Judileth Gandica
Geraldine Zambrano
Karem Sierra
Olteo Falciatore
Rocío Alfonzo
Todos nos enfrentamos
diariamente a retos, cambios, problemas,
sacrificios, relaciones, miedos, proyectos y situaciones que
se nos escapan de las manos, y muchas veces nos llenan de infinitas
interrogantes a las que por sí solos no les hallamos dar respuestas. El Coaching es
la disciplina que nos permite responder a esas interrogantes, es lo que ayuda a realizar los sueños y
a convertir a las personas en lo que siempre desearon ser.
De acuerdo al Dr. David Rock, quien definió
el Coaching como “el arte de sacar a la superficie la grandeza de las personas,
de una manera que honra la integridad del espíritu humano. Se trata de una
capacidad humana y es también una habilidad que se puede enseñar. Hoy día se ha
convertido en una manera nueva de trabajar con las personas en un contexto
integral y corporativo”.
De
este modo, es una disciplina brinda un espacio
conversacional que la gente puede usar siempre que lo necesite durante el
tiempo que necesite, para múltiples aplicaciones prácticas, como lo son:
þ Hacer un balance de nosotros mismos y adquirir más poder personal.
þ Ayudarnos a trazar un objetivo consistente y realizar nuestro plan de
acción personal.
þ Elaborar planes profesionales para el futuro.
þ Aprender a tomar mejores decisiones.
þ Mejorar nuestras relaciones de pareja y afectivas.
þ Ser líderes exitosos en tiempos de cambio e incertidumbre.
þ Gestionar mejor nuestro tiempo para llegar a todo lo que necesitamos.
þ Ser más creativos.
þ Manejar nuestro cuerpo y nuestra voz para ser más impactantes y
relacionarnos mejor, entre otras.
Por
su parte, O’Connor afirma que “El Coaching contribuye a la toma de conciencia,
faculta la elección y lleva al cambio, libera el potencial de la persona para
maximizar su rendimiento, el Coaching más que enseñar, ayuda a aprender”.
Asumiendo esos conceptos que plantean el coaching
como una herramienta humana, se debe entender que para poder lograr elevar a la
superficie la grandeza de otro, se debe estar en la grandeza de uno mismo. De
allí el concepto de comprender que quiere describir “desde mi yo”, cada
individuo está lleno de bondades, virtudes, defectos, características propias
de su personalidad nata o construida con las experiencias que le ha ofrecido la
vida.
Es increíble el poder que tiene uno mismo, y
que a veces desconocemos, cuando una persona decide acompañar a otra en el
proceso de solucionar, mediar y orientar; se permite la opción de mejorar a sí
mismo, de allí que para que alguien pueda llegar a ser Coach debe entenderse e
interiorizar su propio Yo. Es poderosa la energía que emana de nuestro ser cuando
se concentra en el proceso de guía o acompañante para la solución de los
quiebres o dificultades que puedan tener quienes solicitan la respectiva
orientación.
Por otra parte, la evolución del ser humano
ha sido trascendental, tomando en cuenta que en la era moderna dentro del
contexto de la globalización se ha minimizado la puesta en práctica de valores
humanos, que logran un nivel de respeto entre todos, en el día a día, en sus
hogares, trabajo, actividades deportivas, culturales, en fin, en la
cotidianidad del ser.
Es por eso, que al emprender el maravilloso
camino de ser coach, se debe asumir y tatuar en nuestra persona la
responsabilidad de explorar nuestro ser; dicha exploración es necesaria para
sanar y poder proyectar ese estado de bienestar que de una u otra forma va a
atraer al coachado; no se puede ser coach sin antes conocer nuestras propias
debilidades, sin haber puesto en práctica todas esas técnicas que el Coaching
propone, sin haberse trazado algunos objetivos, sin haber apartado esas
creencias limitadoras e instaurado creencias potenciadoras; todo actividad que
realizamos emerge desde nuestra esencia humana, desde nuestras emociones,
sentimientos y pensamientos.
Dicho de otro modo, al involucrar el coaching
en nuestra vida, primero debemos conocer de qué se trata, aplicarlo en nosotros
para luego poder aplicarlo en otras personas. Si no somos capaces de
revisarnos, plantearnos objetivos orientados a cambios personales, actuar para
alcanzarlos, verlos cristalizados y creer en que esa transformación puede ser
persistente en el tiempo, ¿cómo vamos a pretender ver cambios en otras
personas?, esta podría ser una pregunta poderosa a lo hora de tomar el coaching
como profesión.
Es muy común escuchar a personas decir que
cuando llegan a sus trabajos dejan los problemas en la casa, esto es algo
totalmente falso. Los problemas siguen allí, en tu mente, no somos maquinas a
las que le quitamos una pieza y sigue funcionando con el resto. Los
pensamientos muchas veces nos abruman y los problemas tienden a meterse en ellos.
