martes, 16 de junio de 2015

DESDE MI YO

Judileth Gandica
Geraldine Zambrano
Karem Sierra
Olteo Falciatore
Rocío Alfonzo

Todos nos enfrentamos diariamente a retos, cambios, problemas, sacrificios, relaciones, miedos, proyectos y situaciones que se nos escapan de las manos, y muchas veces nos llenan de infinitas interrogantes a las que por sí solos no les hallamos dar respuestas. El Coaching es la disciplina que nos permite responder a esas interrogantes, es lo que ayuda a realizar los sueños y a convertir a las personas en lo que siempre desearon ser.

De acuerdo al Dr. David Rock, quien definió el Coaching como “el arte de sacar a la superficie la grandeza de las personas, de una manera que honra la integridad del espíritu humano. Se trata de una capacidad humana y es también una habilidad que se puede enseñar. Hoy día se ha convertido en una manera nueva de trabajar con las personas en un contexto integral y corporativo”.

De este modo, es una disciplina brinda un espacio conversacional que la gente puede usar siempre que lo necesite durante el tiempo que necesite, para múltiples aplicaciones prácticas, como lo son:

þ  Hacer un balance de nosotros mismos y adquirir más poder personal.
þ  Ayudarnos a trazar un objetivo consistente y realizar nuestro plan de acción personal.
þ  Elaborar planes profesionales para el futuro.
þ  Aprender a tomar mejores decisiones.
þ  Mejorar nuestras relaciones de pareja y afectivas.
þ  Ser líderes exitosos en tiempos de cambio e incertidumbre.
þ  Gestionar mejor nuestro tiempo para llegar a todo lo que necesitamos.
þ  Ser más creativos.
þ  Manejar nuestro cuerpo y nuestra voz para ser más impactantes y relacionarnos mejor, entre otras.

Por su parte, O’Connor afirma que “El Coaching contribuye a la toma de conciencia, faculta la elección y lleva al cambio, libera el potencial de la persona para maximizar su rendimiento, el Coaching más que enseñar, ayuda a aprender”.

Asumiendo esos conceptos que plantean el coaching como una herramienta humana, se debe entender que para poder lograr elevar a la superficie la grandeza de otro, se debe estar en la grandeza de uno mismo. De allí el concepto de comprender que quiere describir “desde mi yo”, cada individuo está lleno de bondades, virtudes, defectos, características propias de su personalidad nata o construida con las experiencias que le ha ofrecido la vida.
Es increíble el poder que tiene uno mismo, y que a veces desconocemos, cuando una persona decide acompañar a otra en el proceso de solucionar, mediar y orientar; se permite la opción de mejorar a sí mismo, de allí que para que alguien pueda llegar a ser Coach debe entenderse e interiorizar su propio Yo. Es poderosa la energía que emana de nuestro ser cuando se concentra en el proceso de guía o acompañante para la solución de los quiebres o dificultades que puedan tener quienes solicitan la respectiva orientación.

Por otra parte, la evolución del ser humano ha sido trascendental, tomando en cuenta que en la era moderna dentro del contexto de la globalización se ha minimizado la puesta en práctica de valores humanos, que logran un nivel de respeto entre todos, en el día a día, en sus hogares, trabajo, actividades deportivas, culturales, en fin, en la cotidianidad del ser.

Es por eso, que al emprender el maravilloso camino de ser coach, se debe asumir y tatuar en nuestra persona la responsabilidad de explorar nuestro ser; dicha exploración es necesaria para sanar y poder proyectar ese estado de bienestar que de una u otra forma va a atraer al coachado; no se puede ser coach sin antes conocer nuestras propias debilidades, sin haber puesto en práctica todas esas técnicas que el Coaching propone, sin haberse trazado algunos objetivos, sin haber apartado esas creencias limitadoras e instaurado creencias potenciadoras; todo actividad que realizamos emerge desde nuestra esencia humana, desde nuestras emociones, sentimientos y pensamientos.

Dicho de otro modo, al involucrar el coaching en nuestra vida, primero debemos conocer de qué se trata, aplicarlo en nosotros para luego poder aplicarlo en otras personas. Si no somos capaces de revisarnos, plantearnos objetivos orientados a cambios personales, actuar para alcanzarlos, verlos cristalizados y creer en que esa transformación puede ser persistente en el tiempo, ¿cómo vamos a pretender ver cambios en otras personas?, esta podría ser una pregunta poderosa a lo hora de tomar el coaching como profesión.

Es muy común escuchar a personas decir que cuando llegan a sus trabajos dejan los problemas en la casa, esto es algo totalmente falso. Los problemas siguen allí, en tu mente, no somos maquinas a las que le quitamos una pieza y sigue funcionando con el resto. Los pensamientos muchas veces nos abruman y los problemas tienden a meterse en ellos. La única manera de que una dificultad no afecte nuestro entorno es resolviéndola, lo mismo ocurre cuando decidimos ser coach, debemos resolver nuestros quiebres para que esto no afecte nuestra labor.

