EXPERIENCIA POTENCIADORA

Wuilmer Onasis Navarro

Alvaro Jardin

José Luis Díaz

El ser humano, gracias a DIOS, y no vale la pena entrar en polémicas sobre asuntos relacionados con las creencias religiosas, lleva dos vidas paralelas, una vida que se puede llamar espiritual, y otra que se puede llamar material.

La vida llamada espiritual, generalmente es referida a las situaciones en que el ser humano actúa según su corazón, es decir, es enormemente subjetivo, las decisiones que toma estarán marcadas por las experiencias pasadas que haya tenido, bien hayan sido positivas o negativas  PARA EL, y para el, porque cada experiencia depende de la forma de verla por cada individuo, y aún para la misma persona, depende de su estado en el momento en que la vive.

Ahora bien, la llamada vida material, es asociada con las decisiones tomadas con la mente, lo cual supone de decisiones más objetivas que las anteriores, porque ya son tomadas con una finalidad específica generalmente con un interés de beneficio de tipo material.

Ambas vidas deben ser equilibradas, porque el dicho es claro, “Bueno es cilantro pero no tanto”, en otras palabras, todo en exceso pasa a ser perjudicial, por beneficioso que pudiese haber sido en las dosis recomendadas; hay que aprender a equilibrar las decisiones tomadas con la mente y las tomadas con el corazón, cualquier desequilibrio, no importa hacia donde sea, de seguro traerá consecuencias que a la postre no serán las más favorables.

Pero también se acaba de mencionar que una misma persona puede tomar decisiones diferentes ante el mismo fenómeno y en las mismas condiciones, es decir, que hay algo dentro de el que hace que la tome, y se puede hablar entonces del estado de ánimo, ojo, a veces, y muy constantemente, el propio individuo no es consciente de su estado de ánimo, hay ocasiones en que quisiese cambiarlo, pero no puede.

En ese tipo de situaciones, que normalmente hacen que un individuo tome decisiones que no le traerán las mejores consecuencias, aunque realmente la decisión tomada no sea la peor, es más, que sea una buena decisión, pero no la mejor, son las que le dan entrada al trabajo del coach.

El coach tendrá los conocimientos necesarios para lograr ayudar a ese individuo a que pueda tener un cambio de actitud en su vida que lo ayude a transformar su forma de actuar, con la excelente consecuencia que las decisiones que tome sean buenas, y preferiblemente, las más apropiadas en ese momento.

Ante todo, un verdadero coach debe saber utilizar el recurso de la escucha profunda para poder entender la verdadera situación en que se encuentra el individuo, describiéndola para poder ofrecer la oportuna ayuda, acorde a ese momento;  la escucha profunda debe tener un exhaustivo cuidado para poder determinar con exactitud cuál es la verdadera situación que presenta el individuo y que lo lleva a sentir una necesidad insatisfecha.

Un coach profesional debe saber utilizar la escucha profunda para evitar mal interpretar la situación que le proporciona esa desubicación que muchas veces afecta a un individuo, produciéndole tal confusión que no puede visualizar claramente que es lo que verdaderamente anhela o necesita.

Por otra parte, es también de suma importancia el buen uso de la pregunta poderosa, mediante la correcta utilización de las oportunas preguntas poderosas se evitará convertirse en fastidioso ante el individuo, lo cual traería como consecuencia que respondiera de forma errónea a voluntad a fin de evitar lo que no es de su agrado; además, con la utilización de este recurso, el coach podrá tener una visión clara, completa, concreta, amplia, precisa de la verdadera situación que envuelve al individuo, pudiéndole facilitar el camino para ofrecer su oportuna ayuda.

“Donde menos se espera salta la liebre”, así dice el dicho, y es que en la vida cotidiana, es muy frecuente que el individuo intente ocultar lo que para él es un problema, en ocasiones lo hace de forma inconsciente, ahí está la capacidad de un verdadero coach para que a través de estas dos habilidades pueda ubicar de manera exacta e inequívoca la verdadera situación.

