jueves, 12 de mayo de 2016

LA NOCHE DE OCTUBRE Y NUESTRAS CREENCIAS

José Gabriel Fernández
Luz María Rivas
Rosa Oraima Pérez
María Stimac

Era una noche de octubre, el recuerdo es vago y lejano, hacía mucho frío, vestía unos jeans, un abrigo rojo, unas botas del mismo color. Entré al sitio, alegre, riendo y de pronto todo se apagó. No podía ver nada, un ruido lejano empezó a crecer, las puertas se abrían, rechinaban, en ese momento un denso humo comenzó a salir de las paredes, no podía distinguir si era humo o era una espesa neblina, y escuche gritos...  

Mi corazón empezó a latir fuerte, mis manos estaban muy frías, la risa era nerviosa, tensa,  pero en mi mente sabía que todo estaba bien, de pronto tropecé, una mano me toco la espalda y al girar y tratar de visualizar, grite, no vi a nadie. Seguí caminando y  un fuerte soplido sentí en mi oreja izquierda, vi  la luz roja de una sirena, y el ruido de una ambulancia. Sentí un fuerte dolor en el estómago, empecé a caminar de prisa, se abrían y cerraban puertas, la muchedumbre venía detrás de mí, sentía los pasos, los gritos, no tenía escapatoria, el ruido de una sierra comenzó a perseguirme, la tenía al lado de mí, sentí un fuerte olor a sangre, o algo putrefacto. 

Caminé intentado ubicar la salida del laberinto, llegue a una pared, no había salida el hueco, era más oscura la fuerte neblina, gire intente buscar de nuevo el camino, mi corazón latía fuertemente, mis ojos se llenaron de lágrimas, y los gritos, los ruidos, puertas que se aventaban, de pronto me paralice. La muchedumbre estaba cerca de mí, quería esperarla, pero los gritos, no me dejaban… esperé… quería ver quien pasaba, quien venía… pero solo los gritos me acompañaban, se escuchaban cerquita y no llegaban donde yo estaba; definitivamente estaba perdida. 

Me invadió el pánico,  no podía pensar, solo me decía, como pude llegar hasta aquí, comencé a llorar en ese instante me dio por correr, y gritar, lo hacía cada vez más fuerte, el ruido no me dejaba pensar, entonces tropecé con algo, eras tres chicos, que gritaban igual que yo. Me decían “la salida está por aquí”, no les pude ver su rostro en la neblina, lo que había visto dentro del laberinto fue irrepetible, mi corazón latía fuertemente, pensé que nunca saldría de ese lugar, le tomé la mano a un desconocido y comenzamos a correr en la oscuridad, y al final del pasillo una luz tenue, roja, azul, blanca, se apagaba, se encendía, corríamos, corríamos, tropecé me caí, me ayudaron a levantarme, y finalmente se abrió la puerta, la luz develó mi rostro,  luces de muchos colores,  música alegre, mucha gente caminando, risas, salimos de la casa del terror, en el mágico parque de diversiones.

Nuevamente comencé a reír, y esta vez mis ojos se llenaban de lágrimas, por un momento pensé morir; sabía que era un paseo en la casa del terror, y nada existía, todo era una ilusión óptica…   Así son nuestras creencias limitantes, es como entrar a una casa de terror pero de tu mente….

Mucho se ha escrito sobre las creencias limitantes de nuestro día a día. Los medios de comunicación, los libros de autoayuda, los talleres de mejoramiento, y un gran etcétera nos informan que existentes creencias arraigadas en nuestro subconsciente que limitan el progreso, el bienestar y el éxito en nuestra vida.

