Dr. Francisco Valdivieso Arcay
En las
visiones primigenias del Coaching se asumía como propósito único, el desarrollo
personal o profesional de las personas sometidas al proceso de acompañamiento. Tradicionalmente
haciendo uso de maniobras reflexivas, motivacionales y analíticas, en las
cuales el Coach enfocaba sus destrezas en generar o re-generar la autoestima de
su Cocheé para acompañarlo hacia el alcance de las metas que se propuso.
Muchos
años transcurrieron en la solidificación de esta praxis operativa, del Coaching
concentrado en este enfoque personal, con el que sin duda alguna, alcanzó la evolución
y el prestigio que hoy ostenta, cuyos resultados son perfectamente visibles y
lo han impulsado hasta convertirlo en una disciplina ineludible en muchos espacios.
En el
ámbito laboral y organizacional, ese avance se ha venido en los últimos años
consolidando en la misma medida. Esa es la razón, por la cual a él acuden organizaciones que en alguna
etapa de su desarrollo requieren del auxilio de un ente externo que les permita
re-encauzar sus esfuerzos, re-acomodar sus procedimientos a favor del alcance
más efectivo de sus objetivos y resultados.
A partir
de ese sólido éxito alcanzado por el Coaching Personal, y su progresiva generalización
en distintos espacios profesionales, el Coaching
emprendió una “modalidad” para su aplicación a los grupos congregados alrededor
de objetivos comunes, derivando posteriormente su atención a las
organizaciones en su conjunto. La idea originaria del auto-diagnóstico, el examen,
la reflexión y el acompañamiento de los aptitudes, destrezas y prácticas, se trasplantó
a los equipos en los que comenzó a emplearse, orientando el énfasis en las interacciones entre sus miembros, los
roles que cada uno de ellos ocupa y la vigencia y efectividad de las habilidades
que deben poner en práctica en el plano colectivo.
Hoy es
incalculable el número de organizaciones que acuden al Coaching para buscar el fortificar
el trabajo de sus grupos o de su estructura en general. Es una disciplina que
se ha ganado a pulso el lugar que ocupa, en virtud de la gran eficacia probada
para el acrecentamiento del rendimiento colectivo.
Sus primordiales propósitos están dirigidos a:
1. Provocar el vínculo de
pertenencia. El
Coaching de Equipos busca que sus miembros se perciban orgánicamente como parte
de él, de otra manera los procesos carecerán de responsabilidad y compromiso.
Cuando el reconocimiento de equipo se enlaza a la identidad de cada uno de sus
individualidades, puede hablarse de vínculo de pertenencia.
2. Promover el sentimiento de
equipo. Es
posible que parezca trivial, pero en algunas organizaciones no coexista el
espíritu de equipo. Nos referimos a que en muchos conglomerados humanos, lo que
se constituyen son grupos y el propósito del Coaching a este respecto, remite a
la conversión de esos grupos en equipos. Es decir, instaurar la representación conceptual
y operativa que en una organización, el esfuerzo colectivo es mucho más
efectivo que el individual. Entonces la labor del Coach acompaña a buscar estos
lazos entre las individualidades y robustecerlas.
3. Generar una comunicación fluida y
auténtica. Con el Coaching de Equipos es posible ocuparse de la
comunicación que es sin duda un aspecto medular del proceso de constitución de
los equipos, ya que mensajes, es un elemento
imprescindible para el desempeño y la productividad de los equipos
organizacionales. Ningún equipo puede desempeñarse con efectividad si entre sus
individualidades media una información fragmentada, soslayada, interesada o imprecisa.
4. Estimular el diálogo y
confrontación objetiva. En cualquier organización
las relaciones
entre los individuos, y mucho más en aquellas donde las tareas de cada miembro
son punto de partida de la labor de otros como es el caso de las organizaciones
laborales, suelen ser complicadas. No en vano, es común escuchar que cada individualidad
y cada grupo es un mundo en sí mismo. Las diferencias y la diversidad de
parecer sobre temas en común, forman
parte de la cotidianidad. A través del Coaching de Equipos, sus integrantes pueden
aprender a solventarlas y procesar diálogos constructivos de manera objetiva y
positiva.
5. Gestionar las inconsistencias. Un equipo necesita comprender y
superar sus debilidades, este contexto es la razón más usual por la cual las
organizaciones demandan servicios de Coaching. Más que errores insalvables, el
Coaching de Equipos las convierte en coyunturas y opciones sobre las cuales
poder erigir fortalezas. El Coach instaura el proceso de acompañamiento
instaurando en el imaginario conceptual del equipo ese principio del Coaching
de Equipos.
El Coaching de Equipos se
ha ido consolidando en sus bases conceptuales y operativas, en la herramienta
organizacional más importante de los últimos tiempos, porque se comprendió que
se trata no de lidiar con los problemas de las organizaciones, sino que se
ocupa de acompañar a sus miembros a buscar las opciones organizacionales que
permitan re-encauzar hacia los objetivos propuestos.
Espero que este artículo
sea de utilidad…
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