lunes, 24 de septiembre de 2018

COACHING PARA LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS


Dr. Francisco Valdivieso Arcay

Lo habitual es asociar la expresión “conflicto” a aspectos únicamente negativos, eso sucede porque ancestralmente, relacionamos el vocablo conflicto con circunstancias como: aprietos, problemas, apuros, peligros, dificultades, molestias…y podríamos escribir todo un artículo acerca del sinfín de  sinónimos que unimos a “conflicto”, sin percatarnos que la acepción de esa palabra puede también apuntar hacia aspectos positivos.
Es más, me atrevería a decir que, en su mayoría, los conflictos son positivos, porque se constituyen en la mayor y más sólido germen de enseñanzas y avances. Todo parte de dos premisas esenciales, la primera desde dónde nos situemos para ver en perspectiva los conflictos, la segunda, asumir estrategias sistemáticas para solucionarlos y que de ello nos quede una ganancia.



Pero en efecto, los conflictos pueden transformarse en grandes inconvenientes, si nosotros lo permitimos, si no los enfocamos como contingencias por las que se atraviesa porque algo no está bien o no estamos haciendo bien… Esta perspectiva es la que estimo como positiva, porque es lo que convierte al conflicto en esa alerta para mejorar lo que no está bien, y extraer de esa contingencia el aprendizaje para crecer. Esto opera para el plano personal y también para las esferas organizacionales. Esa es la razón por la cual, se consigue en el mercado innumerables procesos de formación relacionados con la resolución de conflictos, negociación, mediación, entre otros.

Con la aparición en el universo del Desarrollo del Talento Humano de la disciplina del Coaching, este proceso de abordar positivamente los conflictos ha venido cobrando una significación metodológica singular, habida cuenta la efectividad que el Coaching en los procesos de acompañamiento de las personal y los grupos.

En este tiempo tan convulso y de tantos desafíos la posibilidad de solución de los conflictos de una forma práctica, sistemática y certera no tiene precio. Las personas y las organizaciones demandan, nuevas y eficientes técnicas para despejar la progresiva avalancha de limitaciones que les aquejan producto de tener que armonizar diversos intereses, aspiraciones, ambiciones y necesidades que obviamente crean una multiplicidad de escenarios con diferentes grados de complejidad.


Es en ese contexto donde el Coaching emerge como una de las trascendentes disciplinas que promueve encarar las contingencias desde la óptica del conflicto en positivo; en otras palabras, su metódica apunta hacia la búsqueda de transformar su naturaleza problemática para convertirlo en una coyuntura de la que se pueda sacar ventaja estratégica.
El Coaching, como hemos conceptuado en previos artículos publicados en este Blog, es una disciplina que abre sendas hacia cambios positivos en las individualidades y en lo grupos, por tal razón, articula completamente con la idea del enfoque del conflicto visto con visión positiva.
Algunas características del Coaching que lo consustancia con este enfoque, está en que el Coaching no pretende soslayar la existencia de las circunstancias conflictivas, por el contrario, las hace visibles y promueve su desafío explorando sus orígenes y derivaciones con el propósito de plantear soluciones específicas desde las opciones por las personas implicadas. Su contexto procedimental entonces, se acopla con perfección a la visión de enfrentar los conflictos de tal manera, que sus efectos y consecuencias alcancen un espectro accionario propicio para obtener saldos positivos de su tránsito.
Sin duda, el Coaching bien aprovechado, no solo es útil al momento de zanjar disputas, pugnas y altercados, sino que también contribuye efectivamente en el proceso posterior de cimentar asociaciones personales y grupales, que trasciendan hacia mejores beneficios en el desarrollo del desempeño personal y colectivo. 
Entonces, ¿Cómo utilizar el Coaching para revertir los efectos de una circunstancia desfavorable, de una situación inesperada, de uno de esos cambios violentos que nos toman de sorpresa. ¿Cómo hacer para asumirla como una coyuntura que se pueda convertir en ventajas y se convierta en un envión para seguir avanzando hacia nuestras metas? ¿Cómo ayuda el Coaching es este enfoque?
Voy a tratar de satisfacer estas preguntas y otras que posiblemente estén rondando sus mentes…
El Coaching permite iniciar el manejo del conflicto desde una representación positiva: Cuando hablamos de representación positiva, estamos diciendo que hay que ubicar todo en el terreno que corresponde. Eso implica abandonar la posición de obcecación en la que con frecuencia nos colocamos cuando queremos hacer valer nuestra posición ante los demás. Justamente el Coaching promueve el aprendizaje desde enfoques más extendidos.