La única manera de que una dificultad no afecte nuestro entorno es
resolviéndola, lo mismo ocurre cuando decidimos ser coach, debemos resolver
nuestros quiebres para que esto no afecte nuestra labor.
Con todo lo anterior, no se quiere dar a
entender que el coach debe ser una persona perfecta, nadie lo es, pero si
podemos mejorar día a día y transformarnos, si se escoge el coaching como
profesión es porque se cree en el desarrollo de la persona, en la evolución; no
somos estáticos, tenemos la capacidad de reflexionar y discernir que conductas
son convenientes y nos ayudan a avanzar y cuales nos limitan o estancan en ese
hueco de la resignación que muchas veces va acompañado de las frases “así nací”
, “esto lo heredé de mi padre o madre” “yo siempre he sido asi”.
El coach trabaja para lograr cambios
significativos en sus coachados, esto lo hace a través de las preguntas
poderosas que lo que buscan es la reflexión para lograr la resolución de sus
quiebres, es importante aclarar que no se debe intervenir de forma inducida en
la solución de esas dificultades del otro, sino que se debe interiorizar lo
percibido para que esa persona reflexione en su propio yo y se abra a mejorar
los quiebres que le hicieron llegar a donde se encuentra.
En virtud de lo anterior, la
mayor facultad del coach
está en que nunca deberá aconsejar o juzgar los objetivos, los valores, las
actividades o los tiempos;
él sólo es un espectador que, con base en la información recabada a través del
diálogo, ayuda a que sea él mismo coachado
quien establezca los objetivos, exprese sus valores, proponga sus actividades,
fije los tiempos para lograr el cambio deseado y establezca los criterios de
medición de éxito o fracaso de las actividades desarrolladas: arma todo el
escenario del antes, durante y después.
En este sentido, la consciencia de mi yo como
coach, debe estar clara, transparente y activa, dispuesta y abierta, plenamente
consciente, se debe generar una relación espontánea, que sea algo no forzado,
permitiendo la interacción y objetividad de la situación del otro para así
poder a través de la escucha activa comprender y dar las herramientas que
lleven al logro de las metas.
La esencia del Coaching es ayudar a las personas a
cambiar de la forma que deseen, y a su vez, a dirigirse en la dirección que
quieren tomar; apoya a las personas en diferentes niveles para que logren sus
metas. El coaching es una herramienta clave de gestión del talento humano, es
una disciplina nueva que acerca a los individuos al logro de objetivos,
permitiendo un decidido desarrollo personal.
Por otro lado La
International Coach Federation, la asociación más grande de coaches en el mundo
definió el Coaching como: “Relación
profesional continuada que ayuda a que las personas produzcan resultados
extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios u organizaciones. A través de
este proceso de coaching, los clientes ahondan en su aprendizaje, mejoran su
desempeño y refuerzan su calidad de vida”.
Reconociendo este concepto y
después de haber practicado el coaching,
observaremos cambios innumerables en nuestra vida, ya que conoceremos a ciencia
cierta las habilidades y fortalezas con las que contamos, reforzando nuestra
seguridad y autoestima. Conoceremos algo nuevo y diferente, lo cual nos lleva a
pensar profundamente, reconocer y aceptar debilidades y fortalezas,
direccionándolas al lugar donde se quiere ir. Nos daremos cuenta cuan capaces
podemos llegar a ser y todo lo que podemos lograr si nos apoyamos en todas esas
ganas de cambiar y ser mejor cada día. Es descubrir un nuevo mundo dentro de cada uno, un
mundo que jamás imaginamos ni soñamos.
Es fascinante todo lo que ocurre al momento de
hablar de Coaching, abre tantas nuevas posibilidades que en algún momento
sentimos fuera de nuestro alcance. Generar aprendizaje es el gran desafío que
enfrenta el Coaching; es una puerta que nos invita a mirar desde el yo
interior, a descubrirnos, desafiarnos y desde ahí, a transformarnos para poder
construir un futuro distinto partiendo del quién queremos ser y dónde queremos
estar.
En el Coaching lo importante son las personas y
éstas necesitan ayuda no para limitar su potencial sino para desarrollarlo y
potenciarlo. Se trata de una disciplina emergente que trabaja en la
facilitación de los procesos de desarrollo de las personas, en la evolución
profesional, en los tránsitos de la carrera laboral, en el logro de objetivos,
en la disolución de obstáculos para el crecimiento personal y en la búsqueda
del mejoramiento de los niveles de rendimiento.
Vivir con el Coaching nos
abre un abanico de oportunidades, nos permite acompañar, guiar y direccionar a
otras personas para que logren objetivos y metas, nos ayuda descubrir todas
esas habilidades potenciadoras con la que cuentan y a la vez que descubran
cosas nuevas.
“Ayer era
inteligente y quería cambiar el mundo.
Hoy soy sabio y quiero cambiarme a mí
mismo”
Rumi
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