sábado, 27 de junio de 2015

ESCUCHA ACTIVA: EL ARTE DE ESCUCHAR CON LOS CINCO SENTIDOS

 Mariany Ledezma
Romer Molina
Danela Pelucarte
Juan Lara

LA ESCUCHA ACTIVA, una fascinante herramienta que nos invita a poner en acción todos nuestros sentidos con la finalidad de poder captar completamente y comprender adecuadamente el mensaje que se nos transmite, dando como resultado una verdadera comunicación efectiva.

Desde nuestros primeros años de vida nos están invitando a escuchar para poder comunicarnos adecuadamente, a través de las normas del buen hablante  y buen oyente, pero jamás nos explicaron que la intención constaba de darle valor  justo, de respetar y  escuchar las ideas de las otras personas, con la finalidad de poder analizar, entender  y reconocer las ideas del comunicador, es muy común conseguirnos personas arrolladoras que no escuchan y al parecer su opinión es la que tiene peso sin importar la del prójimo, a parte que de lo egoísta y falta de respeto que resulta, pierde la verdadera esencia  de la comunicación, limitándola a su pequeño círculo de vida, restringiendo el abanico de opciones que pueden obtenerse de este maravilloso planeta. El escuchar nos permite establecer una relación, un canal de  confianza, nos permite ver sin límites las opciones que se nos presentan.

Actualmente la escucha activa se ha convertido en la mano derecha de muchos profesionales, como coach, psicólogos, vendedores, médicos, terapeutas, gerentes, etc., en donde cada uno de ellos a través de esta valiosa herramienta  tiene la capacidad de descubrir eficazmente las oportunidades o posibles soluciones que se presentan día a día y encaminarse hacia el verdadero camino del éxito.

Para lograr ESCUCHAR ACTIVAMENTE,  es indispensable aprender a vivir en el aquí y en el ahora, de instante en instante, para poder afinar los sentidos, durante la existencia surgen cuantiosas oportunidades que solo pueden ser tomadas por aquel que vive en el presente, la vida se compone de detalles.

De este modo se debe tener en cuenta que hay que vivir en plena atención, en una constante y continua auto-observación de nosotros mismos, hacernos conscientes de lo que pensamos, sentimos y el cómo actuamos; hay que dejar de soñar con los eventos del pasado y con un futuro incierto, es necesario dejar de  vivir fascinados con todas las tareas que la vida coloca para aprender (comúnmente llamados problemas).

Muchos accidentes ocasionados por factores humanos ocurren por una ceguera psicológica del individuo, debido a la falta de atención en lo que hace. “Órgano que no se usa se atrofia”, los sentidos deben ser ejercitados a través de una vida plenamente vivida: a la hora de comer, que sea únicamente a comer, saborear los alimentos; al bañarse, sentir el agua; al hacer cualquier actividad, disfrutar de la misma; pero sin meter de por medio la mente.

Todo es cuestión de tener una percepción perenne del presente que se vive de segundo a segundo, la forma más elevada de pensar es no pensar. Ejemplo: una persona que va caminando por la calle y no oye el saludo de un amigo que le pasa a su lado, porque en ese momento preciso se decía en la mente: por la tarde pagaré el seguro, mañana viene el contador…

Uno de los aspectos más importantes en la escucha activa, podemos considerar el tener un silencio completo (verbal y mental) y estar realmente en el momento presente cuando nuestro interlocutor nos habla. Vivir en el presente mientras la persona nos habla no solo es muestra de una buena educación y respeto. Sino que nos garantiza un mecanismo eficiente para poder conectarnos en lo que nos dice nuestro interlocutor, ya que así nos permitirá conectarnos no solo con sus palabras, sino sus sentimientos, preocupaciones, deseos por ser escuchado.

Existe una definición de estar en el momento presente, sin embargo llevarlo a la práctica resulta un tema complejo; ya que en muchas ocasiones nuestra mente está generando ideas, prejuicios, conclusiones, en fin una serie de razonamientos de lo que nuestro interlocutor dice.

En muchos casos nuestra mente puede estar divagando con acontecimientos del pasado o eventos del futuro, no permitiéndonos contemplar el arte maravilloso de escuchar y así aprovechar cada palabra, expresión no verbal, gestos que este nos manifieste y así movernos en “su mapa”, el porque está allí y de qué manera seguir avanzando positivamente en el acompañamiento.

Para poder ESCUCHAR ACTIVAMENTE,  es preciso poner alerta todos nuestros sentidos, con nuestro interlocutor, con la finalidad de no solo escuchar el mensaje verbal, sino el no verbal, el cual también tiene mucho contenido de importancia.
Es muy importante estar conscientes de muchos de los errores que cometemos cuando estamos escuchando por ejemplo:

