algunos trabajar y mejorar su comunicación no verbal puede significar aumentar el número de gestos faciales, practicar un mayor contacto visual, para otros, modular más con las manos para enfatizar lo que dice, caminar con determinación o adoptar postura abiertas al conversar, entre otras cosas ya que aparte de la fuerza vocal o destrezas de comunicación, la capacidad para comunicar visualmente ideas a través de gesticulación, movimientos  y otras formas de expresión corporal no sólo enriquecerá la imagen que proyectas, sino la eficacia como comunicador hábil.

Todo lo expuesto anteriormente, visto como herramienta desde y para el Coaching, pueden contribuir a la ecuación cuerpo, emoción y lenguaje que son elementos que interactúan en el ser y se concatenan en el proceso de trabajo sobre una situación o quiebre que plantee un coachee. En concordancia, una mayor comprensión del lenguaje corporal aporta elementos clave de análisis y comprensión del coachee, quien en la mayoría de las veces no siempre encuentra las palabras que le ayuden a expresar sus situaciones, ideas y emociones.

Lo anterior, es fundamental para aprender y dominar el arte de detectar incongruencias entre el lenguaje verbal y el corporal que resulta muy útil ya que lo que el cuerpo manifiesta suele ser muy transparente y fiable, pues lo seres humanos somos incapaces de controlar todas las señales que emitimos al comunicarnos. Es vital recordar que debemos interpretar las señales corporales dentro de un contexto completo y con determinadas restricciones en vez de sacar conclusiones de un único gesto.

Fuentes Consultadas:
Pease, Allan (1994). El Lenguaje del Cuerpo. Como leer la mente de los otros a través de sus gestos. Grupo Editorial Planeta

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