Suena muy fácil, sólo es cuestión de cambiar la forma de tomar decisiones de un individuo ante cualquiera de las situaciones en que se vea envuelto en cada momento de su vida, y para hacerlo tan fácil, sólo hace falta tener una varita mágica, porque la decisión de cambiar en su forma de ver lo que sucede a su alrededor, es imposible lograrlo si el personalmente no decide hacerlo, tan sencillo como eso, sólo el puede tomar la decisión.

Dice el dicho: “No es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita”, y vuelve la misma cuestión, no es cuestión de una situación sino de la forma en que es percibida por un individuo, toda situación va a marcar el futuro de todo individuo, debido a que es parte de su experiencia vivida, entonces, ¿que se debe hacer?.

Sencillo, sólo es cuestión de hacer que el individuo reconozca su necesidad de cambiar todas y cada una de sus experiencias en el día a día de su vida, en experiencias positivas para el, y si es posible, que las convierta en lecciones de vida que le refuercen la toma de sus decisiones en el futuro, es decir, simplemente que las convierta en EXPERIENCIAS POTENCIADORAS.

Es lograr cambiar la forma de ver la vida, pero ya se recalcó anteriormente, es un trabajo individual, es un trabajo personal de cada uno, por mucho que se le demuestre el beneficio para el mismo a futuro, solo el puede cambiar.

A lo largo de la historia de la humanidad han ocurrido gran cantidad de hechos que hubiesen podido significar una catástrofe para una comunidad completa, pero, gracias a su propia decisión, la convirtieron en una EXPERIENCIA POTENCIADORA, y lo que para una inmensa mayoría hubiere significado su final, para ellos significó el arranque de una nueva era, con resultados más beneficiosos, impensables en muchos casos.

Un caso muy particular fue Alemania, devastada por las grandes guerras mundiales, separada su sociedad, y hoy en día, es el socio comunitario de la Unión Europea más fuerte, es un ejemplo a seguir por muchas personas, han logrado lo que se reconoce como una gran preparación y con principios muy sólidos que les garantiza un futuro prometedor.

Pero más importante aún es el caso Japón, la Segunda Guerra Mundial terminó gracias a su total destrucción con la ayuda de dos pequeñas bombas nucleares, las únicas utilizadas en la historia de la humanidad contra la población, el colmo fue la forma jocosa en que aún hoy en día, quienes las lanzaron se refieren al tema, hasta le habían colocado nombres graciosos, fue una pequeña broma, pero esa pequeña broma, en lugar de acabar con el espíritu nipón, lo reforzó, convirtió esa experiencia tan dolorosa en la experiencia más potenciadora de que se tenga noticia.

Japón hoy en día, a pesar de lo que haría la mayoría, convirtió lo que sería la peor experiencia para toda persona, en la más poderosa EXPERIENCIA POTENCIADORA, hasta ha invadido poco a poco el mercado del país que lo humilló, ha llegado a niveles de especialización mucho más avanzados que cualquier otro conocido alrededor del planeta, sólo tuvieron que voltear la tortilla, como se dice vulgarmente y convertir un grave problema en un gran comienzo de una nueva etapa.

Bien dice el dicho: “No hay mal que por bien no venga”, o “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, basta con cambiar la actitud ante la vida y de inmediato cambiará todo el panorama al frente, basta con entender que el fracaso no existe, sólo es una etapa más en el proceso de aprendizaje, es cuestión de enfoque.

Normalmente la solución está delante de los ojos, pero por ese ansia de verla, por apuro, por apariencia ante los demás, por orgullo, y por otras tantas cosas negativas que siempre acompañan al individuo, le dificultan el poder ubicarse, negándole la sencilla respuesta que siempre ha tenido al alcance de su mano, y todo lo contrario, normalmente, lo que le llega a su mente son alternativas muy alejadas de una buena decisión.