·         No prestar atención al tono de voz, El tono de voz en un elemento que aporta un gran contenido al mensaje, ya que nos va proporcionar información muy valiosa sobre las emociones que está teniendo la persona cuando habla.
·       Meterse en la conversación de la otra persona, uniendo lo que dice el interlocutor con algo que nos ha pasado, o nos pasa a nosotros en nuestra vida.  Con el “yo…” o “a mí…”. O terminando de decir las frases que el interlocutor está transmitiendo.
·       Las posturas incorrectas a la hora de escuchar, una buena gestión postural implica mirar a los ojos, asentir con frecuencia, sonreír de vez en cuando al hablar y cuando nos hablan….
·   Distracciones con elementos del entorno, una buena escucha activa implica la continuidad con el tema de nuestro interlocutor y con la mirada centrada en él.
·       Realizar respuestas cortas o cortantes, es contrario a la escucha activa. significaría meternos en la conversación de forma brusca incluso a veces, interrumpiendo al interlocutor, adelantándonos a lo que va a decir. Así como realizar preguntas cerradas que impiden que nuestro interlocutor desarrolle sus ideas.
·         Los cambios bruscos de temas, Desviar repentinamente de tema para comenzar con otro que no tiene nada que ver.
·    Prejuzgar el mensaje de nuestro interlocutor, Interpretar su comunicado desde nuestro punto de vista, en vez de hacerlo desde su punto de vista. Dirigir la conversación hacia nuestros intereses, en vez de dejar que nuestro interlocutor nos revele sus pensamientos.
·        Pensar qué vamos a decir cuando nos toque hablar, en vez de concentrarnos en el discurso de nuestro interlocutor.
·     Reaccionar ante lo que creemos que son ataques emocionales por parte de nuestro interlocutor, tomando a lo personal lo que nos dicen.
·         Realizar una escucha selectiva, prestando atención sólo a las partes del mensaje que nos resultan interesantes.
·         Sermonear, mandar o reprochar a nuestro interlocutor.
·    Dar lecciones o aconsejar, aludiendo a nuestra experiencia para indicar lo que es bueno o malo.
·         Desaprobar, cuestionar o quitar la razón al otro.
·         Ironizar sobre el tema planteado.
·         Subestimar el mensaje que nos están transmitiendo.
·         Quitar importancia, a los sentimientos de la otra persona con expresiones como “no te preocupes por esa tontería”, “no te pongas así”, etc.
·         Contar “nuestra anécdota” cuando el otro está aún hablando.
·    Caer en el “síndrome del experto”, saber lo que debemos contestar cuando la otra persona no ha comenzado a hablar.

La práctica de ESCUCHA ACTIVA, se lleva a cabo a través de la OBSERVACIÓN, estando atentos a todo lo que nos emite nuestro interlocutor, gestos, sentimientos que expresa señales que nos indicaran cuando podemos tomar la palabra,  de esta manera logramos obtener la mayor información posible que nos den un clara visión sobre lo que él quiere decir y a través de la EXPRESIÓN, nuestro interlocutor debe captar por nuestra actitud que le estamos prestando atención. Es importante mantener el contacto visual y asentir con movimientos de cabeza. También debemos acompañar nuestros gestos con expresiones verbales: “claro, entiendo”, “ya veo”, “ah-ah”…

Existen varios elementos que podemos utilizar para demostrarle a nuestro hablante que realmente lo estamos escuchando como: Mirarlo a los ojos, acercarnos físicamente, tener una postura atenta, expresiones faciales demuestren atención (“interés”), movimientos de cabeza y/o manos en sintonía con el mensaje que nos trasmiten, reflejar en nuestro rostro la emoción del otro, verbalmente: Emitiendo palabras que demuestren nuestra atención y que estamos escuchando y entendiendo el mensaje, haciendo preguntas, repitiendo ocasionalmente los aspectos más destacados, recapitulando/resumiendo lo dicho.

Guiándonos en el correcto auto-conocimiento el estar atento con los cincos sentidos LA ESCUCHA ACTIVA, es una de las herramientas indispensable del coaching, para estar en la capacidad de ayudar en el proceso de cambio al coachado.

Recordando en primer caso que la función del coach es la labor de dar acompañamiento a su coachado para que transite el camino de su situación presente a la situación deseada y esto solo se alcanzará si realmente identificamos su estado actual.

Según la siguiente cita de Jean de la Bruyere: “Es una enorme desgracia no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca.” Nos muestra como escuchar resulta un arte que no todos estemos dispuesto a seguir. Una vez identificado el estado actual de nuestro coachado, podremos establecer la conexión y centrarnos en lo que desea y como conseguirlo.

Partiendo de lo que él nos comunique podremos identificar cuál es su sistema de creencias limitantes, para a partir de allí realizar preguntas poderosas y este pueda darse cuenta de los cambios que debe realizar y las acciones a tomar. Ya que la acción es lo único que le permitirá alcanzar sus objetivos.

Tener en cuenta que en cada sección del coaching tendremos en frente de nosotros la misma persona con circunstancias diferentes (por eso siempre tener en cuenta que puede atrasarse, permanecer o evolucionar en el proceso), y esto lo sabremos solo si escuchamos activamente sin “suponer” que él ha evolucionado. Sus gestos más allá de las palabras nos servirán de indicadores de cómo él/ella se expresa y que realmente nos quiere decir, por ejemplo si sus palabras nos indican “estoy muy bien en el área familiar” y sus expresiones son de tristeza (parpados superior caído, perdida de enfoque, extremos de labios caen ligeramente, entre otros) son quizás algunos indicadores más fuertes que sus palabras.

Al ESCUCHAR ACTIVAMENTE, logramos un verdadero clima de confianza para que los demás puedan ser sinceros con nosotros, la persona que habla se siente respetada y valorada, como también logramos el respeto hacia nosotros mismos, se logra tener efectos tranquilizantes y se facilita que se eliminen tensiones favoreciendo así una relación positiva con el interlocutor, llegando al fondo del problema y encaminándonos hacia el éxito. La ESCUCHA ACTIVA, debería ser más que una herramienta utilizada por profesionales para entender a los demás y encontrar soluciones a dificultades, debería formar parte del día a día de nuestras vidas, así como respirar, caminar, hablar, oír, si nos escucháramos más, tendríamos un mundo más respetado con menos problemas, mas valores y personas más FELICES. 


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