viernes, 17 de abril de 2015

EL PODER DE LA ESCUCHA PROFUNDA

Cabrera, Ylsie Karina
Martínez Miriam
Melo Nelly
Pérez, Nayarith
Pizzorno, Guiomarly
Plaza, Mauricio

Es el arte de escuchar más allá del silencio y de los gestos. Es desprenderse del propio yo para permitirse entender lo que la otra persona  quiere decir. Se fundamenta en el respeto, ya que no debemos anteponer nuestro criterio, ni emitir juicio. Para la escucha profunda efectiva, debemos desconectarnos, callando en su totalidad el dialogo interno y mantenernos al margen de lo que se está escuchando, solo enfocarnos en lo que el interlocutor expresa. La escucha tiene cuatro niveles y cuando logramos el nivel de escucha completa, estamos en escucha profunda

Dentro del proceso de coaching es primordial la escucha profunda. Si bien todos los aspectos o componentes de este proceso son importantes, debemos destacar, que si a parte de que  lo expresa verbalmente, no se entiende lo que el coachado guarda en su interior, no se logrará jamás el objetivo, ya que es justamente en esta etapa donde se vislumbra la realidad del asunto que lo trae en busca de un acompañamiento profesional.
La escucha profunda, presentan obstáculos como el dialogo interno, estamos oyendo lo que dice pero en tu mente hay diversos pensamientos; la tensión muscular, estar estresado, nervioso o tenso, ocasiona incomodidad física; y la mirada fija, al imponer la mirada directa en la persona que nos habla se causa tensión. Una de las razones que la hace más difícil  de aplicar, es que estamos acostumbrados a escuchar y emitir juicios al mismo tiempo. Es por ello que debemos poner en práctica ciertos elementos como la suspensión y el silencio interior, entre otros.

La suspensión es fundamental para el proceso del diálogo profundo. Es  entender que  todo el tiempo no podemos  tener la razón, que  al actuar de esta manera, no estamos preparados para atender a un coachado, porque nuestros juicios, creencias y valores  lo impedirán. El coaching permite a través de la  suspensión deslastrarnos de nuestros juicios, perjuicios, valores y creencias; y  así  escuchar profundamente al coachado, sin ruidos que nos perturben en el momento de realizar la entrevista. La suspensión nos brinda  dos opciones: desaprender y aprender.

Suspender es un concepto del el físico David Ohm, extensamente desarrollado en su libro On Dialogue, y que significa básicamente dos cosas:
“Poner nuestras ideas y opiniones entre paréntesis, separándolas de la verdad, y dejando espacio para otras ideas y opiniones”.

Suspender es igualmente difícil porque estamos demasiado apegados a la imagen que hemos construido de nosotros mismos. Si somos fuertes no nos gusta que nadie cuestione o destruya esta imagen. Si somos débiles, tenemos miedo de que esta imagen pueda ser atacada o destruida en cualquier momento y evitamos toda situación comprometida.
La suspensión no es más  que entender que si espero respeto de los otros, debo aprender a respetar.  Es respetar las  ideas y emociones de los demás, sin juzgar ni emitir juicios valorativos.

El silencio  interior pausa nuestra habla y nuestra mente, permite que estemos en blanco, vacía nuestros  pensamientos, nos prepara para escuchar toda la información verbal, no verbal que tiene el interlocutor.

“Aprende  a estar en silencio. Deja que tu mente tranquila escuche y se  quede absorta”. (Pitágoras  580 – 500 a). “Todas las desdichas del hombre provienen de su incapacidad de sentarse tranquilamente en una habitación a  solas”.   (Blaise Pascal 1623 – 1662)
En estas dos frases, dichas por estos dos grandes filósofos y científicos, se puede ilustrar la  importancia  del silencio y el valor de la meditación en nuestra vida, tanto a nivel profesional, como a nivel personal y espiritual. Lamentablemente la práctica de estar a solas y en silencio no forma parte de nuestra cultura.  Más, si hiciéramos el hábito  de estar a solas y en silencio, nos evitaríamos mucho dolor y sufrimiento, y podríamos hallar, más fácilmente, la solución a muchas de las situaciones y problemas que enfrentamos y nos agobian.

Se calcula que una persona normal tiene aproximadamente 80 mil pensamientos por día, 99,00% de los cuales son basura, es decir, no son pensamientos sustanciales que tengan ninguna utilidad. Dichos  pensamientos se vuelven repetitivos en nuestra mente y no aportan nada nuevo en nuestra vida, cayendo, en la mayoría de los casos,  en obsesión y  en pensamientos compulsivos, que no conducen a nada.  Aprender a hacer silencio interior y a meditar, implica descubrir cómo entrar en los espacios que existen entre pensamiento y pensamiento: en los vacíos, en los huecos. En este silencioso espacio podemos disfrutar de una sensación de paz total y en el que cualquier pensamiento de separación se aniquila.
En la mayoría de los casos, la mente trabaja a ritmo vertiginoso día y noche. Nuestros pensamientos son una maraña de todo tipo de preocupaciones, fantasías, problemas de todo tipo, planes y miles de pensamientos más, como un carrusel que nunca termina,  para girar en torno a las actividades cotidianas y crear una pauta mental que no dejan espacio ni lugar para el silencio.  Esta pauta nos refuerza en nuestra opinión de la necesidad de llenar esos silencios rápidamente. De lo contrario sentimos embarazo, rareza y hasta temor. Por consiguiente,  aprendemos  a llenar  esos vacíos, esos silencios, con lo que sea, aunque ello no tenga muchas veces sentido. Los momentos de silencio ocasionan incomodidad, se perciben como difíciles y procedemos a llenarlos con algún tipo de ruido.