Las creencias son las convicciones que determinan y regulan las pautas de pensamientos. Son ideas que tenemos sobre el mundo, el futuro y nosotros mismos y actúan creando suposiciones y prejuicios que determinan en ciertas ocasiones la forma de sentir y de pensar, condicionando la actitud y los procesos de toma de decisiones. Y estas no están ahí por casualidad, sino que han sido fruto de los diversos aprendizajes que hemos ido experimentando a lo largo de nuestras vidas; por lo que en situaciones pasadas muchas de ellas nos han sido válidas. Sin embargo, en el actual mundo en el que vivimos impregnado de constantes cambios y aceleraciones, una creencia que anteriormente fue positiva puede convertirse en un obstáculo o creencia limitante.

¿Qué es una creencia limitante? Es toda afirmación personal que creemos verdadera, es la certeza de ser cierto eso que pensamos, sentimos y entendemos, que de una u otra manera forman nuestro concepto de lo que es, que juzgamos como cierto y no permite cambio, que hemos aprendido desde la infancia, hemos oído, hemos percibido, hemos entendido, hemos aceptado y nos han paralizado. Esquemas mentales que establecen un paradigma de cualquier situación que se nos presenta. Por ejemplo: Yo no puedo…; Yo no tengo…; Yo no soy capaz de…; Él está en mi contra porque…; Yo soy…; Yo hago…; Yo tengo…; y muchas otras afirmaciones que limitan la acción, la reacción, la energía, la respuesta. Estas creencias limitan nuestro dialogo interno, y son un bloque lacerante en la autoestima, manifestando actitudes de rechazo y sabotaje, limitando el desarrollo humano, anulado los intentos de superación. No somos conscientes de su existencia y no percibimos su impacto en nuestra vida.

También están las creencias aprendidas por nosotros como efecto de circunstancias de aprendizaje negativo, que hemos sufrido en determinado momento. Son los temores a acciones, cosas, eventos, que por haber sido negativos, desde allí consideramos que todo lo similar tendrá el mismo resultado. Ejemplos como: No se correr, pues me caí una vez y rompí las rodillas; No se andar en bicicleta; Si viajo por curvas me mareo; Si veo un gato negro me devuelvo; No debo pasar debajo de las escaleras; Si tomo esa vía me puede ir mal; y muchas más; que son efectos de accidentes, o interpretaciones de señales, basadas en experiencias negativas.

¿Qué es lo que hace que un niño educado en la fe católica, tenga altas probabilidades de permanecer en ella el resto de su vida?, ¿e igualmente, qué hace que un niño nacido en la fe musulmana, budista, judaica..., permanezca en dicha fe? Aunque hay excepciones…. Lo que hace que se mantenga en su fe, según De Zor, es que son creencias instaladas en la infancia, y es difícil erradicarlas o modificarlas en el futuro, si no se tiene un “sistema crítico” adecuado en la edad adulta o la experiencia vital les demuestra de manera inequívoca que tales creencias estaban erradas.

Las creencias tienen que ver con las primeras impresiones, con la educación, la primera infancia; les hemos creído prácticamente todo a nuestros padres. Hemos inferido, deducido y creído con base al entorno familiar, social, cultural, histórico. Dichas creencias pueden ser de tipo educacional, moral, religioso o conductual.

¿Creen Ustedes que un niño nacido y desarrollado en un ambiente marginal y violento, podría creer en la paz, igualdad y solidaridad de todos, una vez adulto? Y si a ese niño se le ha inculcado resentimiento, odio a los diferentes, a los “blancos”, a los “negros”, a los “ricos”, a los “pobres”, a “los judíos”, ¿cómo se comportará en su futuro en relación a esos grupos?

Por ejemplo, los judíos tienen un odio ancestral a los palestinos y viceversa, ambos tienen la creencia que fueron, son y serán enemigos para siempre. Esa creencia ha causado guerras interminables, y les impide a ambos llegar a una cierta “paz”, a una sana convivencia.Las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean. He aquí porque debemos conocer nuestras creencias; las mismas nos pueden traer bendiciones, paz, éxito económico y social, reconocimiento, pero también pueden traernos enfermedades, angustias, desaciertos y aprendizajes dolorosos.