Con todo lo anterior, no se quiere dar a entender que el coach debe ser una persona perfecta, nadie lo es, pero si podemos mejorar día a día y transformarnos, si se escoge el coaching como profesión es porque se cree en el desarrollo de la persona, en la evolución; no somos estáticos, tenemos la capacidad de reflexionar y discernir que conductas son convenientes y nos ayudan a avanzar y cuales nos limitan o estancan en ese hueco de la resignación que muchas veces va acompañado de las frases “así nací” , “esto lo heredé de mi padre o madre” “yo siempre he sido asi”.

El coach trabaja para lograr cambios significativos en sus coachados, esto lo hace a través de las preguntas poderosas que lo que buscan es la reflexión para lograr la resolución de sus quiebres, es importante aclarar que no se debe intervenir de forma inducida en la solución de esas dificultades del otro, sino que se debe interiorizar lo percibido para que esa persona reflexione en su propio yo y se abra a mejorar los quiebres que le hicieron llegar a donde se encuentra.

En virtud de lo anterior, la mayor facultad del coach está en que nunca deberá aconsejar o juzgar los objetivos, los valores, las actividades o los tiempos; él sólo es un espectador que, con base en la información recabada a través del diálogo, ayuda a que sea él mismo coachado quien establezca los objetivos, exprese sus valores, proponga sus actividades, fije los tiempos para lograr el cambio deseado y establezca los criterios de medición de éxito o fracaso de las actividades desarrolladas: arma todo el escenario del antes, durante y después.

En este sentido, la consciencia de mi yo como coach, debe estar clara, transparente y activa, dispuesta y abierta, plenamente consciente, se debe generar una relación espontánea, que sea algo no forzado, permitiendo la interacción y objetividad de la situación del otro para así poder a través de la escucha activa comprender y dar las herramientas que lleven al logro de las metas.

La esencia del Coaching es ayudar a las personas a cambiar de la forma que deseen, y a su vez, a dirigirse en la dirección que quieren tomar; apoya a las personas en diferentes niveles para que logren sus metas. El coaching es una herramienta clave de gestión del talento humano, es una disciplina nueva que acerca a los individuos al logro de objetivos, permitiendo un decidido desarrollo personal.

Por otro lado La International Coach Federation, la asociación más grande de coaches en el mundo definió el Coaching como: “Relación profesional continuada que ayuda a que las personas produzcan resultados extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios u organizaciones. A través de este proceso de coaching, los clientes ahondan en su aprendizaje, mejoran su desempeño y refuerzan su calidad de vida”.

Reconociendo este concepto y después de haber  practicado el coaching, observaremos cambios innumerables en nuestra vida, ya que conoceremos a ciencia cierta las habilidades y fortalezas con las que contamos, reforzando nuestra seguridad y autoestima. Conoceremos algo nuevo y diferente, lo cual nos lleva a pensar profundamente, reconocer y aceptar debilidades y fortalezas, direccionándolas al lugar donde se quiere ir. Nos daremos cuenta cuan capaces podemos llegar a ser y todo lo que podemos lograr si nos apoyamos en todas esas ganas de cambiar y ser mejor cada día. Es descubrir un nuevo mundo dentro de cada uno, un mundo que jamás imaginamos ni soñamos.

Es fascinante todo lo que ocurre al momento de hablar de Coaching, abre tantas nuevas posibilidades que en algún momento sentimos fuera de nuestro alcance. Generar aprendizaje es el gran desafío que enfrenta el Coaching; es una puerta que nos invita a mirar desde el yo interior, a descubrirnos, desafiarnos y desde ahí, a transformarnos para poder construir un futuro distinto partiendo del quién queremos ser y dónde queremos estar.

En el Coaching lo importante son las personas y éstas necesitan ayuda no para limitar su potencial sino para desarrollarlo y potenciarlo. Se trata de una disciplina emergente que trabaja en la facilitación de los procesos de desarrollo de las personas, en la evolución profesional, en los tránsitos de la carrera laboral, en el logro de objetivos, en la disolución de obstáculos para el crecimiento personal y en la búsqueda del mejoramiento de los niveles de rendimiento.

Vivir con el Coaching nos abre un abanico de oportunidades, nos permite acompañar, guiar y direccionar a otras personas para que logren objetivos y metas, nos ayuda descubrir todas esas habilidades potenciadoras con la que cuentan y a la vez que descubran cosas nuevas.

“Ayer era inteligente y quería cambiar el mundo. 
Hoy soy sabio y quiero cambiarme a mí mismo”
Rumi

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