Lo mismo hacemos con nosotros mismos. No estamos entrenados para el silencio, nos resulta pesado y nos causa confusión. Por lo tanto tendemos a mantenernos en un diálogo interior, igual que el exterior. No obstante, en ese lugar para el silencio, debemos dejar que la mente permanezca tranquila y absorta, así la confusión desaparece y nos elevamos en conciencia. El silencio interior y la meditación, incide en la calidad de las actividades que hacemos. Proporciona una sensación de bienestar, de plenitud, una mayor energía y una productividad más consciente, relaciones más satisfactorias y una relación más estrecha con la divinidad.

La mente es como un lago: en la superficie ves el movimiento del agua; sin embargo la superficie no es sino una parte del lago. Bajo la superficie, en la quietud de las profundidades, conoceremos la verdadera esencia del lago.  Así sucede con  nuestra propia mente. Al atravesar la superficie, llegaremos a los espacios que hay entre los pensamientos y podremos entrar en los huecos. El hueco es vacuidad total o silencio, y es indivisible. No importa cuántas veces cortemos el silencio. Esto es lo que significa el “ahora”.  Si quieres entender el universo o tu propio universo personal, si deseas saber cómo funciona, quédate en silencio y enfréntate a tus miedos a solas, adentrarte en las profundidades de tu propia mente.

La práctica del silencio no es exclusiva para aquellas  personas que están en una búsqueda espiritual, desconectadas de la productividad y las responsabilidades sociales,  sino que por lo contrario, es una práctica defendida por los que confían en la razón, por los científicos, los filósofos y por cualquiera que desee verse beneficiado por haberla incorporado a su vida, como un hábito o una rutina. Para un coach,  crear el hábito del silencio interior y de la meditación es de vital importancia, si es que desea desarrollar la capacidad de escucha profunda, escuchando desde su centro, no desde la periferia. De lo contrario corre el riesgo de que su propio bullicio interior cree una barrera entre él y su cliente y no pueda desconectarse  de su parloteo interno y de sus propias proyecciones. ¿Cómo vamos a escuchar al otro si no podemos hacer silencio?  ¿O, Si  la mente, esa loca de la casa, no los impide con su bullicio interior? Un coach que desee lograr la excelencia, debe, sin duda alguna, incorporar esta práctica a su vida.

Cada día se ratifica en la humanidad la necesidad de establecer vínculos de comunicación donde el arte de escuchar fortalezca las relaciones interpersonales. En el ámbito del coaching la escucha profunda es una herramienta fundamental. A través de la escucha profunda, nos permitimos
Honrar los límites de la gente. Acá se refleja la relevancia del respeto. Debe evitarse forzar a las personas a que piensen diferente. Nuestras experiencias pueden ser diferentes a lo expresado por el interlocutor, sin embargo se requiere dejar a un lado nuestros paradigmas. Descubre un maestro en cada persona, en cada situación.  Cada individuo o situación promueve un aprendizaje.

Acepta la diferencia como parte del todo.  Necesitamos aceptar que no somos dueños de la verdad. Es primordial aceptar la diferencia del otro y tener una visión amplia, no  emitiendo juicios. Libera tu mente; para que se produzca una escucha profunda se deben ampliar los sentidos; el receptor debe prestar atención al volumen y tono de voz del interlocutor, así como a la gestualidad. El lenguaje corporal es un canal muy importante.

Empatiza. Se debe establecer un vínculo donde además de escuchar se trate de comprender lo que expresa el interlocutor. Stephen Covey, manifiesta que al comprender primero al otro y asumir su postura se entienden sus sentimientos y paradigmas. De esta manera el hablante se sentirá en confianza y abierto para expresarse. Por ejemplo, en un acto de promoción de la Universidad, una de las graduandos al recibir su título se cae frente al presídium y se siente muy apenada. Tal vez si me acontece esa experiencia yo me sienta diferente. Sin embargo a pesar de las experiencias diferentes se puede producir un acercamiento entre ambas partes. Pregunta y re-formula. Es necesario preguntar para que el interlocutor se exprese de manera abierta y nos dé a conocer su estado emocional. Si es necesario se re-formula la pregunta, sin juzgar y sin añadir una interpretación propia.

Algunos de los beneficios de la escucha profunda son:
  • Al crear un clima positivo la comunicación es más efectiva.
  • El interlocutor al sentirse escuchado se siente cómodo y facilita más información.
  • Adquirimos conocimientos.
  • Se detectan detalles que conllevan a buscar soluciones de determinada situación.
  • Se estrecha la relación entre el que escucha y su interlocutor.
  • Buscar la excelencia, debe, sin duda alguna, incorporar esta práctica a su vida.

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