Nuestro sistema de creencias crea nuestra realidad, por ejemplo, si crees que no eres una persona creativa, tienes razón. Si crees que te puedes sanar de un cáncer en sus primeras etapas, también tienes razón. Si crees que eres una persona olvidadiza, adivina… también tienes razón, si crees en la mala suerte, todo te va a salir mal ¿Ves la importancia de reconocer y cambiar las creencias limitantes? Debemos crear conciencia de ellas, no debemos justificar nuestros hábitos indeseados o conductas, ya que nosotros mismos somos los que decidimos ser quienes somos.

¿Tienes una situación en tu trabajo? Descríbela, siguiendo una pauta de identificación, (que sientes; que percibes; que escuchas; que ves), ¿en tu casa?, ¿con tu relaciones o tu pareja? ¿Cómo están tus finanzas? ¿Cómo anda el mundo? Llegará un momento en que comprenderás, mediante el uso de preguntas sencillas, pero poderosas, cuales son estas creencias. Y, de allí en adelante, podrás tener una visión de cómo mejorar tu situación. 
¿Qué hacer ante estas “certezas” aprendidas? Tenemos todas las herramientas en nuestro interior para cambiarlas, transformarlas o sustituirlas por aquellas que nos condicionen a un mejor desenvolvimiento. Existen técnicas de orientación en este sentido, la Visualización Creativa, las Afirmaciones, la Meditación, la Reprogramación de Creencias, son algunas opciones. Entre ellas, la Reprogramación de creencias es una práctica que utiliza la Programación Neuro Lingüística, con la cual podemos tomar estas creencias y transformándolas, poco a poco, con compromiso, con constancia y disciplina, con dedicación y conciencia.

Sería necesario detectar cuáles son aquellas creencias que nos están limitando, observando el momento y las circunstancias bajo las que aparecen, teniendo en cuenta además, que es aquello que nos impiden conseguir, ya que saber qué es lo que nos estamos perdiendo puede constituir el motor del cambio. Una vez identificadas, tendremos que sustituirlas por otras que nos ayuden. Pero antes de utilizar cualquier método de cambio, es necesario identificar estas creencias limitantes en nuestra vida. Existen muchas formas, acá te ofrecemos una de ellas. Es el acompañamiento personalizado o coaching personal, para detectar e identificar estas ideas limitantes. ¿De qué forma? Sentándote cómodamente a conversar de esa situación en particular en tu vida, que te tiene paralizado, suspendido, intrigado, con un profesional, que estará allí para escucharte, preguntarte, moverte, apoyarte, y que te ayuda a descubrir ese diamante bruto que tienes. Este identificara facetas de tu vida que son especiales, idóneas, y que están adormecidas en tu subconsciente.

Ahora, ¿qué es coaching? Es una conversación que sigue un método especifico, donde un acompañante (coach) hace preguntas, sencillas pero específicas,  a un participante (cocheé), de forma discreta y personal, con intención de descubrir la creencia individual que mantiene la situación estancada. Luego de esto, comienza el proceso de transformación, de cambio, de internalización, puliendo ese diamante. Este proceso estará apoyado por el uso de la Programación Neurolingüística. Si descubres que es baja autoestima, surgirán afirmaciones dirigidas a fortalecer. Si descubres estancamientos en el pasado, surgirán afirmaciones que te desprenderán de este y te ayudaran a vivir en el aquí y el ahora. Son situaciones comunicacionales, buscaras la forma de cambiar y comunicarte eficaz y efectivamente. Y así muchas otras opciones.

El cambio es seguro, solo tú decides cuando, como y donde hacerlo. Tu valor depende de ti, tu éxito depende de ti. Descubrirás que solo Tú Eres quien Debes Ser, y cada instante será el instante preciso para hacerlo.

Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio (Albert Einstein)
"Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos el mundo."-Buddha.
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Referencia:
De Zor, José. Valores y Creencias desde la Programación Neurolingüistica PNL, www.hispamat.net, Madrid

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