Dr. Francisco Valdivieso Arcay
En el Post anterior, introdujimos
el tema de las Herramientas en el ejercicio del Coaching. En este artículo hablaremos
de las ventajas de tener un repertorio de maniobras que nos permitan dinamizar
las sesiones de Coaching que realizamos en términos personales o colectivas,
esos procesos activadores que en momentos en los que nuestros Cocheés se quedan
detenidos y parece que han agotado sus opciones, impulsan una nueva visión
productiva de pensamiento generativo.
También haremos una
reflexión acerca de su uso indiscriminado, excesivo, inoportuno e inadecuado,
que puede llevarnos en lugar de agilizar la dinámica de la sesión desviarnos
hacia derroteros insospechados e inconvenientes.
Comenzaré
apelando a mi propia experiencia, que es habitual iniciarse como Coach sin el
conocimiento de la existencia de Herramientas que nos puedan asistir en ese
proceso conversacional que define al Coaching. Pero en el camino de la praxis y
la formación complementaria, descubrimos que hay algunos procedimientos que
trascienden a las habilidades que debe poner en práctica el Coach de manera
permanente (Rapport, Escucha Profunda, Preguntas Poderosas, Feedback y Creación
de Conciencia); y de los momentos procedimentales que el modelo clásico de
Coaching prescribe (Acuerdos, Asunto, Objetivos, Realidad, Opciones y Compromisos).
Esos
procedimientos o maniobras que pudiéramos denominar “accesorias” es lo que
usualmente llamamos Herramientas y vienen a constituir un plus que el Coach
puede activar de manera eventual cuando se requiere provocar a respuestas ante la
manifiesta inacción del Cocheé. A título de definición, llamaremos en este
artículo a los ejercicios, actividades lúdicas, técnicas, dinámicas que se plantean
al Cocheé en las sesiones con el propósito de activar la cantidad y/o calidad
de las respuestas.
En este
tenor, las
Herramientas en Coaching, representan un complemento que el Coach puede usar
para optimizar su acción de vinculación durante las sesiones. Eso implica que a
diferencia de las Habilidades que son ineludibles, éstas pueden considerarse
“accesorias”, pero no puede dejar de reconocerse que son un valor agregado de
relevante utilidad que potencia el acompañamiento.
Su utilización dependerá
de múltiples factores: el estilo del Coach, el conocimiento cabal que este tenga de la
herramienta, la naturaleza del Asunto que se esté tratando, las características
particulares del Cocheé y la pertinencia específica con el momento del modelo
que transita.
Lo importante es
utilizarlas con Propiedad, Seguridad y cumpliendo con el Protocolo que cada
Herramienta prescribe, esforzándose por crear la magia de su activación. De lo
contrario es muy común que no cumpla con los propósitos que se propone.
Tropezar con Coaches en formación
que al comienzo de su práctica profesional dominados por la pretensión de tener
herramientas de Coaching que le funcionen cual varitas mágicas es común.
Las Herramientas
que usamos en Coaching derivan generalmente de otras disciplinas: de la Programación
Neurolingüística, de la Psicología Positiva, de la Creatividad, de la Gestalt, del
campo Empresarial, del Deporte, de la Educación. Por eso se ha requerido
operarlas a través de adaptaciones que permitan que se cumpla su cometido
dentro de un contexto de acompañamiento y no de la prescripción.
Las Herramientas suministran cuantiosos
beneficios en las sesiones, pero a la par, su utilización dispendiosa e inadecuada puede acarrear algunos riesgos.
Pueden reportar excelente apoyo al plantear al Cocheé la
posibilidad de vivenciar desde lo visual, lo auditivo y lo kinestésico, o
cuando sus mecanismos simbólicos auxilian
para crear conciencia.
Sirven de anclajes y evocación para que el Cocheé pueda
darse cuenta de un detalle que no advierte. Son maniobras muy viables para
restablecer la comunicación y suscitar la participación, especialmente cuando
se trabaja en colectivo. Ayudan a distender momentos de tensión porque proporcionan
un puente para el uso del humor. Pero tal vez su beneficio más notable está en
la posibilidad de auxiliar para mover al Cocheé cuando está bloqueado.
Pero de
la misma forma, su uso excesivo e inoportuno, reviste algunos peligros. Estos riesgos los corremos cuando, las
planteamos sin un objetivo definido y operan entonces de manera independiente
del asunto. Cuando la Herramienta toma el protagonismo de la sesión por encima
del Coacheé, el Coach se concentra el ella y pierde conexión con el cliente.
Cuando se administran las Herramientas sin respetar la formalidad de su protocolo
de uso. Cuando utilizamos Herramientas como un dispositivo para dirigir al
Coacheé hacia una posición con visión interesada, Cuando aspiramos que la
Herramienta por si sola sea el factor de cambio en el Coacheé y perdemos de
vista que sólo debe ser un camino por donde transitar. O cuando las usamos como
un factor para “llenar espacios” durante la sesión.
El coaching no es
algo teórico, sino una profesión o actividad profesional. Por tanto, su
práctica no requiere conocimientos en un área específica, lo que sin duda
demanda es de Habilidades y
Herramientas. El aprendizaje de las Herramientas de coaching tiene, por
tanto, más que ver con la adquisición de destrezas que con la comprensión de
problemas o la acumulación de conocimientos.
También es importante
ser conscientes de que, en general, el conocimiento conceptual está fácilmente
disponible en libros e Internet, y puede ser rápidamente adquirido o
memorizado. En cambio, las Habilidades y
Herramientas requieren de una práctica sistemática en diversos
contextos.
Esto es lo que
solemos denominar “experiencia” o el “saber hacer”, que requiere ser practicada
una y otra vez hasta convertirse en el repertorio del Coach que posee estas
habilidades. Podría ser engañoso pensar que un amplio grupo de Habilidades o Herramientas, le da la
cualidad profesional y competencia al Coach.
El coaching efectivo
no se mide por la cantidad de herramientas que se usen, sino en conseguir crear
un entorno para que el o los Coaches se desarrollen a su manera y según sus propios parámetros, el punto
está en no ser un Coach inductor o guía, que pueda perturbar su exploración y
el desarrollo original y totalmente personal.
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