El Coaching refuerza la administración de las emociones: Modular las emociones para poder catalizar miedos, molestias, desagrados, frustraciones, es materia vital para solucionar los conflictos que se presentan habitualmente. El Coaching estimula al auto-conocimiento profundo y también a que se experimente reconocer a los demás, aprendizaje indispensable a la hora de manejar los procesos de resolución de conflictos de forma ponderada y humana.
El Coaching estimula la empatía y la escucha: En la solución de conflictos, tener como premisa de actuación, el compromiso de escuchar con atención para advertir, comprender y percibir con fidelidad la posición de los demás involucrados, es medular. Tener certezas acerca de lo que se necesita en forma objetiva, que requieren y necesitan los demás, ponerse en “sintonía” con las visones individuales y grupales es el punto de inflexión que permite arribar a una solución positiva.
El Coaching favorece la posibilidad de asumir más de una posición: Cuando ventilamos conflictos, todos los involucrados creen tener la fórmula para solucionarlo, y esa forma es sustancialmente mejor que la de los demás. Eso parece estar dentro de la propia génesis del género humano. La debilidad de esa visión está, en que se obvia, que los demás también pueden tener una fracción o toda la razón. El Coaching tiene la potencialidad de contrarrestar las posiciones excluyentes, al momento de ventilar los conflictos favoreciendo la posibilidad de participación de todos y a la vez contribuyendo a ampliar el radio de posibles soluciones. Así como también, abriendo campo a hibridaciones creativas de soluciones positivas de los conflictos.
El Coaching beneficia la aparición de perspectivas creativas: Cada conflicto tiene soluciones clásicas a las que podemos apelar de forma casi automática. Pero en un mundo tan cambiante y competitivo como el que vivimos, la asunción de novedosas formas de resolverlos, traerá consigo posibilidades invalorables de crecimiento. Cuando aplicamos Coaching, es común acompañar hacia la búsqueda de todas y cada una de las opciones que puedan ser factibles. Eso incorpora, la exploración de soluciones nuevas, inesperadas y creativas que hará abordar la resolución de los conflictos de forma diferente y constructiva.
El Coaching da la oportunidad de “todos vencemos…”: Es muy común que en la resolución de los conflictos se piense en la corta visión dicotómica de ganar/perder, o que se espere con mirada reduccionista que la única forma de solventarlos radica en que alguien consienta en ceder. Nada más alejado de la realidad, esta posición cortoplacista sólo lleva a “salidas” momentáneas  que nada resuelven de forma orgánica. Con el Coaching se logra que todos sientan que lograron conseguir ganancias, porque el núcleo de la solución de conflictos no está en ganar, sino en para qué requiere cada uno, lo que solicita.

Siempre habrá conflictos y jamás se conseguirá una fórmula para que desaparezcan, cosa de lo cual nos debemos sentir alborozados, porque como hemos expresado, esos conflictos que a veces nos agobian, mantienen vivas nuestras esperanzas de avanzar, así ha crecido la ciencia. De cada calamidad humana, de cada traspié cometido ha surgido, gracias al conflicto que generó, una solución. El único error insalvable que cometemos con los conflictos es ignorarlos.
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